Andalucía aumenta la superficie de producción hortofrutícola con técnicas de control biológico

El 56% de los principales productos cultivados en invernaderos andaluces se hace con técnicas de producción integrada
Por EROSKI Consumer 28 de octubre de 2011

La producción hortofrutícola con técnicas de control biológico ocupa en la actualidad en Andalucía 25.000 hectáreas, frente a las 250 del año 2005, cuando comenzó a aplicarse el sistema, según informan desde Hortyfruta. El 56% de los principales productos hortofrutícolas que se cultivan en los invernaderos de Andalucía -pimiento, tomate, berenjena, pepino, calabacín, judía, melón y sandía- se hace con técnicas de producción integrada, apuntan.

Ello supone que más de la mitad de esos cultivos no utiliza productos plaguicidas para acabar con las plagas que les atacan, ya que en su lugar se emplea fauna auxiliar, es decir, minúsculos insectos que, literalmente, se comen a las plagas. Este porcentaje corresponde a un total de 25.613 hectáreas frente a las 45.428 hectáreas totales de cultivo existentes para la presente campaña, para lo que se tiene en cuenta los dobles ciclos de algunos cultivos como el calabacín y el tomate y también los cultivos de primavera.

Desde hace varios años, el 100% de la superficie de pimiento que se cultiva en los invernaderos andaluces emplea fauna auxiliar. Los otros dos cultivos que han experimentado un mayor crecimiento en la aplicación de control biológico son el tomate, que ha pasado de un 33% en la pasada campaña a un 50% en la actual, y el pepino, que ha experimentado una evolución en positivo al pasar del 43% de las hectáreas cultivadas con control biológico al 65% actual. Le siguen dos de los principales cultivos de primavera, el melón, con un 60% de su superficie cultivada, y la sandía, con un 55%, según estimaciones para la presente campaña. En menores proporciones se encuentra la berenjena (35%), calabacín (21%) y judía (14%).

La técnica de producción integrada o control biológico renuncia al uso de productos fitosanitarios en la mayor medida posible y los reemplaza siempre que se pueda por recursos naturales y mecanismos reguladores naturales. Ello implica que los principales agentes de control de plagas son insectos y ácaros, enemigos naturales de las plagas, lo que da lugar de este modo a un equilibrio entre depredadores y presas. El resultado, además de que se elimina cualquier presencia de productos fitosanitarios, es que las plantas crecen más vigorosas y llenas de sabor y son más respetuosas con el hombre y con el medio ambiente.

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