Las marcas de ladrones para señalar objetivos

A pesar de ser "vox populi", los expertos discrepan sobre el uso o no de una simbología específica entre delincuentes
Por Vicente Manjavacas 4 de enero de 2009
Img ladron
Imagen: Saxon

Los amigos de lo ajeno «trabajan» incluso en vacaciones, sobre todo aprovechando los desplazamientos de muchas de sus víctimas. Una de sus pautas de actuación, según apunta la rumorología, se basa en el uso de una simbología específica que informa a otros «colegas» sobre las particularidades de la vivienda que se pretende desvalijar. ¿Es cierta la existencia de tales señales? ¿Cómo actúan los ladrones? ¿Quiénes son sus víctimas predilectas? Lo cierto es que, a pesar de ser «vox populi», hay una cierta controversia entre los expertos sobre si los ladrones se sirven o no de un lenguaje cifrado para fijar sus objetivos. Pero de lo que no cabe duda es de que los delincuentes realizan labores de investigación acerca de las costumbres de los vecindarios para tener la mayor información posible antes de atracar un domicilio.

Estos «códigos», según el Ministerio del Interior, serían utilizados por bandas, y en ellos se especificarían datos cómo las horas que el domicilio permanece sin vigilancia, si viven personas de avanzada edad sin compañía, si hay artículos de valor o si la casa está vacía. Fuentes de Interior señalan que los cacos utilizan desde hace tiempo este tipo de marcas en los domicilios, e incluso las fuerzas del orden han llegado a contar con un documento que ejercía las funciones de «piedra Rosetta», un apoyo para poder descifrar los códigos. Un escrito que no resulta de utilidad durante mucho tiempo, ya que los ladrones cambian la simbología constantemente para evitar ser localizados. Además, las citadas marcas no serían de «conocimiento amplio» en el mundo delictivo, sino que son únicas y exclusivas para cada red o grupo de atracadores.

En los robos perpetrados en domicilios particulares los ladrones llevan a cabo una labor previa de vigilancia y observación

La credibilidad concedida por los ciudadanos a la existencia de símbolos que señalan objetivos es tal que incluso en los foros y espacios de debate en Internet se comparte información sobre ellos. Y en algunos medios de comunicación se ha llegado a facilitar un documento que permite interpretarlas. Los expertos recuerdan, sin embargo, que tales escritos no puede utilizarse por los ciudadanos como medida de prevención.

Utilicen o no señales (algunas fuentes policiales dudan de la existencia de estas marcas), de lo que no cabe duda es de que en la casi totalidad de los robos perpetrados en domicilios particulares los ladrones llevan a cabo una labor previa de vigilancia y observación. A partir de este ejercicio, conocen la rutina de quienes viven en una casa, cerciorándose de sus horas de salida y regreso, y de cuánto tiempo dispondrían para dar el golpe, así como de las opciones de huida que ofrecen el inmueble o el entorno donde se encuentra situada la casa.

Todos, posibles víctimas

En España cada año se producen robos en casi 400.000 hogares. Hay que considerar que como atracos a viviendas no sólo se contabilizan aquellas ocasiones en las que los ladrones tienen acceso a la casa, sino que también se computan los ataques que se producen en las dependencias del inmueble: portales, ascensores, zonas comunes como trasteros o patios… A pesar de la disparidad de sitios en que se puede ser víctima de un asalto dentro de un edificio, más del 70% de los robos se producen o bien en el interior del domicilio o en el portal de acceso.

