Alimentos protagonistas del verano

Las frutas y las hortalizas estivales, que presentan un alto contenido en agua, fibra, antioxidantes y micronutrientes, son idóneos para alimentarse en el calor
Por EROSKI Consumer 29 de junio de 2004

Hoy en día, debido a los cultivos en invernadero se puede disponer de cualquier tipo de alimento durante todo el año, si bien los de temporada siguen siendo mucho más sabrosos y nutritivos. Por ello, en verano no pueden faltar en nuestra mesa alimentos como la berenjena, el tomate, el pepino, los pimientos, las cerezas, el melón o la sandía.

Platos muy refrescantes

Cuando el calor aprieta, las preferencias a la hora de elegir un alimento u otro cambian, ya que los densos potajes que se toman en invierno, raramente apetecen en verano. Una buena opción es elegir un primer plato ligero, refrescante y nutritivo. Las sopas frías y las cremas son sencillas de elaborar y muy apetecibles en esta estación. Refrescan y alimentan, ya que normalmente se elaboran a base de diferentes verduras y cereales o patata, por lo que son platos ricos en variedad de nutrientes, fibra y antioxidantes. Su alto contenido en agua no sólo los convierte en platos con un bajo contenido calórico, si no que además ayudan a mantener una correcta hidratación. Una crema vichyssoise o un tradicional gazpacho elaborado a base de hortalizas y aceite de oliva, pueden ser alguna de las múltiples opciones que existen.

Las ensaladas son uno de los platos del verano por excelencia. Se pueden elaborar con gran variedad de vegetales como endibias, espinacas, diferentes tipos de lechuga, tomate, pepino, pimiento, zanahoria, remolacha, cebolla… por lo que no sólo van a ser un plato ligero y muy nutritivo gracias a su alto contenido en vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes, sino que resultarán muy atractivas gracias al gran colorido que presentan. Si se desea elaborar una ensalada más consistente se pueden añadir alimentos como maíz, pasta, arroz o patata o incluso legumbres, que aportan hidratos de carbono complejos a la ensalada y muy poca o nada de grasa. Y para la cena nada mejor que una ensalada completa que contenga también alimentos proteicos como taquitos de queso o tofu o huevo, entre otros.

Las verduras no sólo sirven para elaborar ensaladas, sino que son un acompañamiento perfecto para platos tanto de huevo o seitán, ya que cocinadas a la plancha, salteadas e incluso crudas, constituyen una guarnición muy sabrosa y nutritiva que además aporta un toque de color al plato haciéndolo mucho más apetecible.

De postre, fruta fresca

La gran variedad de frutas que nos ofrece el verano hace difícil resistirse a ellas. Son el mejor postre y tentempié, ya que además de ser ricas en agua contienen minerales, vitaminas y diferentes sustancias con acción antioxidante, además de contener cantidades interesantes de fibra.

Un buen modo de aprovechar todas las propiedades nutritivas que poseen las frutas es tomarlas en forma de macedonia. La mezcla de color, aroma y sabor hace que éste sea un postre muy apetecible, además de ser una opción muy acertada para que los niños consuman estos nutritivos alimentos. En las macedonias se pueden mezclar tantas frutas como se quiera: fresas, sandía, melón, kiwi, plátano, cerezas, etc.

Mantener una correcta hidratación

Incluir frutas y verduras en la dieta, ayuda a mantener una correcta hidratación durante los calurosos meses de verano gracias al alto contenido de agua de estos alimentos. Si bien no hay que olvidar la importancia de beber agua en cantidades suficientes. Por lo general en verano es aconsejable tomar unos dos litros de líquido al día, aunque esta cantidad puede variar ya que depende del ejercicio que se realice, la condición física de cada persona, así como de la temperatura ambiental.

Hay que prestar especial atención a niños y ancianos ya que son más sensibles a los golpes de calor. En estos casos, así como en personas poco acostumbradas a ingerir cantidades tan elevadas de agua, puede resultar útil sustituirla en algunos casos por zumos de frutas o de hortalizas, infusiones frías… pero sin olvidar que el agua es la bebida más recomendable.

Una buena hidratación junto con una correcta alimentación, ayuda a sentirse fresco y saludable además de contribuir al mantenimiento del buen estado de la piel, más afectada en verano que en invierno debido al efecto de los rayos solares, que favorecen el envejecimiento de la misma.

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