Cruz Roja pone en marcha una campaña de acogida temporal de niños desamparados

Esta iniciativa, dirigida a familias de Barcelona, tiene como objetivo proporcionar un entorno afectivo a menores que viven en centros de acogida
Por EROSKI Consumer 6 de junio de 2002

Cruz Roja Española acaba de poner en marcha la campaña «Busco una familia que me acoja y me quiera», dirigida a familias de la provincia de Barcelona que desean acoger temporalmente a un menor desamparado. El principal objetivo de esta iniciativa es dar estabilidad y proporcionar un entorno afectivo a niños que viven en centros de acogida, según explicó el coordinador de la campaña, Jordi Ripoll.

Estos menores viven en centros de acogida y en centros residenciales de las administraciones, debido a las dificultades socioeconómicas a las que se enfrentan sus padres, la falta de habilidad parental y la falta de recursos de éstos. No obstante, Ripoll precisa que la acogida no es una alternativa a la familia biológica, sino una alternativa a un centro.

Todas aquellas personas de Barcelona interesadas en acoger a uno de estos niños deberán dirigirse a Cruz Roja y participar, en primer lugar, en una sesión informativa, en donde se profundizará sobre el tema. Después, la familia hará llegar una solicitud de acogida a la entidad y se inicia un proceso por el que los miembros de la unidad familiar se entrevistan con profesionales de la organización y reciben formación. Finalmente, el Instituto Catalán de la Acogida y la Adopción determina qué menor será acogido, según el perfil de la familia.

En cuanto la familia acepta al niño, se inicia un proceso de conocimiento que suele durar un mes y durante el cual familia acogedora y niño mantiene varios encuentros. Desde ese momento y hasta el final de la acogida, Cruz Roja realiza un seguimiento del caso, mientras que el Equipo de Atención a la Infancia y la Adolescencia se ocupa de la familia biológica.

Actualmente existen tres tipos de acogida: de urgencia, de corta duración y de larga duración. La de urgencia suele durar unos meses, mientras se realiza un estudio para determinar qué es lo mejor para el pequeño y se decide si puede retornar con su familia biológica. La de corta duración suele durar unos dos años, mientras que la de larga duración es superior a los dos o tres años, ya que no está claro cuando el pequeño podrá volver con su familia natural.

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