Relaciones de pareja en el trabajo

Aunque el hecho de trabajar juntos puede favorecer la motivación laboral, las repercusiones para las empresas pueden ser negativas
Por Lola Raya Bayona 18 de agosto de 2014
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Imagen: clairity

El trabajo es uno de los ámbitos más proclives a que surja una relación afectiva entre dos personas. Las horas que se pasan en él, sumadas a los cafés o almuerzos compartidos, reuniones, viajes o fiestas de empresa, propician el acercamiento afectivo. ¿Pero dicha situación beneficia o, por el contrario, puede perjudicar hasta el punto de perder el empleo? En este artículo se detalla cómo trabajar en pareja puede crear un ambiente más distendido, entre otros aspectos. Pero también se indica que las repercusiones para las compañías pueden ser a veces negativas.

La opinión de las empress

Entre la población española en activo, son numerosas las parejas que se conocieron en el lugar de trabajo. Casi siempre, la atracción surge de manera paulatina, al ir compartiendo el ambiente laboral durante horas y horas. Tal situación puede traer consigo tanto consecuencias positivas como negativas en el terreno personal y de trabajo. Los expertos consideran que, por un lado, puede ser positivo en la medida en que puede llegar a facilitar el rendimiento laboral y crear un ambiente más distendido. Por el contrario, será perjudicial si, cuando una relación se rompa, dicho desenlace interfiere en el desarrollo del trabajo. En este caso, la empresa puede verse perjudicada. De hecho, muchas compañías toman cartas en el asunto y establecen normas al respecto.

No están prohibidas por ley, pero muchas empresas intentan evitar relaciones de pareja, sobre todo si hay dependencia jerárquica

En España no hay ninguna ley que prohíba que dos personas en una empresa mantengan una relación sentimental. Además, regularlo es muy delicado porque se estaría vulnerando el derecho a la intimidad de los trabajadores. No obstante, algunas compañías, aunque no establezcan ningún tipo de protocolo, intentan en la práctica evitar estas situaciones cuando existe una dependencia jerárquica directa.

En estos casos, las empresas intervienen para evitar posibles conflictos de intereses reubicando a alguna de las personas en un departamento diferente. Aun así, se trata de una situación delicada; si la compañía cambia de puesto a uno de los dos, pero lo hace dentro del marco legal (con la misma categoría, salario y condiciones) y justifica ese traslado por otro motivo, lo normal es que no suceda nada. No obstante, si el cambio implica un empeoramiento de las condiciones laborales, el trabajador puede tener un motivo al que aferrarse para reclamar. A este respecto, conviene recordar que despedir a una persona por esta razón supone incurrir en un despido improcedente.

Según los expertos, hay empresas que practican esta política de forma solapada, pero ninguna tiene normas por escrito porque se trata de una situación alejada de la legalidad. Y es que el artículo 17 del Estatuto de los Trabajadores prohíbe cualquier discriminación basada en vínculos de parentesco, aunque reconoce que existen formas de que la compañía intervenga en estas situaciones sin vulnerar la ley.

A diferencia de España, en Estados Unidos muchas empresas hacen firmar a sus empleados una serie de normas, entre las que figura incluso el compromiso de abandonar la firma si se casan con alguien de la compañía.

Ventajas de trabajar en pareja

Los expertos coinciden en que, al principio de una relación de pareja, trabajar juntos es beneficioso tanto para ambas personas como para la empresa. ¿Cuáles son las ventajas?

  • Mayor motivación:

    La confianza que hay en la pareja y conocer mejor los sentimientos fomenta una actitud más relajada y afectiva. Dicha situación repercute de manera positiva en la productividad al tener un mejor clima laboral. Cuando nos sentimos felices, el entorno que nos rodea también se impregna y se beneficia de ese bienestar. También hay un mayor entendimiento entre ambos, hasta tal punto que a veces sobran las palabras, un hecho que ayuda a agilizar procesos, y, al tener más confianza, se puede actuar de forma más «crítica» con su labor, sin los mismos miramientos que se emplearían con otras personas. Además, se crea una mayor vinculación y compromiso hacia la empresa, pues si las dos personas trabajan en el mismo barco, no les interesará que este naufrague.

  • Mayor rendimiento:

    Una vez superada la primera fase de enamoramiento (el tiempo de «estar en las nubes»), la capacidad de generar buenas ideas, rendir más y en mejores condiciones aumenta de forma considerable, señala Carmen Salas, autora del libro ‘Dime con quién trabajas y te diré con quién te acuestas’. Esta situación ayuda a que se cumplan los objetivos de la compañía más satisfactoriamente y a que se produzca en un ambiente laboral más agradable para todos.

