Educación para el desarrollo, qué es y por qué se imparte en los colegios

La educación para el desarrollo pretende que alumnos y profesores se comprometan con valores de solidaridad, justicia social y derechos humanos
Por Azucena García 8 de noviembre de 2013
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No es una asignatura como tal ni se examina a los alumnos, pero cada vez más colegios dedican espacio a la Educación para el Desarrollo (EpD). Los propios docentes imparten contenidos relacionados con esta materia o se establecen acuerdos con ONG especializadas, que acuden a los centros o colaboran en fechas especiales, como el Día del Niño, para transmitir a los estudiantes valores relacionados con la solidaridad, la justicia social y los derechos humanos. Este programa está impulsado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y el Ministerio de Educación. A continuación se explica en qué consiste, qué es la educación para el desarrollo, por qué se premian las buenas prácticas y algunas de estas para que padres y profesores las conozcan.

Educación para el desarrollo, ¿qué es?

La educación para el desarrollo pretende conseguir que la ciudadanía «se comprometa y participe de una política de desarrollo eficaz y de calidad». Se fija en los alumnos porque el futuro está en sus manos y plantea actividades que consigan transmitirles valores y actitudes relacionadas con la solidaridad, la justicia social y los derechos humanos. Su importancia es tal, que incluso se ha creado una Unidad de Educación para el Desarrollo en la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). Y es que se quiere que los centros se impliquen en esta iniciativa.

La educación para el desarrollo se considera un proceso educativo que sensibiliza, forma y genera conciencia entre los estudiantes

La educación para el desarrollo se considera un proceso educativo que sensibiliza, forma y genera conciencia entre los estudiantes. Por ello se asienta en las competencias educativas de cada comunidad autónoma, que deciden de qué manera se impartirá en los centros y en las distintas etapas educativas. Hay dos modos principales: bien a través del profesorado o con la colaboración de ONG, que organizan sesiones con cada aula centradas en aspectos que contribuyan a los fines de la educación para el desarrollo.

Los padres interesados en conocer más sobre esta experiencia pueden consultar distintos recursos, como son un blog, una cuenta de Twitter y una página de Facebook. En ellos se vuelcan informaciones relevantes en el ámbito de la educación para el desarrollo, «que sirven además de soporte para el trabajo docente en esta línea», explica la AECID. La idea es que esta formación tenga una continuidad y que salte de los centros educativos a las universidades. