Ser persona LGTBIQ+, otra causa más de desplazamiento forzado

Verse obligado a huir por la condición o identidad sexual es un motivo de protección internacional. ACNUR se compromete a ayudar a cualquier persona que tenga que comenzar de cero por razones sexuales
Por Comité español de ACNUR 14 de agosto de 2022
Kemdra
“Nací de nuevo en España. Por primera vez, me siento segura, más aceptada. He estado en reuniones, talleres e incluso en la radio para contar mi historia. Quiero mostrar, con mi testimonio, que hay opciones. A todos los que han sufrido persecución debido a su identidad sexual como yo, les diría que no están solos. Hay tierras de oportunidad, inclusión y aceptación”. Quien habla es Kemdra, de 30 años. En 2017, se vio obligada a huir de Honduras debido a su condición transexual y logró la protección internacional en España. Como ella, cada vez más personas huyen de sus países por su condición o identidad sexual. ACNUR también se compromete a ayudarles.

Desde el mismo país de América Central que Kemdra también tuvo que escapar Óscar, de 47 años. Él es un activista LGTBIQ+ y una amiga, que era lesbiana, fue asesinada por esta condición. Óscar reunía todos los requisitos para ser perseguido por las autoridades. Ahora vive protegido en Guatemala.

Verse obligado a huir por motivos de condición o identidad sexual o por amar a quien se ame es un motivo de protección internacional. Y, a día de hoy, hay muchas personas que tienen que huir por estas causas en gran parte del mundo, como les ha pasado a Kemdra y Óscar.

ACNUR ha indicado en fechas recientes que el número de personas que se ven forzadas a huir ha ido en aumento año tras año y, además, se encuentra en el nivel más alto desde que se tiene registro. Una gran parte de estos desplazamientos no nacen de conflictos armados, sino por razones de persecución como ocurre con quienes persiguen y/o coaccionan a las personas LGTBIQ+.

Prohibido ser persona LGTBIQ+ en muchos países

Más de 70 países han denunciado violentamente las relaciones entre personas del mismo sexo, y en algunos se castiga hasta con la muerte. Otros han adoptado leyes que discriminan a las personas LGBTIQ+ o que las autoridades utilizan para perseguir a estas personas. También hay gobiernos que no están dispuestos o no pueden proteger a las personas LGBTIQ+ de la violencia dirigida por parte de pandillas criminales o por la policía local. Las personas que huyen de tales condiciones deben ser protegidas como refugiadas.

Pero el temor no acaba cuando salen de su país y llegan a un destino seguro, pues muchas personas LGBTIQ+ refugiadas a menudo se siguen enfrentando a situaciones similares, o incluso mayores, ya sea durante su desplazamiento o después de llegar a otro país. Se exponen a un alto riesgo de sufrir abusos sexuales y violencia o incluso se les niegan servicios básicos, como la atención médica o la protección policial.

A esto hay que añadirle que, aunque el reasentamiento en un tercer país es la opción más segura para estas personas, menos del 0,5 % lo consiguen, y el número sigue disminuyendo a medida que los gobiernos de todo el mundo reducen la cantidad de plazas que están dispuestos a aceptar.

¿Cómo ayuda ACNUR al reasentamiento de los refugiados LGTBIQ+?

Como se ha hecho evidente, una persona refugiada no solo es aquella que se ve obligada a huir de su país por una guerra. Existen muchos tipos de personas refugiadas entre las que también destacan aquellas que huyen por razón de ideología, religión, etnia y condición sexual. Con respecto a este último, ACNUR se compromete a ayudar a cualquier persona que tenga que comenzar de cero por razones sexuales trabajando con gobiernos y socias para ayudarlas a acceder a servicios y reconstruir redes de apoyo.

“Recibí una llamada de una trabajadora de ACNUR. Obtendría asistencia humanitaria, algunos artículos básicos para comenzar mi vida. Me sentí aliviada porque estaba a salvo, lejos de casa. Conseguí un trabajo y salí del albergue. Llegó en un buen momento porque me había puesto muy triste. No es fácil dejar todo tan de repente y comenzar de nuevo. Con el tiempo, aprendí a adaptarme y a disfrutar aquí en Guatemala… Solo quería irme, sin importar a dónde fuera”, explica Valeria, de 27 años, una mujer transgénero salvadoreña que solicitó asilo en Guatemala hace dos años.

En esta labor por la protección de estas personas la colaboración de todos también es muy importante, asegurándose de que su hogar, su comunidad y su país sean seguros para todo el mundo, incluidas las personas LGBTIQ+, rompiendo el silencio, escuchando las historias de personas LGBTIQ+ o contando su propia historia. Sea lo que sea, todo cuenta.

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