  • Facilita la movilidad geográfica:

    En el caso de que la pareja comparta trabajo, el problema de buscar un empleo para la pareja cuando uno de los dos es trasladado se soluciona con más facilidad si ambos están en la misma empresa.

Los inconvenientes de trabajar juntos

Llevarse los problemas del trabajo a casa es agotador y repercute de forma negativa en los ámbitos doméstico y laboral

No todo son ventajas en las relaciones de oficina. También pueden traer consigo muchos problemas, tanto personales como laborales. En dichas circunstancias, el trabajador no es consciente de los múltiples errores que se cometen, fallos que con un poco de sentido común pueden evitarse.

Las recomendaciones de los expertos, ante las distintas situaciones que se pueden dar, son las siguientes:

  • ¿Cuándo mantener el romance en secreto?

    Cuando las relaciones son serias y estables, lo normal es que sea algo conocido tanto por parte de los compañeros como por la empresa. No ocurre así en otras situaciones, y se tiende a mantener en secreto las relaciones que también en otros ámbitos se suelen ocultar: si se dan entre dos personas casadas, cuando solo se busca un ligue para un rato, cuando son dos personas del mismo sexo, si hay un claro desfase de poder entre una persona y la otra (por ejemplo, el clásico romance entre jefe y secretaria)…

  • Llevarse los problemas del trabajo a casa (o viceversa):

    Es una de las principales fuentes de conflicto que se producen en los casos de parejas que trabajan en la misma empresa.

    Son errores habituales llevarse problemas personales al trabajo, intentar resolverlos ausentándose del mismo o tratarlos de solucionar por teléfono. Las compañías pueden considerar que todos estos factores distraen la concentración y afectan al rendimiento laboral.

    También es una grave equivocación llevarse los problemas del trabajo a casa. Esto impide desconectar, con todos los inconvenientes psicológicos, sociales y laborales que ello comporta. No disponer de tiempo suficiente para las relaciones familiares, afectivas, amistosas y de ocio, tan necesario para mantener una vida saludable, puede tener consecuencias muy negativas: el empleado puede acabar enfermando de estrés, depresión, etc., lo que redundará en su rendimiento laboral y en la falta de interés por el mismo. Además, cabe el riesgo de que los problemas se agudicen porque no hay un espacio de separación y porque se vive de forma continuada. Este hecho, a la larga, es agotador y repercute de manera negativa en los dos escenarios, tanto en el doméstico como en el laboral. Lo aconsejable es buscar otro tipo de actividades y de relaciones: familiares, amistades o alguna afición que ayude a romper el círculo.

  • Relaciones entre un/a jefe/a y un/a subordinado/a:

    En este supuesto, el problema está en que puede despertar sospechas de favoritismo entre los demás empleados. Estos recelos pueden crear conflictos con el resto de compañeros. Por otra parte, nunca se ha de empezar una relación con alguien que tenga un cargo superior, pensando que nos puede ayudar a ascender en la empresa. Según los expertos, se trataría de una relación en la que se podría favorecer o manipular profesionalmente a la persona con quien se mantiene la relación.

    El favoritismo y la falta de objetividad crean suspicacias, tensiones y deterioro del ambiente. Aunque, en ocasiones, para evitar suspicacias, el jefe, lejos de favorecer a la pareja, se muestra con ella más exigente que con el resto. Según los expertos, puede llegar a ser muy difícil pasar de un rol de igualdad (el de pareja) a un rol de jefe o de subordinado. Esto hace que, en muchas ocasiones, una de las partes opte por acabar dejando su puesto laboral para incorporarse a otra compañía.

  • Compartir el espacio de trabajo una vez se ha roto la relación:

    Peleas y tensiones previas a la ruptura pueden afectar al trabajo. Ante estas situaciones, una regla de oro es no intentar resolver los problemas sentimentales dentro de la empresa o pedir consejos a los demás compañeros o superiores sobre la relación. En estos casos, a veces se decide pedir un traslado, aunque no sea lo más conveniente para la carrera profesional.

Riesgo de que la empresa vaya mal

Este no es un problema derivado de las relaciones sentimentales entre dos personas que trabajan en una misma compañía, sino del peligro que supone que una empresa atraviese problemas financieros y tenga que cerrar o despedir a trabajadores.

Si entre los despedidos se encuentran ambos miembros de la pareja, se producirá una grave crisis económica de la familia. Por ello, algunos expertos recomiendan que, en la medida de lo posible, los miembros de la pareja no trabajen para la misma firma.

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