El billete electrónico se impone

Las nuevas tecnologías permiten comprar billetes de avión y de tren sin de salir de casa y sin necesidad de tener un comprobante en papel
Por Jordi Sabaté 2 de febrero de 2006

Hasta hace muy poco era costumbre que cualquier usuario que desease adquirir un billete de avión en España tuviera que desplazarse a efectuar la compra al aeropuerto o, como mínimo, a una agencia de viajes. Así obtenía un comprobante físico de su adquisición, que luego mostraría en la ventanilla de facturación para obtener su tarjeta de embarque. Era el tradicional ‘ticket’. Toda la vida había sido así… hasta que llegó el billete electrónico.

El fin del billete de papel

Desde hace ya varios años, aprovechando el impulso de las nuevas tecnologías y sobre todo de Internet, las compañías aéreas han puesto en marcha un sistema de compra de billetes fácil y cómodo de usar que evita al viajero desplazamientos innecesarios. Simplemente con un ordenador conectado a la Red, o una llamada de teléfono, se puede adquirir un billete virtual que tiene la misma validez que el físico. E incluso, dado que ahorra a las compañías costes de impresión, es más barato.

El billete virtual es una realidad que está desplazando con rapidez al físico

El billete virtual es una realidad que está desplazando con rapidez al físico. Por el momento, el 70% de las rutas de British Airways funcionan exclusivamente con esta modalidad y casi todas las compañías de vuelos de bajo coste lo están imponiendo: Ryan Air sólo expende billetes electrónicos y la barcelonesa Vueling jamás ha emitido un billete físico. Por su parte, Iberia ya ha anunciado que a partir de 2008 sólo expenderá billetes electrónicos. Air Europa sigue la misma senda y Spanair, de momento, lo aplica en sus vuelos nacionales.

¿En qué consiste el billete electrónico?

El billete electrónico consiste simplemente en un ‘localizador de compra’ que da la compañía, o la agencia de viajes, donde se contrata el vuelo. Recordando este código, o guardándolo escrito en algún sitio, el usuario puede ir una hora antes del despegue directamente al mostrador de facturación y, previa acreditación de su identidad mediante algún documento oficial, adquirir su tarjeta de embarque.

Consiste simplemente en un ‘localizador de compra’ que da la compañía, o la agencia de viajes, donde se contrata el vuelo

En algunos casos, como el de Iberia, ni siquiera es necesario mostrar el ‘localizador de compra’ en la terminal de facturación, sino que basta con presentar el Documento Nacional de Identidad para conseguir la tarjeta de embarque. Sin embargo, suele ser habitual que las agencias de viajes online recomienden guardar el código por motivos de seguridad, y aunque muchas alegan que sin el mismo no se podrá acceder al vuelo, esto no siempre es cierto.

Por otro lado, el ‘localizador’ permite al usuario imprimir la tarjeta de embarque desde cualquier impresora doméstica 24 horas antes del vuelo y así ahorrarse las colas en el mostrador de facturación. Esta opción también le deja reservar con antelación su asiento, eligiendo de este modo el pasillo, el centro o la ventana según cuáles sean sus preferencias. Además, el sistema de facturación anticipada previene contra los casos de sobreventa de billetes (‘overbooking’), si bien una vez realizada la facturación online se pierde la posibilidad de cancelar el vuelo. No todas las compañías que expenden billetes electrónicos presentan este servicio.

El ‘localizador’ permite al usuario imprimir la tarjeta de embarque desde cualquier impresora doméstica 24 horas antes del vuelo

Otra posibilidad que ofrece el ‘localizador’, en algunas compañías, es la de obtener la tarjeta de embarque en las máquinas expendedoras que se presentan como alternativa rápida a las colas del mostrador. Tanto esta opción como la anterior resultan muy cómodas cuando se viaja sólo con el equipaje de mano. Sin embargo, si se tienen maletas para facturar es necesario obtener la tarjeta de embarque en el mostrador de facturación.

¿Cómo se obtiene un billete electrónico?

Existen varias maneras de hacerse con un billete electrónico, algunas apoyadas en las nuevas tecnologías y otras siguiendo los procedimientos tradicionales. Una es efectuar una llamada telefónica al servicio de venta de billetes de la compañía y comprar el billete. Basta con dar a la operadora los datos de la tarjeta de crédito para que, a cambio, ésta facilite al usuario el ‘localizador’.

Es en Internet donde el billete electrónico se ha impuesto con más rotundidad

A partir de entonces, los datos del usuario, y su billete, entran en la base de datos de la compañía y éste puede proceder con cualquiera de las posibilidades anteriormente relatadas: acudir directamente al mostrador de facturación, imprimir su billete desde casa u obtener la tarjeta de embarque en una máquina expendedora, si es que se presenta esta posibilidad. Para todas estas operaciones necesitará el ‘localizador de compra’.

