Un estudio evidencia el fracaso de la autorregulación en la programación televisiva

Los contenidos infantiles se caracterizan "por su banalidad, escasa calidad y por obviar los compromisos de respeto a valores esenciales"
Por EROSKI Consumer 18 de marzo de 2009

Las principales cadenas de televisión han marginado definitivamente la programación infantil y siguen ignorando el Código de Autorregulación sobre Contenidos Televisivos e Infancia, cuya finalidad es proteger a los pequeños que se sientan delante del televisor. Así se desprende del informe «Televisión para los niños 2008», que ha sido coordinado por el profesor de la Universidad Complutense de Madrid Manuel Sánchez de Diego.

Este trabajo, dado a conocer por la Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (CEACCU), analiza la programación de las cadenas de alcance nacional que emiten en abierto y analógico, es decir, La Sexta, Cuatro, Antena 3, Telecinco y los dos canales de televisión española. Su conclusión es clara: tenemos una televisión en la que los ejemplos positivos alcanzan la categoría de excepción.

El abandono del público infantil al marginarse la programación dirigida a ellos a zonas de la parrilla cada vez más limitadas; la instalación en la franja de protección especial de espacios «rotundamente inadecuados» como «realities», telenovelas o espacios del corazón; la autopromoción de programas para adultos en horario infantil -algo prohibido por la normativa en vigor-, y el deterioro de los contenidos para niños, donde está presente la violencia, la discriminación de la mujer, el mal uso del lenguaje o la promoción de «hábitos anti-saludables», son los rasgos destacados de la televisión que ven los menores.

Espacios banales

Salvo casos aislados (como «Leonart», en La 2), los contenidos infantiles analizados se caracterizan «por su banalidad, su escasa calidad y por obviar los compromisos de respeto a valores esenciales (igualdad entre sexos, no violencia) que recogen los códigos éticos de las cadenas», señala el informe. Un empobrecimiento ya registrado en trabajos anteriores que se consolida y que contrasta con la oferta creciente de contenidos culturales de calidad dirigidos a la infancia desde ámbitos como la literatura, el teatro o los museos.

En horario infantil, incluso en la franja considerada de «protección reforzada» (de 17:00 a 19:00 horas) se emiten telenovelas, magazines con información «del corazón», «reality shows», programas de testimonios («talk shows») o series de acción. El informe pone como ejemplos «Yo soy Bea», «Gran Hermano», «Mujeres y Hombres y Viceversa» y «Está pasando», en Telecinco; «Tal cual lo contamos» y «Diario de Otoño», en Antena 3; «Caso abierto» y «Jag, alerta roja», en La Sexta, y «Amar en tiempos revueltos» y «Victoria Ruffo», en TVE.

La autopromoción que hacen las cadenas de sus propios programas es otra fuente de incumplimiento tanto de la legislación como de los códigos de conducta. «Aunque el programa o la película que se promociona no sea propio de una franja infantil y/o juvenil, y de hecho no se emite en ese horario, los anuncios de autopromoción sí se emiten en la franja de protección reforzada, y tienen un contenido no recomendado para menores y jóvenes», indica la investigación. Se da la circunstancia además de que «en la autopromoción se emplea como gancho la parte más mórbida de la serie o película».

Para los autores del informe resulta también especialmente grave programar en horario infantil series de animación para adultos, como «Padre de Familia» (La Sexta) o «American Dad» (Antena 3); o violentas como «Bola de Dragón Z» (Cuatro) y el programa de lucha «Michinoku», que emite Tele5 los fines de semana por la mañana.

Publicidad a raudales

El Código de Autorregulación de la Publicidad de Alimentos dirigida a menores señala que «los niños españoles ven una media de 2 horas y 30 minutos diarias de televisión, lo que supone que, durante este periodo, un niño de entre cuatro y doce años observa unos 54 anuncios publicitarios. Por ello, parece claro que son necesarias ciertas limitaciones en la promoción de productos destinados a niños».

Pese a ello, la saturación publicitaria «es la norma». En el caso de «Los Lunnis» (La 2) se corta el programa con cinco espacios publicitarios de siete minutos de duración cada uno con anuncios de productos especialmente atractivos para los niños, fundamentalmente de alimentación -establecimientos de comida rápida, chocolates, bebidas, galletas- y juguetes, señala el informe.

Hay además un considerable número de anuncios de bebidas y comidas que se construyen en torno a una promoción. «El regalo se convierte así en el eje central del anuncio», subrayan los autores.

El informe llama también la atención sobre la emisión de anuncios dirigidos teóricamente a personas adultas en el horario de protección reforzada, como es el caso del Centro Clínico Menorca, donde se realizan operaciones de cirugía estética.

En el extremo opuesto, destaca un capítulo de la serie de dibujos animados «Dougie», que se emite por las mañanas en La 2, dedicado a la fruta. El niño protagonista, disfrazado de frutero, proporciona fruta a un poblado indio y termina con la frase: «Gracias a vosotros nuestros hijos comerán fruta que es muy rica y sana». «Todo el capítulo puede señalarse como una incidencia positiva sobre alimentación, al promover la fruta como alimento sano», destaca el estudio.

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