La reutilización del alperujo que produce la industria aceitera como abono orgánico supondría un ahorro de 60 millones de euros al año para el sector olivarero, tal como revela un estudio de la Universidad de Sevilla. Este residuo, formado por la pulpa de la aceituna, el agua del fruto (alpechín) y el hueso triturado, se obtiene de la extracción del aceite de oliva, según informa el Centro de Investigación, Tecnología e Innovación de la Universidad de Sevilla.
Esta entidad explica que el alperujo «es muy contaminante», pero «una vez compostado puede utilizarse como abono orgánico en agricultura ecológica o, en mezcla con turba o fibra de coco, como sustrato en macetas para el cultivo sin suelo». Estudios de la Universidad de Sevilla reflejan que la sustitución de fertilizantes químicos por este abono natural supondría un ahorro para el sector olivarero de unos 60 millones de euros anuales.
El año pasado se produjeron en España un total de 5,5 millones de toneladas de alperujo, de los que el 82% se localizó en Andalucía. El alperujo es el segundo residuo de origen agroindustrial más importante en Andalucía después del estiércol, que también se emplea como abono, indica el catedrático de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica de la Universidad de Sevilla Eusebio Carmona Chiara.
Este residuo presenta un aspecto similar al de una «papilla», rica en nitrógeno, potasio y materia orgánica, pero también con un alto contenido en polifenoles, de conocido efecto fitotóxico, por lo que es imprescindible someterlo a un proceso de compostaje antes de su empleo en agricultura, indica el centro de investigación. Carmona Chiara subraya que el beneficio del alperujo como abono natural «no es solo económico, sino que además supone un enorme beneficio medioambiental» en varios sentidos.
