Lugares seguros tras una catástrofe

La prioridad en estos casos es garantizar la protección de las personas y, sobre todo, de los niños
Por Azucena García 10 de diciembre de 2010
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La protección de las personas es una cuestión fundamental cuando ocurre una catástrofe. La actuación ha de ser rápida para evitar mayores daños. Las instituciones de las regiones afectadas habilitan espacios donde garantizar esta protección, pero además, las organizaciones no gubernamentales (ONG) ponen en marcha diversos programas de atención y movilizan recursos para completar esta tarea.

Los desastres naturales y las catástrofes destruyen la vivienda de numerosas personas. A los afectados se les reubica en instalaciones habilitadas para este fin, en pabellones hasta entonces destinados a otros o en viviendas de emergencia. Pero lo fundamental es garantizar la seguridad, sobre todo, de los menores. Intermón Oxfam asegura que meses después de las inundaciones que devastaron Pakistán los casos de enfermedades aumentan y los fondos económicos se agotan, «lo cual supone una amenaza para la ayuda humanitaria y el proceso de reconstrucción».

Recuerda que las inundaciones ocurrieron después del verano, pero llega el invierno y «siete millones de personas aún carecen de refugio». Quienes han perdido su hogar, se han visto obligadas a desplazarse a otras zonas. En total, más de un millón de personas, además de decenas de miles de familias, subraya, «que se habían refugiado en escuelas y otros edificios» y que ahora han tenido que abandonar estas instalaciones para que las escuelas vuelvan a abrir.

Suman dos millones los hogares dañados o destruidos y siete millones las personas que carecen de un lugar de refugio adecuado, pese a que la falta de un techo es una de las situaciones de mayor vulnerabilidad. Sobre todo, cuando ni siquiera se puede construir porque se carece de los materiales necesarios o su precio es elevado y no se cuenta con ingresos ni ahorros. Las necesidades básicas que se detectan en caso de catástrofe son alimentos y material de refugio, pero la ayuda rara vez es suficiente.

Espacios especiales para niños

Los menores son quienes tienen menos medios para valerse por sí mismos y, por ello, es a quienes más se cuida. En Pakistán, UNICEF ha creado los denominados espacios amigos de la infancia porque, reconoce, «todavía son muchas las familias que se ven obligadas a vivir en refugios temporales, con escasos recursos». Explica que en estos puntos de paso los niños sufren aislamiento y tienen un acceso limitado a la educación escolar, por lo que su esfuerzo pasa por ambientar «ámbitos donde los menores pueden aprender y jugar seguros, para así tener la oportunidad de regresar lo antes posible a la normalidad».

Se crean espacios para residir de forma permanente o se opta por equipos móviles que se trasladan a diferentes zonas

Otras veces, se opta por equipos móviles para llegar a más zonas, aunque la ayuda en este caso no siempre puede ser permanente. En total, se han habilitado más de 200 espacios amigos de la infancia y un centenar de equipos móviles «para prestar apoyo psicosocial a los menores de las regiones más aisladas y apartadas de Pakistán». Las familias que tardarán más tiempo en regresar a sus hogares ven en estas alternativas la única posibilidad de subsistir. No sólo porque se recibe educación -en otros casos, alimentos-, sino, sobre todo, porque se benefician de un sistema de protección.

En especial las niñas, deben protegerse de ataques de otros miembros de los campamentos o externos. En su mayoría se encuentran con sus familias, pero cuando no sucede, aumentan las posibilidades de ser víctimas de acoso u otros. Incluso en los propios campamentos o espacios específicos, en ocasiones, con compartimentos separados por cortinas muy fáciles de cruzar.

En Costa de Marfil, Save the Children lamenta que los conflictos detectados han favorecido que muchos menores «lleven semanas sin ir a la escuela», desde finales de octubre. El acceso a la educación ha quedado segado por la tensión que se vive en el país, pero a la vez se pone en riesgo la seguridad de los pequeños. La ONG explica que aunque muchos niños no van a la escuela, sus padres no han dejado de acudir al trabajo, por lo que no pueden cuidar a sus hijos durante el día y, a menudo, desconocen incluso dónde están.

Al igual que UNICEF, defiende espacios seguros «para que los menores puedan jugar y estar con sus amigos y otros niños y niñas». En su opinión, éste constituye un medio de «recuperar una rutina y un sentimiento de normalidad». No obstante, también colabora en tareas de apoyo a los desplazamientos de menores a Liberia (debido al riesgo que implica), mantiene contacto con contrapartes locales, asociaciones de niños y grupos comunitarios.

Medicamentos y alimentos

Son dos de las principales prioridades: medicamentos y alimentos. Cuando las personas se agrupan de forma masiva, son habituales los contagios, por lo que es necesario contar con medicinas que ayuden a combatirlos. Además, el hambre y la malnutrición se adueñan de los campamentos cuando la ayuda es insuficiente o se agota. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) son las instituciones más potentes en este sentido, pero incluso su personal y presupuesto es limitado.

En Pakistán, Oxfam y otras organizaciones locales con las que trabaja suministran agua, impulsan proyectos de saneamiento e higiene, distribuyen kits de material de refugio y bonos para que las familias pueden comprar alimentos básicos, detalla la entidad. Son alternativas al trabajo de las instituciones, que a la vez lo complementan.

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