Otras opciones más tradicionales, como comprar el billete en las taquillas del aeropuerto o en una agencia de viajes física, también permiten obtener un billete electrónico y operar posteriormente desde la Red para conseguir la tarjeta de embarque y reservar asiento.

Sin embargo, es en Internet donde el billete electrónico se ha impuesto con más rotundidad. Así, la practica totalidad de los billetes comprados a Iberia por esta vía son electrónicos: el 96% en los vuelos nacionales y el 77% en los internacionales.

Renfe, a paso lento

Viajar en tren con un billete electrónico ya es posible. Pero, las ventajas que añade esta opción no son equiparables a las que se tiene cuando se contrata un vuelo. El billete electrónico de tren se compra igual que el de avión y funciona de la misma manera, pero presenta una serie de incomodidades que no tienen explicación aparente.

La primera vez que el usuario compra el un billete virtual de tren tiene que ir a canjearlo por su equivalente físico en las taquillas

Para empezar, la primera vez que el usuario compra el un billete virtual de tren tiene que ir a canjearlo por su equivalente físico en las taquillas de la estación de origen. Si el viajero reside en una ciudad pequeña el único inconveniente es el desplazamiento, pero si vive en una ciudad mediana o grande no podrá evitar las largas colas que se forman para comprar billetes.

Una vez se ha pasado por la experiencia del canje del billete virtual por el físico, las siguientes compras conllevarán la posibilidad de entrar directamente en el vagón sin necesidad de pasar por la taquilla. Una vez allí, el revisor se encargará de comprobar la identidad del usuario y su ‘localizador de compra’ para entregarle un billete físico que deberá conservar hasta el final del trayecto.

La página de Renfe en Internet ofrece la posibilidad de imprimir desde el propio ordenador el billete electrónico. Esta hoja impresa se entregará posteriormente al revisor en el vagón. Desde la oficina de venta de billetes electrónicos de Renfe se asegura que no existe ninguna diferencia de precio entre la posibilidad de que el usuario se imprima el billete o que lo haga el revisor en el tren. Sin embargo, la compañía no informa en ningún apartado de su página web del ahorro que le supone el no tener que imprimir los billetes de los viajeros.

Ventajas del billete electrónico

Las razones del éxito del billete electrónico estriban, en buena medida, en que a la comodidad de comprar sin tener que desplazarse se añade la de no depender del momento de la entrega del billete físico: no hay que estar a determinadas horas en el domicilio pendiente de la llegada de un mensajero.

No hay que estar a determinadas horas en el domicilio pendiente de la llegada de un mensajero

Otra razón de peso es el precio, ya que la impresión de los billetes físicos tiene unos costes que las compañías cargan al consumidor (15 euros en el caso de Iberia desde el pasado cuatro de enero). Además, los costes de envío de un billete físico a un domicilio corren a cargo del usuario y en algunos casos pueden llegar a ser superiores a los 20 euros.

¿Agencias o compañías?

Pero tal vez la principal ventaja que presente el billete electrónico, más allá de la comodidad que comporta, sea su gran utilidad operativa tanto para las compañías aéreas como para las emergentes agencias de viajes online. Tanto unas como otras se han consolidado en el mercado virtual por su gran oferta de vuelos y por la facilidad de búsqueda de los mismos en sus sitios web. Así es como consiguen ofrecer un servicio útil (en la variedad de ofertas) y barato (dado el ahorro de costes que supone una oficina virtual).

El billete electrónico es una pieza fundamental en ambos aspectos, puesto que además de ofrecer la posibilidad al usuario de obtener vuelos más baratos, permite una gestión rápida y efectiva de los mismos, de modo que tanto la compra como la anulación, o cualquier otro trámite, se hace sin demasiadas complicaciones.

En principio no existen grandes diferencias entre comprar un billete electrónico a través de una agencia online o hacerlo directamente en la página web de una compañía. Si bien es cierto que las agencias virtuales cobran unas tasas por servicios que rondan los 10 euros, este coste se ve compensado por la oportunidad que ofrece su amplia base de datos de obtener un billete a bajo coste.

El billete electrónico tiene una serie de tasas que conviene no olvidar al fijarse en el precio del vuelo

Por otro lado, y al igual que sucede con el billete físico, el billete electrónico tiene una serie de tasas que conviene no olvidar al fijarse en el precio del vuelo. Generalmente se cobra una tasa por gestión, independientemente de que la misma la haga la compañía o una agencia. También se añaden las tasas por impuestos y el precio de un seguro de cancelación, si bien éste es opcional.

Cada compañía aplica unas tasas de gestión variables, por lo que no está de menos calcular en el precio final del billete una vez se han sumado todos los costes adicionales. Por ley, estos costes deben aparecer antes de activar la orden final de compra. Si entonces todavía no han aparecido en la pantalla, la mejor opción es denegar la compra y buscar otra oferta.

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