Tabletas, libros digitales y en papel, ¿cómo se estudiará el próximo curso?

El uso cada vez más frecuente de las tabletas, junto con la evolución de los libros digitales y el ahorro que suponen para las familias, amenaza el futuro del libro en papel
Por Azucena García 10 de julio de 2013
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Imagen: Andrew Mason

Los avances tecnológicos favorecen el uso de la tecnología en el aula. Si bien es necesaria una inversión inicial para adquirir los dispositivos, suponen una alternativa interesante a los libros en papel, que han de comprarse todos los años. Para el próximo curso, algunas editoriales ya han mejorado sus propuestas digitales y se han pensado iniciativas para que los padres las usen sin necesidad de hacerse con nuevos libros cada año. A ellas se unen las tabletas, un recurso que gana espacio en los centros gracias a sus amplias posibilidades. En este artículo se repasan propuestas y usos de las tabletas y los libros digitales en el aula frente a los libros de texto en papel.

Uso de las tabletas en el aula

Las aplicaciones educativas han popularizado el uso de las tabletas entre los más jóvenes. Son útiles para que los niños aprendan a leer, escribir, conjugar verbos, e incluso se emplean para repasar en verano. Las apps han contribuido al uso de las tabletas entre los estudiantes y los libros digitales también se diseñan ya para utilizarse en estos dispositivos.

Las tabletas aportan comodidad al trabajo en el aula y los estudiantes aseguran estar más motivados

Su adquisición requiere una inversión inicial, pero los alumnos pueden usarlas durante varios cursos. Otras veces, los propios centros compran las tabletas para sus estudiantes, que las utilizan y comparten en el colegio. El VII Congreso E-duca 2013, celebrado a comienzos de julio en Salamanca, se ha centrado precisamente en el uso de «Tabletas y Smartphones en el aula». En él se han presentado las ventajas de estos dispositivos en el ámbito educativo, así como buenas prácticas. La apuesta por estas herramientas parece decidida, por lo que cabe esperar que los alumnos las empleen cada vez más en los centros.

Entre las ventajas de las tabletas, el grupo de investigación DIM (Didáctica, Innovación, Multimedia) de la Universidad Autónoma de Barcelona, dirigido por Pere Marquès, destaca el acceso a múltiples fuentes de información, la inmediata comunicación a través de Internet con compañeros y profesores, su portabilidad y multifuncionalidad, el fomento del aprendizaje autónomo y la creatividad, la aplicación de nuevas metodologías didácticas, el hecho de que «los estudiantes manifiestan estar más motivados al trabajar con estos apoyos digitales» y aseguren trabajar «de manera más eficiente y eficaz», así como la comodidad, entre otras cuestiones.

Libros de texto digitales

Aprender las partes del cuerpo humano con gráficos en 3D, experimentar con simuladores en un laboratorio virtual, realizar ejercicios interactivos autocorregibles, acercarse a la ciencia y a la lengua con vídeos didácticos, audios y animaciones… Estas son algunas posibilidades de los libros de texto digitales. Lejos de ser un recurso estático, son una caja de sorpresas para los alumnos. Digital-text es una de estas propuestas para 1º de ESO. Creado con los contenidos que exigen los planes de estudio, estos «se actualizan y amplían de forma continua» y se completan con materiales de refuerzo para que los estudiantes dispongan de ejercicios suficientes.

Los libros multimedia incluyen gráficos en 3D, simuladores y ejercicios autocorregibles para fomentar el aprendizaje intuitivo y autónomo

Cada vez más centros apuestan por este modo de estudio, que mejora las habilidades de los jóvenes en el uso de las tecnologías y potencia el aprendizaje autónomo. EduBook3D es otra propuesta para Primaria y Secundaria, en este caso, diseñada para trabajar sin conexión a Internet. El libro cuenta con el apoyo de una app gratuita, disponible en la App Store y en Google Play, que almacena los datos y los sincroniza con las cuentas del estudiante cuando se conecta a la Red, para que no pierda nada de las tareas realizadas.

Los libros digitales requieren el uso de un ordenador. De este modo, los alumnos pueden tener en este dispositivo todo el material que necesitan para estudiar. Basta tener «cargados» en el ordenador todos los libros para que los estudiantes accedan al material desde cualquier lugar: tanto desde el aula como en el hogar. Incluso, se pueden conectar con una pizarra digital para que el profesorado los emplee en clase.

En Madrid, un grupo de profesores ha diseñado libros de texto digitales para varias asignaturas de 1º y 2º de ESO y prevén diseñar más para otros cursos. Los libros se obtienen de manera gratuita a través de Internet y se pretende evitar que los padres tengan que comprar libros de texto cada año. Los libros se publican con licencia Creative Commons y han sido escritos por profesores de instituto y universidad de la Comunidad de Madrid.

¿Sin libros?

Didactalia es una comunidad de profesores, padres y estudiantes de todos los niveles, desde Educación Infantil a Bachillerato. Es un gran depósito con más de 50.000 recursos educativos abiertos y estructurados, donde “los padres pueden contratar cursos completos”, mientras que los centros interesados tienen la opción de adquirir comunidades con contenido especializado para los profesores.

Las plataformas de datos en abierto o cuadernillos elaborados por los profesores son alternativas a los libros de texto

El objetivo es proporcionar a los alumnos material educativo a un precio inferior a los libros de texto -hasta diez veces menos- y abarcar todas las asignaturas. Por ello, la plataforma reúne material de matemáticas, lengua y literatura, conocimiento del medio, geografía e historia, tecnología, artes plásticas, filosofía, lenguas extranjeras e, incluso, educación física y especial, entre otras. Hay lecciones, mapas interactivosy debates, para que los miembros de la comunidad contacten.

Pero esta no es la única propuesta. A comienzos del curso que acaba de terminar, un colegio de Palma de Mallorca instauró un sistema de cuadernillos elaborados por los profesores y que se venden en el centro a un precio hasta un 65% inferior a los libros de texto. Cada alumno utiliza varios cuadernillos y libros de lectura que, en total, ascienden a un máximo de 90 euros.

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