Leche semidesnatada y rebaja antidiabética

Un estudio estadounidense concluye que las mujeres que toman más leche semidesnatada tienen un 20% menos de riesgo de sufrir diabetes que las que toman menos cantidad
Por Jordi Montaner 18 de julio de 2006

Un estudio reciente descubre que las mujeres que consumen regularmente leche semidesnatada también rebajan el riesgo de diabetes mellitus tipo 2 en un 20%. Este beneficio sólo se había demostrado hasta la fecha en hombres. Por otro lado, investigadores españoles aseguran que es la grasa de los lácteos la que enmascara el potencial de sus proteínas en pro de la salud.

Un equipo de la Universidad de Harvard (Boston, Masachusetts) ha demostrado que los beneficios de la leche semidesnatada en la diabetes tipo 2 no hacen distinción de género. Simin Liu, una de las responsables del estudio que aparece en la edición de julio de Journal of Diabetes Care, especifica que «aunque la ciencia haya insistido tímidamente en que con un consumo moderado y regular de productos lácteos es posible mantener a raya el sobrepeso o el síndrome metabólico, no se había pronunciado hasta el momento en torno a la diabetes tipo 2».

En mayo del año pasado, un estudio publicado en Archives of Internal Medicine describía el efecto de distintos nutrientes en un grupo de hombres sanos y apuntaba que quienes consumen leche desnatada tienen menos riesgo de desarrollar diabetes que quienes no la consumen (o consumen leche entera); pero la evidencia de los expertos estadounideneses sostiene que si los beneficiados son muchos, no es sólo por ser machos. Su estudio, llevado a cabo junto a investigadores del Massachusetts General Hospital, el Brigham and Women’s Hospital, la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC) de Atlanta, ha seguido a nada menos que 37.183 mujeres por espacio de 10 años.

En todo ese tiempo, el estudio prospectivo halló que un total de 1.603 mujeres desarrollaron diabetes tipo 2. Tras ajustar los datos a la edad, índice de masa corporal, historia familiar de diabetes, hábito tabáquico, niveles de colesterol y otros factores potenciales de riesgo, el equipo descubrió que las mujeres que tomaban más leche semidesnatada se distinguían de las que tomaban menos leche desnatada por una disminución del 20% en el riesgo de diabetes.

Milagroso don

La grasa incluida en la leche entera puede enmascarar o difuminar las virtudes de sus proteínas
La gran pregunta que se hacen ahora los científicos es por qué. Se han escrutado todos los beneficios de la vitamina D, el calcio, el magnesio, la grasa aún presente en el producto o la fibra artificialmente añadida en algunas modalidades, pero nada explica por sí sólo el beneficio descubierto. La tesis más plausible nos acerca a la Universidad de Navarra, donde un equipo liderado por Álvaro Alonso publicó a finales del año pasado en la revista American Journal of Clinical Nutrition los resultados de un estudio en el que el consumo de leche desnatada lograba disminuir el riesgo de hipertensión arterial, y en el que semejante beneficio era atribuido a las mismas proteínas de la leche (caseínas).

Quedaría por dilucidar por qué la leche entera, poseedora de las mismas proteínas, no ejerce idéntica función, y Alonso desvela en sus conclusiones que la grasa incluida en la leche entera puede enmascarar o difuminar las virtudes de sus proteínas. Al otro lado del Atlántico, Liu y su equipo de expertos se hallan profundizando ya en esta hipótesis de trabajo y esperan dar bien pronto con el fundamento de una solución barata, a la par que eficaz, para prevenir una de las pandemias de peor agüero del siglo XXI. Se piensa que alrededor de 19 millones de europeos pueden estar incubando una diabetes de tipo 2 en la Unión Europea, algo así como un 4% de toda la población, pero las estadísticas advierten que en menos de 30 años pueden ser más de 26 millones.

Los hombres primero

El beneficio de los lácteos semidesnatados en hombres fue postulado con anterioridad por la misma Universidad de Harvard, con menos centros colaboradores, pero con una muestra más extensa (41.000 hombres) y un seguimiento más prolongado (12 años). Hyon Choi, coordinador del trabajo, justificó su empeño en el afán de investigar formas sencillas para prevenir esta enfermedad. «Sólo en EEUU, 41 millones de personas se hallan en situación prediabética, con una tolerancia a la glucosa comprometida, niveles de glucosa en sangre superiores a los tenidos por normales, sobrepeso e hipertensión».

Choi añade que tratar con recursos médicos a toda esta población colapsaría el sistema sanitario del país (de hecho, las autoridades federales están empezando a recortar fondos publicos destinados a la población diabética, a la vista de lo que les viene encima). «Las estrategias de prevención deben encauzarse en hábitos cotidianos tales como la dieta». No es un pensamiento nuevo, ya que el estudio se puso en marcha en 1986 y en él han participado más profesionales sanitarios (50.000) que pacientes. De forma similar a lo ocurrido ahora con las mujeres, el estudio en hombres culminó su seguimiento con 1.200 pacientes diagnosticados de diabetes tipo 2.

LÁCTEOS FUNCIONALES

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Con motivo de la celebración en España el pasado 1 de junio del Día Internacional Lácteo, el Comité Nacional Lechero, en colaboración con la Federación de Industrias Lácteas apadrinaron la noción de la leche como principal alimento funcional de nuestra dieta. Para dar rédito a la consigna, la investigadora Rosina López-Alonso Fandiño, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) clausuró la celebración con una conferencia titulada Alimentos e ingredientes lácteos funcionales y sus beneficios. En su discurso, la experta revisó los conocimientos actuales sobre alimentos e ingredientes funcionales de origen lácteo, destacando las bases científicas en las que se fundamentan los efectos positivos de la leche sobre la salud.

«Dentro del mercado de los alimentos funcionales, los productos lácteos funcionales y los ingredientes funcionales de origen lácteo suponen un segmento muy importante y en crecimiento; además de los pre y probióticos, los productos lácteos constituyen un excelente vehículo para otros ingredientes funcionales de distintos orígenes con actividades biológicas contrastadas». Por esta regla de tres los productos lácteos debieran considerarse en sí mismos alimentos funcionales, «ya que añaden a su valor nutritivo básico numerosos beneficios para la salud de niños y adultos».

López-Alonso concluyó también que los productos lácteos tradicionales contienen multitud de constituyentes que, una vez enriquecidos, extraídos o aislados, pueden emplearse como ingredientes bioactivos en productos lácteos y no lácteos, «lo que permitiría en el futuro la formulación de nuevos alimentos funcionales». Así las cosas, el empleo de productos lácteos funcionales proporciona al consumidor la oportunidad de combinar alimentos de amplio uso, aceptabilidad y tolerancia, como estrategia para corregir pequeñas disfunciones metabólicas que pueden conducir a enfermedades crónicas.

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