La realización de transacciones y trámites «online» requiere la obtención de un certificado digital

Este fichero garantiza que el documento firmado electrónicamente no ha sido manipulado
Por EROSKI Consumer 27 de marzo de 2003

Está previsto que en la campaña de este año de la declaración del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) se presenten mas de millón y medio de declaraciones a través de Internet, según la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT). Para poder realizar «online» éste y otros trámites relacionados con la Administración, es necesario el certificado digital, un fichero cuya misión es verificar la identidad de la persona que lleva a cabo la operación en cuestión y que garantiza, por tanto, que el documento firmado electrónicamente no ha sido manipulado.

Con el certificado digital expedido de forma gratuita por Ceres (Certificación Española) de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT) -hay otras entidades que los tramitan para operar en sus portales, como la Fundación para el Estudio de la Seguridad y las Telecomunicaciones (Feste) o Camerfirma (Cámaras de Comercio españolas)- se accede a los servicios que cada vez más Administraciones Públicas ofrecen a través de Internet.

Algunos ejemplos son: el citado de la declaración de la renta, presentar reclamaciones, participar en subastas «online», consultar una multa de tráfico o el informe de vida laboral e incluso un examen -con las respuestas y la correspondiente puntuación- del MIR (Médico Interno Residente); aparte de otros muchos trámites y transacciones que suponen para el ciudadano un considerable ahorro de tiempo y, por supuesto, de desplazamientos. En total son ocho comunidades autónomas, veinticinco Diputaciones Provinciales, siete Ministerios, casi cinco mil municipios y un buen número de organismos autónomos de la Administración General del Estado los que ofrecen servicios «online».

Dos claves

Cuando se solicita el certificado digital en la web de Ceres (www.cert.fnmt.es), automáticamente se generan dos claves: una privada, que sólo el ciudadano conoce porque es quien la elige, que servirá para firmar de forma electrónica, y otra pública, a la que accede cualquiera. El sistema se basa en la criptografía asimétrica. Es decir, si con la clave privada se firma electrónicamente, con la otra se verifica la firma y viceversa. «Así, se garantiza la identidad del firmante y que el contenido del documento no se ha modificado», apunta Sergio Ruiz Mahillo, director de Ceres.

El fichero contiene los datos personales del titular del certificado digital -nombre y apellidos -, el Número de Identificación Fiscal (NIF) -si es un extranjero el NIE-, y la fecha de validez, que es de dos años. Dos meses antes de su caducidad, Ceres remite un correo electrónico para su renovación, que se realiza en Internet. «Si el certificado digital no se renueva perderá su valor, no se podrán realizar transacciones, pero en Ceres lo custodiaremos durante quince años como exige la ley. Esto es porque lo que se ha firmado quizá haya que verificarlo de nuevo en, por ejemplo, diez años», explica el director de Ceres.

Al igual que ocurre cuando se extravía una tarjeta de crédito, si se pierde el certificado digital (el fichero descargado en el ordenador) -al formatear el disco duro, cambiar de navegador o cualquier otro problema de seguridad- se debe llamar a un número de teléfono para que lo revoquen. «Una vez comunicada la pérdida, se deja sin validez y se publica en unas listas denominadas negras que recogen todos los certificados revocados», dice Ruiz Mahillo. Para evitar esto, una vez descargado el fichero en el ordenador se recomienda hacer una copia de seguridad en un disquete.

Ventajas

«Las ventajas de los certificados digitales están claras- explica Ruiz Mahillo-. Aparte de evitar desplazamientos y colas, se ahorra tiempo y dinero, se gana en comodidad -se puede instalar en cualquier ordenador, aunque cuando se solicita por primera vez en Internet luego, necesariamente, debe descargarse en el mismo equipo desde el que se realizó la petición-, y también supone un ahorro en tecleo de datos y papel para los organismos que prestan servicios. En el caso de presentar la declaración de la renta por Internet y que salga a devolver, es fácil que en unos pocos días se tenga el dinero. Las declaraciones «online» no tienen preferencia para la devolución, simplemente es que los datos llegan antes».

Desde 1999 hasta la fecha, Ceres ha expedido 336.000 certificados digitales. «En el último año, hemos tramitado 250.000, que han dado lugar a más de un millón de declaraciones», apunta Ruiz Mahillo.

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