Los niños afectados por la crisis nuclear de Fukushima temen jugar en la calle

Más de 7.000 escuelas quedaron destruidas, lo que provocó un impacto directo en la educación de los niños
Por EROSKI Consumer 8 de marzo de 2012

Los niños afectados por la crisis nuclear de Fukushima afirman que tienen miedo de jugar en calle y de los peligros invisibles de la radiación, según se desprende de un estudio realizado por Save the Children entre familias de la zona. «El desastre ha creado una situación sin precedentes para los niños y niñas que han perdido sus hogares o se han visto separados de sus amigos y además luchan por superar la ansiedad que les ha provocado la crisis nuclear», explicó la coordinadora de Emergencias de Save the Children, Bárbara Mineo.

La ONG señala que año después del terremoto y del posterior tsunami, más de 300.000 personas permanecen en hogares temporales. Muchos padres y madres aún no han logrado encontrar un trabajo fijo tras el tsunami, que destrozó gran parte de la costa noreste de Japón, lo que ha debilitado la industria pesquera y la agricultura, principales fuentes de ingresos de las familias de la región. Además, más de 7.000 escuelas quedaron destruidas, lo que provocó un impacto directo en la educación de los niños. Hoy todos han vuelto a clase, pero unos 25.000 han cambiado de escuela al haber tenido que abandonar sus hogares, devastados por el desastre.

Los niños entrevistados por Save the Children no conocen lo que es la radiación ni de sus efectos. Los más pequeños saben que es mala para ellos y que es algo que no se puede ver, oler ni tocar. Los mayores han destacado las dificultades que conlleva adaptarse a un entorno nuevo. Los que tuvieron que mudarse por la radiación tenían miedo de perder a sus amigos y de que sus nuevos compañeros no les aceptasen. Los que se quedaron en Fukushima se sienten raros con la nueva situación: clases vacías, casas abandonadas y ausencia total de niños jugando en las calles, explica la organización.

Save the Children trabaja en Fukushima con comunidades y autoridades locales para proporcionar lugares seguros a los niños donde poder jugar, en áreas alejadas de los focos de radiación. Además, la ONG tiene un programa de recuperación de cinco años de duración en las zonas afectadas para atender las necesidades emocionales y psicológicas de los niños, prestar apoyo en su educación y proporcionarles un papel activo en la reconstrucción de sus ciudades.

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