Entrevista

Clara Pardo, presidenta de Manos Unidas

En un mundo donde hay alimentos para todos, cerca de 800 millones de personas pasan hambre
Por Esther Camuñas 24 de febrero de 2017
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Imagen: Alberto Prieto

A pesar de que las causas del hambre en el mundo son muchas y muy variadas, desde Manos Unidas han identificado las tres principales, tal y como cuenta su presidenta, Clara Pardo en esta entrevista. El desperdicio de alimentos, la especulación alimentaria y la falta de una agricultura sostenible son las razones básicas por las que cerca de 800 millones de personas pasan hambre. “Mientras que un tercio de los alimentos que se producen acaban en la basura, una de cada nueve personas pasa hambre”, asegura Pardo. La campaña #ComprométeteconManosUnidas puesta en marcha por esta ONG llama a la defensa del derecho a la alimentación y unas relaciones de producción y consumo justas. Su actual presidenta, vinculada a la entidad durante más de 14 años, anima a que “la ciudadanía participe cambiando pequeñas rutinas con respecto al consumo de alimentos”.

¿Es cierto que el mundo no necesita más comida y que hay alimentos para todos?

“La FAO asegura que hay alimentos para 12.000 millones de personas”

Sí, sí que lo es. Los últimos informes de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) aseguran que hay alimentos para 12.000 millones de personas y que la agricultura es la actividad humana que más superficie y más población ocupa en el mundo. Pese a ello, cerca de 800 millones de personas pasan hambre. Es lo que se llama “paradoja de la abundancia”: en un planeta en el que hay alimentos para todos, no todos pueden comer.

¿Cuáles son las causas y los problemas que provocan el hambre en millones de personas?

En realidad, aunque las causas del hambre en el mundo son muchas y muy variadas, están todas conectadas entre sí, por lo que encontrar una solución única es muy complicado. En Manos Unidas hemos identificado tres causas fundamentales y contra las que estamos luchando: la consideración de los alimentos como “mercancías” con las que se puede especular; la sostenibilidad en la producción de los alimentos; y, en tercer lugar, la pérdida y el desperdicio de los alimentos en todas las fases del proceso (desde la producción hasta los hogares).

¿Es posible el desarrollo de una agricultura respetuosa con el medio ambiente en cualquier lugar del planeta?

Sí, en Manos Unidas creemos que es posible una agricultura sostenible. Antiguamente, la agricultura se basaba en el uso de métodos y técnicas tradicionales que gestionaban los suelos, el agua, la pesca y la caza de una manera racional, dirigida en exclusiva a producir alimentos para el consumo, a la vez que se cuidaba el medio ambiente. Pero, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, con la modernización agraria todo esto cambió. Aunque en un primer momento se pensó que una nueva forma de cultivar serviría para acabar con el hambre en el mundo, el resultado ha sido que no solo sigue habiendo hambre pese a duplicarse la producción de alimentos, sino que los daños medioambientales son muy preocupantes y que si seguimos en esta línea serán absolutamente irrecuperables.

¿Cómo es el desperdicio de alimentos en la cadena de producción?

“El 60% del desperdicio alimentario anual se produce en los hogares”

La pérdida y desperdicio de alimentos se produce en todas las fases de la cadena de producción. Empieza en el origen con malas condiciones de almacenamiento y transporte y por la “tiranía” de los estándares estéticos impuestos por los mercados con respecto al tamaño, color y aspecto del producto. Una vez que llegan a los supermercados, estos productos se encuentran con otros factores como son las distintas normativas sobre alimentos, los tratamientos inadecuados de los productos frescos o la información confusa de los etiquetados que dan lugar a la retirada de miles de alimentos. Y, por último, el desperdicio en los hogares y negocios de restauración. Se estima que el 60% del desperdicio alimentario anual se produce en las casas, con un desperdicio por habitante y año de 63 kilos, lo que representa la misma cantidad que la producción de alimentos del África subsahariana (230 millones de toneladas al año).

¿Cuáles son las consecuencias que produce ese desperdicio de alimentos?

Las consecuencias de todo esto son lo que Manos Unidas lleva denunciando desde hace casi 60 años, y más en concreto en esta campaña trienal que comenzó en 2016. Mientras que un tercio de los alimentos que se producen acaba en la basura, una de cada nueve personas pasa hambre. Pero también tiene otros efectos no menos graves como son una menor disponibilidad de alimentos que originan la subida de los precios y daños medioambientales al aumentar los residuos en los vertederos, el uso indiscriminado de pesticidas, el agotamiento de la tierra y la falta de agua.

¿La alimentación se está convirtiendo en un negocio?

“La especulación ha provocado la subida del precio de los alimentos en más de un 83% en menos de cinco años”

Con el surgimiento de la agroindustria, los alimentos pasaron a convertirse para muchos en una mercancía más con la que especular. En realidad, podemos hablar de dos tipos de especulación: una especulación productiva, que surgió con la firma de los acuerdos comerciales entre agricultores y empresas distribuidoras, en los que los productores se comprometían a entregar cierta cantidad de productos en una fecha específica y con un precio ya pactado; y una especulación bursátil, que comenzó con motivo de la crisis económica que afectó al mundo desarrollado en el año 2000 y que convirtió a los alimentos como un refugio de inversión. El resultado ha sido un negocio muy lucrativo que ha pasado de los 418 millones de dólares en 2001 a los 2,5 trillones en 2010 y que ha provocado una subida en el precio de los alimentos en más de un 83% en menos de cinco años.

¿Quiénes promueven la especulación alimentaria?

En cuanto a la especulación, las grandes empresas que se han dedicado al acaparamiento de tierras y se han apropiado del mercado de semillas son las que están promoviendo esta situación, junto con las entidades financieras que han visto en este negocio una manera rápida y fácil de conseguir beneficios, sin importar las consecuencias tan negativas para los agricultores rurales y los daños medioambientales.

¿Por qué el mundo necesita más gente comprometida?

Comprometerse con una causa es una motivación que surge para actuar en coherencia con nuestra vida y nuestras libertades, algo muy diferente a la obligación que nos fuerza a actuar de una u otra manera. En la lucha contra el hambre es preciso actuar de una forma comprometida con el bien común, con la conciencia de que un cambio en nuestro estilo de vida puede mejorar la vida de muchos. Porque, para conseguir un mundo más justo y sostenible, es necesaria la participación de todos.

¿En qué consiste la campaña “El mundo no necesita más comida. Necesita más gente comprometida”? ¿Cómo puede participar la ciudadanía?

En esta campaña llamamos a todos al compromiso en la defensa del derecho a la alimentación y unas relaciones de producción y consumo justas. Porque, muy lejos de lo que nos han hecho creer, los ciudadanos tenemos la llave para terminar con el problema del hambre. No pedimos grandes sacrificios. Basta con cambiar pequeñas rutinas caseras como disminuir el desperdicio de alimentos, reciclar todo lo que podamos, consumir de forma responsable, reducir el consumo de alimentos que no son buenos para la salud y cuya producción perjudica al medio ambiente y, sobre todo, descubrir la importancia de la solidaridad y valorar la sencillez. Son pequeñas cosas que todos sabemos hacer, que son perfectamente viables en cualquier hogar y con las que demostramos que estamos comprometidos con el resto de nuestros hermanos y que buscamos el bien común para todos.