Aunque la cifra de robos perpetrados en domicilios sitúa a España por debajo de la media europea, durante los años 2006 y 2007 este tema se convirtió en una preocupación creciente en el seno de la sociedad debido al elevado número de atracos con violencia a viviendas. Si bien inicialmente se trataba de acciones realizadas, en su gran mayoría, en urbanizaciones costeras de Cataluña, más tarde los atracos se extendieron a distintas zonas del país. Una de las más sonadas se produjo a finales de 2007, cuando un grupo de hombres irrumpió en la casa de un afamado productor y presentador televisivo, quién sufrió heridas como consecuencia del forcejeo con los atracadores. Los ladrones habían entrado en su casa a pleno día, a pesar de estar enclavada en una urbanización con acceso restringido. ¿Quiénes son las víctimas? Aunque pudiera pensarse que sólo las personas más adineradas pueden sufrir este tipo de atracos, lo cierto es que no puede hablarse de un perfil concreto de víctima, ya que los hurtos en domicilios se producen indistintamente en zonas acomodadas y en barrios populares.

Para evitar convertirse en una de ellas es siempre una buena práctica tomar medidas básicas de precaución:

  • No informar a mucha gente sobre las ausencias prolongadas.
  • No dejar que el correo se acumule en el buzón.
  • Ser precavidos a la hora de abrir la puerta a desconocidos y comprobar siempre la identidad de las personas que solicitan el acceso al interior de la vivienda argumentando querer comprobar contadores de suministros como el gas o la electricidad.

Qué hacer en caso de robo

A pesar de tomar precauciones, nadie está libre de ser víctima de un asalto en su propio domicilio. Tanto las empresas especializadas en proporcionar seguridad privada como el Ministerio del Interior señalan que, si el robo se ha producido en ausencia de los dueños, no se deben mover las cosas de lugar y conviene dejar todo «tal cual» hasta la llegada de la Policía, a la que conviene avisar de inmediato. Si el asalto al domicilio se produce mientras los propietarios están en la vivienda, lo mejor es evitar enfrentarse directamente con el ladrón, ya que puede mostrarse violento y causar algún daño físico. En el caso de sorprenderlo «in fraganti» al llegar a casa, lo más sensato es alejarse rápidamente y pedir la intervención de las fuerzas de seguridad.

Denunciar un robo es condición imprescindible para pedir la indemnización al seguro

Cuando se produce un robo siempre hay que denunciar. Para tramitar la denuncia es necesario contar con un documento que acredite ser propietario (o, en su defecto inquilino) de la vivienda que haya sido objeto de robo. Si se da la circunstancia de que se han sustraído objetos de valor (pequeños electrodomésticos como televisores, ordenadores o reproductores audiovisuales) lo más acertado es acompañar la denuncia con un recibo que justifique el pago de dichos objetos. La importancia de contar con una denuncia es tal que, como recuerdan desde las compañías aseguradoras, sin ella no es posible pedir al seguro la indemnización por los daños que se hayan podido ocasionar en el domicilio.

ESTAR SEGURO EN CASA

Ocho de cada diez personas que han sufrido robo con violencia en su domicilio se interesan por la contratación de servicios de seguridad privada. Hay distintos “paquetes” de protección, cuyo coste varía en función de la empresa que los ofrezca y los componentes que tenga.

Los más sencillos constan de un dispositivo de alarma que emite una señal a la central. A partir de ahí se activa un procedimiento mediante el cual o bien se da aviso a los cuerpos de seguridad públicos, o se atiende el aviso de emergencia con personal de la propia empresa. Su precio es a partir de 500 a 600 euros. Los añadidos y extras se pueden multiplicar exponencialmente hasta cubrir las necesidades del usuario; obviamente, también se multiplicará el precio. Entre los suplementos más populares destaca un servicio anticorte de línea telefónica, que suma 100 euros al presupuesto inicial.

Además de la seguridad privada, muchos de quienes han sufrido un robo en casa optan por la adquisición de una puerta reforzada, con precios a partir de 300 euros. Las puertas blindadas (400 euros) o las acorazadas (a partir de 1.200 euros) son también muy utilizadas. Las ventanas también suelen reforzarse, pues tienden a ser consideradas como los lugares de más fácil acceso tanto en pisos bajos como en los más próximos a los tejados. Asimismo conviene prestar especial atención al cuidado de las fachadas, balcones, terrazas, salientes e incluso cañerías que discurran paralelas al domicilio, ya que permiten una rápida y fácil entrada a su interior.

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