‘Chicharros’: Inversiones de alto riesgo

Las acciones llamadas chicharros se pueden contratar a un precio muy barato, pero tienen una liquidez mínima y una fuerte volatilidad que las convierten en una inversión de alto riesgo
Por José Ignacio Recio 3 de diciembre de 2007
Img chicharro listado
Imagen: Carlos Paes

¿Qué es contratar un chicharro? Aunque parezca mentira, no se refiere a un tema de alimentación, sino a una forma de invertir en renta variable. Chicharro, en definitiva, es una palabra usada en el argot bursátil para referirse a aquellos valores que son muy baratos y con escasa liquidez en bolsa. En los momentos de fuertes subidas o bajadas siguen multiplicando la tendencia del mercado. Son valores de segunda fila, de elevado riesgo. Se trata de una clase de valores sometidos a una fuerte volatilidad unido a una escasa liquidez, lo que los configura como unos valores con un elevado índice de riesgo.

Baja cotización

Los chicharros se corresponden generalmente con sociedades de acusados problemas financieros, incluso en situación de suspensión de pagos. La razón de su contratación por los inversores es su baja cotización, que probablemente no podrá disminuir, ante la expectativa, poco probable, de una posterior subida. Pero con todo, el principal inconveniente es su liquidez ante la posibilidad de no encontrar comprador. Abengoa, Aforasa, Avanzit, Lingotes Especiales, Reno de Medici o Sniace son algunos ejemplos de las empresas que cotizan en la bolsa y cumplen con estos requisitos. Muchas de estas empresas cotizan en el mercado español con un free flota mínimo(término de origen anglosajón cuya traducción literal es «libre flotación». Se emplea para designar la parte del capital social de una compañía que cotiza libremente en el mercado de valores), de manera que cualquier presión de papel o de dinero puede distorsionar el precio.

Son valores de escasa liquidez y volátiles, y cualquier presión de papel o dinero puede distorsionar su precio

Su peligrosidad viene determinada por la posible manipulación de capital flotante a través de la actuación de unos cuantos brokers que hacen y deshacen en el valor bajo la ley del mínimo esfuerzo, -y ante la cual los pequeños y medianos inversores están totalmente indefensos-, tal y como afirman desde AEMEC (Asociación Española de Accionistas Minoritarios en Empresas Cotizadas en Bolsa), que piden una mayor transparencia en este tipo de acciones.

Señas de identidad del chicharro

¿Cómo puede identificar el inversor a uno de estos valores? A los menos avezados en inversión bursátil les puede crear serios problemas la identificación de estas acciones. Pero sus señas de identidad, que los hacen inconfundibles, son claras:

  • Tienen una baja capitalización, de manera que su liquidez es menor que el resto de los valores que cotizan en el Mercado Continuo. Precisamente, este último denominador es el que en opinión de los analistas bursátiles no los hace muy recomendables para el pequeño y mediano ahorrador. La razón es que si éste quiere vender las acciones en un momento determinado quizá no pueda hacerlo, y cuando lo logra, en la gran mayoría de las ocasiones, se malvenden, es decir se venden a un precio inferior al comprado.

  • Las variaciones de sus precios son normalmente más fuertes, tanto al alza como a la baja, respecto a las de otros tipos de acciones, como las de los blue-chips. Una demanda u oferta de cierto nivel puede forzar un notable incremento o disminución de los precios. En este sentido son acciones más fáciles de manipular que las otras que cotizan en cualquier índice de la bolsa y, en este sentido, el inversor está indefenso ante las estrategias que aplican determinados intermediarios financieros. Algunos brokers recomiendan comprar este tipo de acciones fijando un precio objetivo mucho más elevado al que cotiza en esos momentos, cuando la realidad es que nunca -o a muy largo plazo- se van a cumplir esos objetivos. Uno de los casos más conocidos es el de las acciones de Terra, que momentos antes de desplomarse, eran recomendadas por algunos analistas con un precio objetivo de más de 100 euros.

Los chicharros pueden alcanzar revalorizaciones anuales del 50% o el 100%

  • Son empresas pequeñas, con poco recorrido histórico que, debido a su gran volatilidad, son campo de batalla de los inversores ‘cortoplacistas’, expertos inversores que suele operar en el los períodos más cortos, muchos de ellos al calor de los rumores que funcionan en torno a sus acciones. Por esta razón son valores en los que los inversores particulares están más indefensos, puesto que cualquier movimiento que se produzca puede hacerlos perder mucho dinero, aunque también ganarlo.

  • El aspecto positivo viene dado porque los inversores pueden aprovecharse de las enormes revalorizaciones que pueden obtener, como ha ocurrido durante los últimos cinco años. Avanzit, Mecalux, Funespaña o Ercros, por ejemplo, han acumulado unas revalorizaciones anuales de entre un 50% y un 100%, una cifra que se sitúa a gran distancia de las presentadas por los blue-chips del Ibex-35 (Banco Santander, BBVA, Endesa, Iberdrola y Telefónica).

Chicharrillos: aún más volátiles y con mayor riesgo

Los chicharrillos son un subgrupo de los chicharros , denominación que se usa para los valores de altísimo riesgo, los más elevados del mercado bursátil. Son muy poco ‘líquidos’ y, a veces, dejan de cotizar por lo que son altamente peligrosos para cualquier perfil de inversor. También son muy volátiles, mucho más que los chicharros. Pueden multiplicar por 10 o por 15 un capital en pocos meses.

Debido a estas características, los analistas del mercado bursátil no los consideran como los más adecuados para el inversor medio, y solamente aquellos inversores agresivos o que están pendientes permanentemente de la evolución del mercado ponderan en su cartera este tipo de inversiones. Befesa o Testa Inmuebles son algunos ejemplos de las empresas que cotizan en el Mercado Continuo y que corresponden a esta clasificación. El hecho de que una empresa doble su valor en pocas horas, con menos del 3% de su capital flotante, como en el caso de la tecnológica, muestra hasta qué punto puede perjudicar la compra de este tipo de acciones al pequeño o mediano inversor.

Movimientos de los chicharros

Características:

  • Son valores de muy alto riesgo.
  • Son poco líquidos, ya que son muy pequeños y tienen pocas acciones en el mercado. Son muy volátiles.
  • Pueden moverse con oscilaciones en su cotización de hasta un 15%.
  • Gran parte de las empresas españolas en recesión se pueden considerar chicharros.
  • Una demanda u oferta de cierto nivel puede forzar un notable incremento o disminución de los precios.

¿Por qué sube un chicharro?:

  • Porque sus cotizaciones están hundidas o bajo mínimos.
  • Porque las medidas de reactivación favorecen a los valores que están en peor situación.
  • Por el traspaso de Renta Fija a Renta Variable.
  • Porque “los grandes” van a por estos valores que están en mala situación para sacar la mayor rentabilidad posible.
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