Las aerolíneas ajustan sus ofertas para competir con las compañías de bajo coste

El precio de los pasajes desciende hasta un 30% por la influencia de estas pequeñas empresas
Por EROSKI Consumer 13 de julio de 2003

Las líneas aéreas de bajo coste han pasado de ser un simple producto de moda a convertirse en una competencia real para las compañías tradicionales. Gigantes del cielo como Iberia, British Airways, Lufthansa o Air France ya han empezado a multiplicar sus ofertas de precios, que en el caso de España llegan a un descenso de hasta el 30%. Lo curioso es que todas ellas han tenido que remodelar la estructura de su negocio en apenas un mes y recortar costes al máximo, a pesar de que ya habían incluido ese peligro en sus balances de cuentas correspondientes a 2002.

El primer aviso lo lanzó a principios de año la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), al poner en evidencia la «falta trágica de rentabilidad» de todas las compañías aéreas, salvo ilustres excepciones protagonizadas por las antiguas empresas públicas de España y Francia, y las líneas asiáticas -que caerían poco después tras la aparición de la epidemia de neumonía atípica-. Ya entonces recomendó a sus miembros «flexibilizar» su flota y costes al máximo, sabedora de que los operadores de bajo coste (OBC) pueden rondar este año el 15% del mercado.

Los números son en este caso más que elocuentes. Hace un año las compañías de ‘vuelos baratos’ controlaban casi el 9% del negocio europeo, pero tan sólo seis meses después (diciembre de 2002) habían crecido cuatro puntos porcentuales más. En total, durante el ejercicio pasado trasportaron 31,8 millones de pasajeros, casi la mitad de los cuales correspondieron a conexiones entre España y el Reino Unido. Para 2007 prevén triplicar su número de clientes (90 millones) y acercarse al 20% del mercado, aunque los más optimistas confían cubrir la quinta parte del mismo en 2008.

Iberia fue de las primeras en reaccionar, pues no en vano evidencia el temor a ese nuevo contrincante en su Plan Director 2003-2005 -pendiente de revisión por la pasada guerra de Irak y la crisis económica-, al final del cual prevé dejar de ingresar 100 millones de euros por ‘culpa’ de los empresarios de ‘vuelos baratos’.

La ‘guerra’ de tarifas iniciada poco antes de la primavera con las otras aerolíneas españolas (Spanair y Air Europa) fue más aparente que real, pero con el paso del tiempo sí ha tenido sus efectos al materializarse bajadas de hasta el 30% por la presión de las OBC. La antigua empresa estatal y la sociedad de Juan José Hidalgo han optado por «personalizar el servicio», lo que en la práctica se traduce en la eliminación de las tradicionales comidas y periódicos para que el cliente decida si prescinde de ellas o las paga. Su estrategia no ha sido seguida por el resto de grandes operadores de red, que creen que su mejor política frente a las compañías de bajo coste es mantener esos servicios añadidos al billete, a fin de ofrecer un producto extra de calidad. Lufthansa, Spanair, Air France y British Airways creen que su lucha pasa por ofrecer tarifas más flexibles y de un solo trayecto (lo que eliminaría la obligación tradicional de hacer noche en el destino).

Y es que no está nada claro si la tarta de los vuelos se reparte ahora entre más invitados o se ha creado un nuevo mercado, «gente que antes no volaba y ahora lo hace, pues está al alcance de sus bolsillos», según explica un responsable de Easyjet, la compañía más grande de las OBC en Europa. De hecho, las cifras de ocupación revelan que cada año hay más pasajeros en los aviones (para 2008 se prevé transportar 600 millones de personas frente a los 435 millones de 2001), en parte porque los precios bajos hacen que se viaje con más frecuencia.

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