La Asamblea General de las Naciones Unidas fijó el 21 de septiembre como Día Internacional de la Paz. La casualidad quiso que esta decisión se adoptara el 7 de septiembre de 2001, justo cuatro días antes de que se cometieran los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York. Desde entonces, ésta es la fecha en la que se recuerda que todavía existen alrededor de 30 conflictos armados en el mundo pese a que, en la celebración de este año, la ONU quiere destacar especialmente “los retos más serios” en la actualidad: Afganistán, Darfur, Irak y Oriente Medio.
Rendir un homenaje a la no violencia. Ésta es la filosofía con la que Naciones Unidas afronta desde 2001 cada 21 de septiembre, el Día Internacional de la Paz. Durante toda la jornada, se insta a los países en conflicto a no cometer acciones violentas y se intenta que a mediodía (hora local de Nueva York) se guarde un minuto de silencio por la paz en todo el mundo. La finalidad es que «todas las naciones y todas las personas» apunten esta fecha en el calendario como una oportunidad para promover resoluciones pacíficas, «un respiro de veinticuatro horas del miedo y la inseguridad que atenazan a tantos lugares», precisa la ONU.
Más de 100.000 «cascos azules» y civiles participan en 19 operaciones de paz en todo el mundo
En la actualidad, más de 100.000 «cascos azules» -las Fuerzas de Paz de la ONU- y personal civil participan en las labores de consecución y mantenimiento de la paz que se desarrollan en 19 operaciones en todo el mundo. Entre ellas, las que más preocupan son las de Afganistán, Darfur, Irak y Oriente Medio por ser, según Naciones Unidas, «los retos más serios de la actualidad en lo referente a paz y seguridad».
- Afganistán. Tras dos décadas de violencia y casi 30 millones de desplazamientos, este país cuenta con una de las peores situaciones sanitarias del mundo y una esperanza de vida que ronda los 47 años. El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) denuncia, además, la existencia de una alta tasa de pobreza, el acceso limitado a agua potable, numerosos casos de malnutrición y bajos niveles de escolarización.
Otras regiones en las que se trabaja por mantener la paz son Puerto Príncipe, en Haití; la República Democrática del Congo, que por primera vez desde hace 40 años tuvo elecciones democráticas en 2006; Timor-Leste, donde las fuerzas de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas se encuentran para apoyar a las nuevas autoridades electas y a las recién creadas instituciones democráticas; Sierra Leona, que acaba de celebrar elecciones presidenciales y parlamentarias; y Nepal, donde la ONU también llegó el pasado mes de enero para preparar y dirigir las elecciones de la Asamblea Constituyente.
Integrar a los niños y niñas en el proceso de paz
El conflicto de Côte d´Ivoire, en África occidental, no es uno de los más conocidos, pero sí uno de los más dramáticos. Su situación empeoró cuando, a mediados de 2004, se rompió el alto el fuego decretado el año anterior y el Gobierno atacó a los antiguos rebeldes. Unicef recuerda cómo aquellos disturbios provocaron que amplios sectores de la población quedaran sin acceso a electricidad y agua potable durante semanas, lo que obligó a consumir agua no potable y expuso a todos los habitantes a enfermedades mortales y epidemias de diarrea y cólera.
En la última década, dos millones de niños y niñas han muerto como consecuencia de conflictos armados
Hoy en día, en pleno proceso de paz, se intenta que la situación no se repita y se apuesta por integrar a los niños y niñas en la reconstrucción del país. Además, Naciones Unidas se ha comprometido a protegerles de la violencia sexual y de «los atropellos cometidos por los grupos armados», mientras se plantea la redacción de un código de protección a la infancia y una reforma al sistema judicial que tome en cuenta sus necesidades.
El informe ‘El último de la fila, el último de la clase’, elaborado por Save the Children en el marco de su campaña mundial ‘Reescribamos el Futuro’, revela que en la última década dos millones de niños y niñas han muerto como consecuencia de conflictos armados, otros seis millones han resultado heridos y unos veinte millones han tenido que abandonar sus hogares. En concreto, en este tiempo, la tasa de mortalidad infantil ha aumentado un 150% en países en conflicto como Irak y, sólo en 2005, alrededor de 122.000 niños y niñas murieron antes de cumplir cinco años.
“Los Mensajeros de la Paz de las Naciones Unidas son aquellas personas, de talento reconocido mundialmente en el campo de las artes, la literatura, la música y los deportes, que se han comprometido a ayudar para que el mundo preste más atención al trabajo de las Naciones Unidas”. Así define este organismo a quienes, con carácter altruista, colaboran en la difusión de un mensaje en contra de la violencia. A cambio, reciben una mención honorífica, un prendedor de solapa con la forma de la paloma de la paz y la satisfacción de saber que aportan su grano de arena a una montaña de difícil ascenso. Muhammad Alí, Jane Goodall y el tenor Luciano Pavarotti han sido algunos de los rostros elegidos para esta labor.