Los jóvenes son los artífices de nuevos proyectos sociales. Varias ONG, universidades y otras organizaciones han puesto a su disposición recursos suficientes para ayudarles a iniciar sus propuestas y asesorarles en su continuación o bien organizan concursos para estimular su espíritu solidario. Se les facilitan las herramientas necesarias para que sean los impulsores de proyectos sociales que permanezcan y evolucionen en el tiempo.
Imagen: Jóvenes y Desarrollo
Ya ha celebrado cinco certámenes y en junio celebrará el sexto. Entonces, la ONGD Jóvenes y Desarrollo (JyD) reconocerá y premiará, según sus propias palabras, «el esfuerzo de jóvenes que han puesto en marcha un proyecto solidario». Será en el VI Certamen de Iniciativa Solidaria y confía en que éste no sea el último.
El éxito les avala. En la anterior edición se presentaron más de 25.000 jóvenes a través de 72 proyectos, siete de ellos enviados desde Argentina, Colombia y Ecuador. El proyecto ganador, «Burbujas de ilusión», obtuvo el galardón por defender la paz desde 2006 para «crear caminos de colaboración entre niños y niñas de diferentes países, culturas, religiones y lenguas para que, a través de este trabajo conjunto, llegasen a comprenderse y aceptarse», explicó entonces Esther Rubio López, coordinadora de Iniciativa Solidaria en Andalucía. Los ganadores convivieron durante diez días con los beneficiarios del proyecto Sur-Joven en Barahona, en República Dominicana.
El próximo 27 de mayo se cerrará el plazo para presentar las nuevas propuestas. La convocatoria se dirige a jóvenes de 12 a 20 años con inquietudes sociales y deseos de «construir una sociedad más justa y solidaria». El objetivo, explica la ONGD, es que se organicen en grupos y realicen de manera activa un proyecto o una acción de carácter solidario. Los impulsores de la actividad mejor valorada, añade, «tendrán la oportunidad de visitar e involucrarse en un proyecto de cooperación de JyD».
Cambiar el mundo
Jóvenes Changemakers comparte una filosofía similar, aunque esta iniciativa acaba de empezar a dar sus primeros pasos, de la mano de Ashoka. Su intención es «inspirar y ofrecer oportunidades» a jóvenes de 14 a 22 años interesados en impulsar «iniciativas propias para mejorar su comunidad». Durante los últimos 30 años, Ashoka ha trabajado en este campo y cuenta con una red que supera los 3.000 emprendedores sociales. «En 1997, su fundador Bill Drayton, estudiando las características comunes entre los emprendedores sociales que estaban cambiando el mundo, se dio cuenta de que todos ellos habían experimentado antes de los 20 años el poder de cambiar algo que no les gustaba en su comunidad», explica la propia entidad. Reunirse para convencer al ayuntamiento de la necesidad de pavimentar un camino o habilitar un campo de fútbol fueron algunos de los logros que le convencieron: «Vio la necesidad de impulsar el emprendimiento social entre los jóvenes y darles las herramientas para que pudieran llevar a cabo sus proyectos».
Ésta es la visión que ha impulsado Jóvenes Changemakers, una red de jóvenes activos que reciben las herramientas, apoyo y asesoramiento necesarios para desarrollar sus planes. Primero toman parte en los talleres «Suéñalo. Hazlo». En ellos se pretende que los jóvenes se reconozcan como personas capaces de propiciar cambios, aunque para ello necesitan desarrollar unas habilidades. En los talleres, aprenden cómo analizar el problema social que les preocupa y cómo implantar su idea para resolverlo. Adquiridas estas competencias, comienzan a desarrollar el plan de acción para el proyecto. En este proceso cuentan con la ayuda del equipo profesional y voluntario de Ashoka, que colabora en todo lo necesario hasta presentar la idea a un panel de expertos, que a su vez «aconseja sobre cómo mejorar el proyecto y decide la cantidad de dinero que se asigna como capital semilla para llevarlo a cabo, hasta un máximo de 800 euros», explica Ashoka.
«Cuando los jóvenes dirigen los cambios más importantes de la sociedad, son ellos mismos quienes generan un cambio de actitud»
A continuación, se participa en dos encuentros: uno local con mentores de Ashoka y otro nacional con otros jóvenes «changemakers». Así se pasa a formar parte de la red nacional y europea de Ashoka Jóvenes Changemakers, una pieza más de este movimiento de influencia mundial. «Cuando los jóvenes dirigen y se colocan al frente de los cambios más importantes de la sociedad, son ellos mismos quienes generan un cambio de actitud», recuerda la entidad.
Para los más mayores, la Universidad Europea de Madrid, en colaboración con la Internartional Youth Foundation y la Sylvan/Laureate Foundation organiza en España los Premios Jóvenes Emprendedores Sociales, dirigidos a jóvenes de 18 a 29 años. Se premian los proyectos sociales o ambientales que tengan impacto en España y «hayan supuesto un cambio positivo en las comunidades y sectores donde se desarrolla».
