El parto en el agua

Para decidir si conviene dar a luz en un medio acuático hay que conocer sus ventajas, qué condiciones se deben cumplir y qué riesgos se pueden presentar
Por Cristian Vázquez 20 de octubre de 2011
Img parto agua
Imagen: rabble

El parto en el agua es una técnica que ha ido ganando seguidoras a lo largo del tiempo. Casi todos han oído hablar de ella en reiteradas ocasiones… aunque no siempre con el rigor y el nivel de detalle necesarios. Cómo se realiza exactamente, cuáles son las ventajas reales de este método o qué riesgos implica: esas son algunas de las preguntas fundamentales que deben responderse antes de zambullirse a la aventura.

¿En qué consiste?

Se trata de una manera natural de dar a luz al bebé, solo que en lugar de que la madre esté recostada sobre una camilla, se encuentra en una bañera, con agua a la misma temperatura del cuerpo (37º C). El niño, inmediatamente después de nacer, es apoyado sobre el vientre materno -todavía bajo el agua- donde recibe suaves masajes durante unos 20 minutos. Luego se saca al bebé del agua y en ese momento, cuando comienza a respirar por sus propios medios, se corta el cordón umbilical.

¿Qué ventajas tiene?

Los especialistas enumeran una extensa serie de ventajas. Las más destacadas son las siguientes:

  • El agua ocasiona efectos sobre dos hormonas con un rol muy importante durante el trabajo de parto. Por un lado, reduce la producción de adrenalina, lo cual favorece la relajación de los músculos y facilita la dilatación. Por otro lado, aumenta la generación de endorfinas, produciendo un efecto analgésico natural sobre la madre. Esto permite evitar el uso de la anestesia epidural.
  • En la bañera, la madre puede adoptar la postura que le resulte más cómoda en al agua. Por lo tanto, cada mujer da a luz «a su manera», según lo que su propio cuerpo y sus instintos le pidan. De hecho, muchas adoptan la posición de cuclillas, que parece ser la más natural y que convierte a la gravedad en una aliada para la salida del bebé.
  • Para el propio bebé, no es tan drástico el cambio del universo líquido del que viene (rodeado de líquido amniótico) al «mundo seco» en que vivimos. Esa transición de 20 minutos con suaves masajes posibilita que el nuevo ambiente le resulte más familiar y, por ende, menos traumático.
  • La madre puede estar acompañada -de un modo mucho más cercano que en los partos tradicionales- por las personas que ella elija; siempre que, por supuesto, no superen una cierta cantidad y no limiten demasiado el espacio de trabajo. La presencia de los seres queridos incrementa la confianza de la madre y la «magia» de un momento ya de por sí tan especial.

Condiciones y riesgos

Es imprescindible tener en cuenta algunas cuestiones al momento de decidirse por un parto acuático. Las ventajas que se acaban de mencionar no deben ocasionar que se pierdan de vista ciertas condiciones indispensables para pensar un parto acuático, ni algunos riesgos que este conlleva. Estos son algunos de los más importantes:

  • Solo puede realizarse un parto en el agua cuando el embarazo se haya desarrollado sin problemas y no presente ningún tipo de riesgo.
  • La madre no debe padecer de hipertensión arterial, cardiopatías ni ninguna otra afección que el ginecólogo y el obstetra consideren peligrosa.
  • La mujer no debe introducirse desde el principio en el agua, sino cuando ya haya comenzado el proceso de dilatación (normalmente, cuando haya dilatado unos 5 centímetros).
  • La temperatura del agua se debe controlar permanentemente: nunca puede estar por debajo de los 36º C ni por encima de los 37.
  • Es indispensable la presencia de un especialista, sobre todo ante la posibilidad de riesgos, como un parto podálico (cuando el bebé no nace de cabeza sino al revés, enseñando primero los pies). La madre nunca se debe quedar sola.
  • Aunque la mayoría de las veces no hacen falta, se debe recordar que no puede aplicarse ningún analgésico ni anestésico, y solo debe realizarse una episiotomía (incisión en la vulva para facilitar la salida del bebé) en casos de extrema necesidad.

Un último dato. Si además de que el parto sea acuático la madre desea que tenga lugar en su casa, la magia y la intensidad del momento se multiplican, pero los riesgos también. Por eso, además de asegurarse de que posee una bañera adecuada, la presencia de al menos un especialista y todos los demás recursos necesarios, debe tener la garantía de que, ante el menor problema, podrá acudir rápidamente a un hospital o centro de salud donde puedan brindarle la asistencia necesaria.

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