Los técnicos de Hacienda atribuyen al dinero negro el diferencial de inflación con la eurozona

Niegan que responda a la subida de los alimentos o a la mayor dependencia energética de España
Por EROSKI Consumer 17 de enero de 2008

La desviación al alza de 1,2 puntos del Índice de Precios al Consumo Armonizado (IPCA) de la economía española con respecto a la media de la eurozona se debe al excesivo dinero negro en circulación existente en España, afirman los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha). Niegan, por tanto, que este diferencial de inflación se deba, como dicen otras fuentes, a la subida de los alimentos o a la mayor dependencia energética de nuestro país.

Según los datos del Banco de España, en el Estado español circula más de la cuarta parte de los billetes de 500 euros de la eurozona, lo que supone un total de 56.438 millones de euros que se mueven, en su mayoría, como dinero negro. La economía sumergida se estima actualmente en el 23% del Producto Interior Bruto (PIB), mientras que la media europea se sitúa en el 10%.

GESTHA afirma que este alto nivel de economía sumergida agrava el diferencial de precios con respecto a nuestros vecinos europeos, al provocar una «espiral de consumo», en la que la propensión a la compra es mayor debido al efecto psicológico de «gastar con más alegría y cuanto antes el dinero negro para darle salida».

Desde la entrada en vigor del euro, España viene soportando un diferencial de inflación con respecto de la Unión Monetaria Europea (UME) -medido por el IPCA- de un punto porcentual de media, acumulando una diferencia de unos diez puntos desde 1999. En 2007, el IPCA se situó en el 4,3% -sólo por delante de Eslovenia-, mientras que la media de los países de la zona euro fue del 3,1%.

Petróleo y alimentos

Los técnicos de Hacienda reconocen que el repunte generalizado de la inflación en la zona euro se debe a la escalada de los precios del petróleo y de los alimentos, pero aseguran que, en ningún caso, estos factores pueden explicar el diferencial de España con respecto al resto de la UME, pues la dependencia energética y los precios de los alimentos son similares en buena parte de la eurozona.

Esta tesis queda reforzada, según Gestha, al observar que el diferencial de inflación se ha mantenido prácticamente constante -un punto porcentual- en un periodo donde el precio del barril de petróleo se ha multiplicado por cinco, desde los 20 dólares de 1999 hasta los cerca de 100 dólares actuales.

«Si confrontamos la dependencia energética de los distintos países de la Unión Monetaria con los datos de inflación, resulta sencillo observar cómo países con índices similares al nuestro, como Austria, Bélgica, Irlanda, Italia o Portugal, presentan tasas de inflación significativamente inferiores, lo que nos lleva a despreciar la dependencia energética como causa del diferencial de inflación», explica José María Mollinedo, secretario general de Gestha.

La consecuencia negativa de esta diferencia de precios es la pérdida de competitividad del comercio exterior, hasta el punto de que las dificultades a la exportación y el abaratamiento de las importaciones han duplicado la deuda externa en los últimos cuatro años.

En el ámbito doméstico, los técnicos estiman que los consumidores españoles han sufrido una pérdida de poder adquisitivo diez puntos por encima del resto de vecinos europeos. El encarecimiento de la luz, el agua, el gas, las hipotecas y el transporte perjudica especialmente al 57% de los trabajadores y pensionistas españoles que perciben menos de 1.100 euros al mes.

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