Cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, un buen momento para reflexionar acerca de los avances logrados, pedir más cambios y celebrar la valentía y la determinación de mujeres de a pie que han jugado un papel clave en la historia de sus países y comunidades. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las mujeres que carecen de poder económico son las más vulnerables a sufrir violencia. Y es que el hecho de que una mujer tenga cierta independencia económica por lo menos le brinda mayores herramientas para salir del círculo de violencia al que pueda enfrentarse. En este artículo se muestra la historia de mujeres de Marruecos, Congo e India que, gracias al desarrollo económico, han podido llevar la igualdad de género a sus comunidades.
Independencia económica versus violencia
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las mujeres que carecen de poder económico son las más vulnerables a sufrir violencia. Sin embargo, ninguna está exenta de padecerla, ya que, desde los estratos más humildes hasta los más poderosos, hay incidencias de este tema. El hecho de que una mujer tenga cierta independencia económica por lo menos brinda mayores herramientas para salir del círculo de violencia al que pueda enfrentarse.
Según la ONU, siete de cada diez mujeres en el planeta sufren abusos o violaciones a lo largo de sus vidas
Según la ONU, siete de cada diez mujeres en el planeta sufren golpes, violaciones, abusos o mutilaciones a lo largo de sus vidas. Muchas no viven una vida digna, respetable, satisfactoria o libre porque dependen económicamente de su pareja. Esto significa que ante problemas familiares sientan miedo, apego y una autoestima baja como para llegar a sentirse prisioneras y no acumular el valor suficiente para tomar las riendas de su vida e independizarse del marido.
La mujer en pobreza es la más vulnerable porque padece la violencia del Estado, la ausencia de autoridad, la violencia de su pareja o su familia, de su comunidad, porque son las que menos derechos tienen ya que no acceden a la educación, a espacios de trabajo remunerados e, incluso, suelen ser vendidas.
Ejemplos de mujeres que caminan hacia la independencia
Hay algunos casos de éxito en los que el desarrollo económico puede llevar la igualdad de género a comunidades formadas por mujeres.
Marruecos es una región donde las mujeres siguen pasando apuros para eliminar la desigualdad de género, pero en los últimos diez años se han promulgado leyes para hacer desaparecer la discriminación contra las mujeres. Gracias al Fondo Internacional de la ONU para el Desarrollo Agrícola (FIDA), algunas mujeres en una remota aldea en el Atlas han podido administrar su propio dinero y trabajar más allá de las tareas domésticas o ayudar a sus maridos en el campo. En 2006 estas mujeres pudieron pedir dinero prestado para comprar ovejas y juntas formaron una cooperativa y así consolidar sus recursos. En estos años su poder adquisitivo ha contribuido al 60% de los ingresos familiares. Para ellas, trabajar juntas es la clave de su éxito. Además, con los ingresos de las ovejas han comprado olivos y paneles de ovejas y también han empezado sus clases de alfabetización.
En 1997 la guerra civil arrasó la República Democrática del Congo y tuvieron que pasar más de 10 años para que la violencia cesara. Hay mujeres como Lugulu y sus 42 socias que consiguieron volver a sus tierras y hacer crecer la comunidad. Gracias al Fondo Fiduciario para la Seguridad Humana, la ONU adquirió estos suelos y las capacitó para que gestionaran una huerta con ánimo de lucro a escala comercial. Cultivaron alimentos y aseguraron agua potable y alimentos básicos, atención médica y educación para los niños. Estas mujeres están orgullosas porque pueden salir a comprar cosas para sus hijos sin preocuparse de depender de un hombre y mantener a sus familias con la huerta.
En Etiopía, 66 mujeres entre los 18 y 25 años, nacidas en familias extremadamente pobres y un entorno hostil en el que predomina la desigualdad de género, han conseguido acceder a la primera escuela de Etiopía de diseño de moda. Tres años de formación profesional las cualifica para un puesto de trabajo remunerado y mejorar sus condiciones de vida. Lo que anhelan es libertad y disfrutar de independencia económica en el segundo país más pobre del mundo, donde más del 80% de la población sobrevive con solo dos dólares al día.
En India son ejemplares algunos proyectos como el llevado a cabo por la Fundación Vicente Ferrer, «De mujer a mujer», que ha conseguido empoderar a la mujer hasta el punto de que, hoy día, algunas ya pueden decir que ganan más dinero que sus maridos. Hay mujeres abogadas, doctoras… que aprenden otros idiomas y que, a pesar de su realidad, tienen el apoyo de esta fundación dirigida por Anna Ferrer tras la muerte de su marido hace más de 40 años, a quien le gusta decir que la labor de la que se siente más orgullosa es la de «concienciación», hacer más fuertes a las familias y «más iguales». También es destacable el proyecto Creative Handicrafts que puso en marcha la misionera española Isabel Martín en los años 80, para empoderar a la mujer y hacerla más independiente económicamente, pudiendo así ayudar a sus hijos y familias. En la actualidad tienen 13 cooperativas textiles gestionadas por mujeres en distintas zonas de India.