El valor de la asistencia humanitaria

La ayuda a millones de víctimas de una catástrofe o un desastre natural depende de los servicios humanitarios que se prestan en todo el mundo
Por Azucena García 21 de agosto de 2010
Img cooperacion haiti
Imagen: Ron Sombilon

Trabajan en los lugares considerados más pobres, más peligrosos, más afectados por una catástrofe… Su oficina se instala allí donde ocurre un desastre que deja cientos de damnificados. Por ello se les rinde un homenaje. El 19 de agosto se conmemora el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, en recuerdo de quienes, en ocasiones, dan su vida al intentar salvar la de millones de personas.

El valor de la asistencia humanitaria es incalculable. A las horas de trabajo, se suman los momentos de entusiasmo y preocupación que se comparten por el estado de miles de personas a quienes se ayuda a salir de una situación de crisis. A finales de 2008, la Asamblea General de las Naciones Unidas reservó el 19 de agosto para el reconocimiento a este esfuerzo y a quienes han perdido la vida durante la prestación de servicios humanitarios. A la vez, se quiere sensibilizar a la opinión pública sobre un trabajo que a menudo es invisible.

En 2008, se asesinó, secuestró o hirió de gravedad a 260 trabajadores de asistencia humanitaria. En 2009, fueron 278 trabajadores, una cifra que prosigue un ciclo ascendente de cuatro años debido al aumento en el número de ataques. La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) afirma que es la cifra más alta de toda la historia.

Quién compone el personal humanitario

Los trabajadores humanitarios son personas que atienden a quienes tienen grandes necesidades. Su asistencia se considera imprescindible. «Llegan a los más pobres, los más marginados y vulnerables», asegura la ONU. Este mismo organismo combate la «percepción errónea» de que la ayuda sólo la proporcionan organizaciones occidentales o con una única visión ideológica y asegura que el personal es internacional, así como sus ideas o modo de actuar. En su opinión, este hecho, que no se corresponde con la realidad, es el desencadenante que ha propiciado ataques pasados contra el personal humanitario.

Los trabajadores humanitarios atienden a quienes tienen grandes necesidades

Haití y Chile a comienzos de año, antes Perú y ahora Pakistán son cuatro destinos recientes del personal que se encarga de estas tareas. La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) ha recordado en esta fecha la labor del personal humanitario fallecido en Haití y ha destacado cómo «desempeña sus funciones en los peores contextos imaginables».

Sus lugares de trabajo son zonas de conflicto y áreas de riesgos naturales. Afrontan las consecuencias del cambio climático, la pobreza crónica, crisis alimentarias y financieras, escasez de agua y energía, migración, crecimiento de la población, urbanización y pandemias, enumera la ONU. «Son los primeros en llegar cuando se producen catástrofes naturales, cuando el hambre azota en las regiones más pobres del planeta o cuando la acción del hombre lleva a escenarios desoladores», completa la AECID.

Respecto al origen, no todos viajan hasta estos lugares, sino que en buena parte son locales, residen en las propias comunidades, cuyas necesidades conocen mejor que nadie y, por lo tanto, están en disposición de cubrir de manera más efectiva. A menudo, desempeñan su labor de antemano en el lugar donde ocurre una catástrofe. Trabajan para paliar las consecuencias, pero también para evitarlas.

En nuestro país, la Oficina de Acción Humanitaria de la AECID gestiona la ayuda, la prevención y la coordinación en la respuesta humanitaria internacional. El presupuesto para este año es de 111 millones de euros. Una parte de esta cantidad ya se ha destinado a afrontar las catástrofes de Haití y Pakistán, conforme a los principios del Derecho Internacional Humanitario.

Principios de la asistencia humanitaria

Esta ayuda se rige por una serie de principios que representan a la propia acción. Estos son:

  • Humanidad. El sufrimiento humano debe combatirse, hay que proteger la vida y la salud. Garantizar el respeto a las personas.
  • Neutralidad. Los trabajadores humanitarios no deben tomar parte en las hostilidades, ni dejarse llevar por sus ideas políticas o religiosas.
  • Imparcialidad. Deben dar prioridad a las causas más urgentes, sin distinciones.
  • Independencia. Han de ser independientes de cualquier tendencia política, económica, militar u otra.
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