Quienes lleven a cabo estas iniciativas a través de Internet, pueden optar a la primera convocatoria del Concurso JEI Emprendedores Sociales. Las bases establecen que el proyecto web se desarrolle, «como mínimo, con presencia ya on line». No se admiten proyectos. El plazo de inscripción termina el 27 de mayo.
De los jóvenes para todos
El certamen organizado por Jyd marca como condición «que la iniciativa surja de los propios jóvenes y, además, estén implicados en todas sus fases». En 2009, el primer premio se concedió a la Sociedad Cooperativa Madrileña de Enseñanza Arturo Soria por el programa Desayuno Solidario. Éste consistía en repartir el desayuno a personas sin hogar, «como excusa para entablar una conversación con ellos y hacerles visibles frente al olvido generalizado que sufren». La actividad se desarrolló durante cuatro horas los sábados en la zona de Atocha en la ciudad de Madrid. También se organizaron varias sesiones de cine-forum para concienciar y sensibilizar a la comunidad escolar.
Imagen: Ashoka
El año pasado se entregaron menciones especiales a la caravana solidaria con el pueblo Saharaui realizada entre tres institutos de enseñanza secundaria de la Comunidad de Madrid, y la iniciativa cordobesa Sueños de la calle, en la que 15 jóvenes de dos institutos realizaron actividades lúdicas para menores en un barrio marginal. La mención internacional reconoció la labor de CreArte Joven, gracias al cual, explica JyD, «un grupo de adolescentes ecuatorianos acercaron las artes escénicas y plásticas a unos 2.000 niños de comunidades pobres como una forma lúdica de educar en valores y temas sociosaludables».
Los proyectos españoles que forman parte de la red global de Jóvenes Changemakers de Ashoka son tres. La idea se lanzó de manera formal en noviembre de 2010, pero no fue hasta el pasado mes de abril cuando se integraron en la red los primeros grupos españoles de jóvenes. De ellos, «Fent, desfent, aprenent» (Haciendo, deshaciendo, aprendiendo), propone mejorar la comunicación de todas las actividades culturales y de participación que se celebren en La Florida, en Hospitalet de Llobregat (Barcelona), «y recoger e incorporar a dichas actividades las demandas de los jóvenes». El segundo, «Comissió Jove» (Comisión Joven), defiende la creación de una comisión en su barrio (Sant Feliu), que proponga, organice y difunda en los institutos actividades para jóvenes de 15 a 19 años. Por último, «El sótano» reúne a varios jóvenes del barrio de Bellvitge, que reclaman un espacio de divulgación cultural para organizar actividades de participación creadas y dirigidas a jóvenes. «Además, tenemos a unos cuantos más trabajando en sus proyectos y deseando pertenecer al movimiento Ashoka Jóvenes Changemakers», explica la organización, que confía en reunir a unos 15 grupos para finales de 2011.
Los proyectos de Ashoka Jóvenes Changemakers alrededor del mundo son muy variados. En Estados Unidos, algunos jóvenes han creado una organización para enseñar a nadar a niños desfavorecidos que carecen de esta opción, mientras que otros han abierto un campamento espacial (No Boundaries, Sin Límites) que divulga las matemáticas y las ciencias entre las niñas. Se realizan experimentos y trabajos relacionados con la ciencia, además de fomentar el aprendizaje entre las pequeñas y enseñar, incluso, los beneficios de ciertos insectos. En el mismo país, Mingagroup.org, impulsado en 2006 por Katie Simon, que entonces tenía 14 años, recauda fondos para educar y empoderar a jóvenes en Estados Unidos para luchar contra la prostitución infantil y la trata de personas.
En España, los jóvenes se preocupan, sobre todo, “por un ocio saludable y la falta de participación ciudadana activa por parte de los mismos jóvenes”
En Alemania, un grupo ha creado una asociación para mejorar la imagen y el nivel de integración de los ciudadanos turco-alemanes en la sociedad. Youth4All intenta cambiar la imagen negativa de los jóvenes de origen turco en Berlín. Para ello, varias guías-educadoras construyen vínculos entre jóvenes, profesores y sus padres para crear un entorno más integrador. “Ofrecen talleres y actividades centradas en cambiar la actitud de los jóvenes desde los mismos jóvenes”, indica Ashoka. “Únicos en Alemania, están creando puentes vitales entre diferentes grupos de interés para terminar con la percepción de desigualdad entre personas de trasfondos distintos”, añade.
En España, las inquietudes son muy diversas, pero los jóvenes se preocupan, sobre todo, “por un ocio saludable y la falta de participación ciudadana activa por parte de los mismos jóvenes”. En nuestro país, el programa cree en la necesidad e importancia de apoyarles “para descubrir su potencial y convertirse en impulsores de cambio”. Considera que desde los 14 años se debe identifcar, formar y animar a más adolescentes y jóvenes a actuar y a desarrollar sus ideas, “para que experimenten lo antes posible el poder de cambiar lo que no les gusta en la sociedad en la que viven” y ser ciudadanos activos.