El embarazo psicológico del hombre, ¿existe?

Muchos hombres se involucran tanto en la gestación que experimentan algunos de sus síntomas, como náuseas, vómitos y aumento de peso
20 de enero de 2022. Este artículo de Cristian Vázquez también fue publicado en nuestra web el 7 de septiembre de 2012
Hombre pensativo embarazo
Imagen: Sammy-Sander

Muchos hombres experimentan síntomas como mareos o antojos cuando sus parejas están embarazadas. Sufren un embarazo psicológico masculino o síndrome de Couvade. En el siguiente artículo se desvela cuándo y cómo se produce la gestación psicológica del hombre, además de destacar sus síntomas, que no son tan diferentes a los que padece su pareja gestante.

¿Cuándo aparece el embarazo psicológico del hombre?

Un hombre que padece un embarazo psicológico experimenta náuseas y se muestra más sensible

El embarazo psicológico no es solo cuestión de mujeres. También los hombres pueden ser víctimas de uno. Claro que sus características son diferentes.

En la mujer, por lo general se produce ante el deseo ferviente de quedarse embarazada o ante lo opuesto, es decir, cuando teme una posible gestación, pero lo cierto es que no hay ningún embarazo real.

En el caso del hombre, en cambio, sí existe una gestación: el embarazo psicológico masculino surge ante el embarazo real de su pareja. El varón experimenta síntomas propios de la mujer embarazada, tales como náuseas, vómitos, aumento de peso o mayor sensibilidad. ¿Cómo es posible?

Hombre triste embarazo psicológico
Imagen: Andrea De Stefani

Cómo se produce la gestación psicológica del varón

La explicación hay que buscarla, tal como su propio nombre indica, en la psicología. El motivo por el cual el hombre sufre esos síntomas se llama identificación. Los psicólogos la definen como el «proceso por el cual un individuo se vuelve semejante a otro, en su totalidad o en parte». La identificación durante el embarazo psicológico del varón supone que el varón empatice de un modo intenso con su pareja gestante.

«El embarazo psicológico implica que el hombre se ponga en el lugar de la mujer embarazada y tenga síntomas parecidos a los que tiene su pareja», señala la psicóloga perinatal Anainés Cazador. El varón, sin embargo, no lo hace de forma consciente. «El hombre no dice ‘ahora voy a tener vómitos’; pero la mente es fabulosa en ese sentido», apunta la psicóloga.

El embarazo psicológico surge en la mente del hombre, pero se manifiesta de forma física

La explicación fisiológica del embarazo psicológico del hombre es la siguiente. El sistema nervioso humano está dividido en dos partes: el sistema nervioso somático y el sistema nervioso autónomo. Este último (sistema nervioso vegetativo o visceral) regula las funciones involuntarias e inconscientes del cuerpo humano, como la respiración y el movimiento intestinal. Y se ve afectado, a nivel inconsciente, por los sentimientos y estados anímicos de la persona. «Esto hace posible que alguien padezca gastritis, por ejemplo, como consecuencia de estrés», añade Cazador. Y es también lo que ocurre en un hombre que padece un embarazo psicológico.

Síntomas del embarazo psicológico masculino

El embarazo psicológico del hombre también se denomina síndrome de Couvade, nombre que proviene de la palabra francesa couver, que significa incubar. Tiende a aparecer durante primer trimestre del embarazo y en muchos casos llega hasta su final. Entre los síntomas más frecuentes, se encuentran:

  • Mareos, náuseas y vómitos.
  • Aumento de peso.
  • Mayor sensibilidad, tanto sensorial (se agudizan sentidos como el gusto y el olfato) como de carácter, ya que el hombre a menudo se torna más irritable.
  • Dolores abdominales o de muelas.
  • Antojos.

Todos estos son síntomas reales que padece el cuerpo del hombre, pese a que no sea él quien está embarazado. «Es lo mismo que sucede con las enfermedades psicosomáticas», compara Anainés Cazador. «Son síntomas que tienen un significado psicológico, pero que se manifiestan en el cuerpo», aclara.

En cualquier caso, la aparición de estos síntomas no es dañina. Por lo tanto, se puede consultar con un especialista, pero no hay que preocuparse en exceso, salvo que se perciba un agravamiento tanto en la frecuencia como en su intensidad.

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