Etiopía solicita ayuda alimentaria urgente para evitar la muerte de catorce millones de habitantes

La sequía que afecta al país ha acabado con el ganado y ha reducido las cosechas en un 16%
Por EROSKI Consumer 16 de diciembre de 2002

La tragedia de 1984 vuelve a amenazar a Etiopía. Más de un millón de etíopes murieron durante ese año fatídico debido a las acuciantes sequías. Dos décadas después, las organizaciones no gubernamentales han vuelto a lanzar la voz de alarma a los países desarrollados. «Si no se envían dos millones de toneladas de alimentos antes del próximo mes de agosto, 14 millones de etíopes morirán de hambre», declaran voluntarios de Ayuda en Acción en la zona.

El primer ministro de Etiopía, Meles Zenawi, ha realizado un nuevo y desesperado llamamiento a la comunidad internacional ante la carencia de lluvias que azota el Cuerno de África. «Ya hay seis millones de personas muriéndose de inanición y necesitamos urgentemente 1,4 millones de toneladas de comida para paliar, al menos, los casos extremos. En comparación con la hambruna sufrida en la década de los ochenta, la que se avecina va a ser horrible de soportar».

La estación larga de lluvias -que tiene lugar en el continente africano de junio a septiembre- se retrasó. Cuando las precipitaciones llegaron, apenas duraron un mes. «Las primeras consecuencias han llegado con la muerte de miles de cabezas de ganado y la reducción de las cosechas en un 16%», según un informe conjunto del Gobierno etíope y la ONU. Estos datos resultan estremecedores si se tiene en cuenta que tres de cada cuatro etíopes viven de la agricultura de subsistencia (su Producto Interior Bruto es un 50% agrícola) y que ya ha perecido la quinta parte del ganado. Una situación inexplicable para el país africano con la mayor población ganadera del continente y la décima del mundo.

Enderasie, joven técnico agrícola del Gobierno, explica el panorama de su región (North Shoa): «En la temporada corta de lluvias no cayó ni una sola gota de agua. Estas lluvias son muy importantes porque el pasto del ganado depende en gran parte de ellas. Cada familia ha perdido entre 10 y 25 animales».

Las zonas más afectadas se encuentran en la región de Afar, donde más de seis millones de personas dependen de la ayuda alimentaria para sobrevivir. Los niveles de desnutrición entre los niños menores de cinco años son alarmantes en el norte de Tigray (a 600 kilómetros de la capital, Addis Abeba), ya que constituyen un 20% de la población. La organización Action Aid Etiopía ha diseñado un programa específico para atender a la infancia de estas comunidades con el envío de 6 kilogramos de comida al mes por cada niño. Como parte de este plan de asistencia, Ayuda en Acción ha iniciado la construcción de pozos y canales y va a facilitar semillas para cultivar, así como propiciar la formación en técnicas de cultivo de 24.000 familias campesinas.

Por si la sequía no fuera suficiente, la precaria situación económica y social (más de la mitad de la población vive con menos de un dólar al día) no contribuye a mitigar la hambruna. Además, a Etiopía le persigue el lastre de la deuda externa. Según Andrew Pendleton, miembro de la organización Christian Aid que opera en el país, «el pago de la deuda externa es un peso que el Gobierno etíope no puede permitirse en situaciones de emergencia. El 10% de los ingresos del Estado se destina a la deuda. Ésta es una cifra monumental para un país que es tremendamente pobre», subraya.

Además, la sequía está provocando un éxodo rural sin precedentes. La población huye a las grandes ciudades en busca de comida y tierras más húmedas. Este flujo de desplazados comienza a causar las primeras tensiones y enfrentamientos entre los diferentes clanes y etnias que compiten por los escasos recursos disponibles.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube