Un estudio genético revela que los monos de Gibraltar descienden de macacos de Marruecos y Argelia

Hasta ahora el origen de estos simios, los únicos que viven en libertad en Europa, era un misterio
Por EROSKI Consumer 26 de abril de 2005

El Peñón de Gibraltar es el único lugar de Europa en el que hay monos en libertad (alrededor de unos 200) y su origen era hasta hoy un misterio. Un estudio genético dirigido por Lisa Modolo, antropóloga de la Universidad de Zurich, revela que estos simios descienden de macacos de Marruecos y Argelia.

El equipo de Modolo analizó el ADN mitocondrial -que sólo transmiten las hembras- de 280 macacos gibraltareños y llegó a la conclusión de que sus ancestros fueron cazados en pequeños bosques de esos dos países. «La colonia de Gibraltar es un ejemplo ideal de aislamiento genético de una población pequeña, algo que se da frecuentemente en los primates por la fragmentación de los bosques», afirma Robert Martin, primatólogo del Museo Field de Chicago y coautor del trabajo que publica la revista «Proceedings».

Hay 19 especies de macacos, pero sólo una -el de Berbería («Macaca sylvanus»)- es natural de África. El resto proceden de Asia. Algunos científicos creen que los monos de Gibraltar fueron traídos por los musulmanes entre los años 711 y 1492; otros piensan que pudo tratarse de los últimos supervivientes de una población que vivió en el sur de Europa hasta hace aproximadamente cinco o seis millones de años por lo menos.

El nuevo estudio constata, además, que las variantes argelina y marroquí se separaron evolutivamente hace 1,6 millones de años. «Nuestros hallazgos revelan que las poblaciones de Argelia y Marruecos son genéticamente muy distintas, y que hay grandes diferencias genéticas incluso dentro de la propia Argelia», señala Modolo. «La mezcla de monos fundadores de Argelia y Marruecos explica por qué en los macacos de Gibraltar hay tanta variedad genética a pesar del mucho tiempo que llevan aislados», añade.

En cualquier caso, de la población originaria de monos gibraltareños no queda nada, ya que en 1942 Winston Churchill, entonces primer ministro británico, ordenó una repoblación urgente tras constatar un descenso de ejemplares.

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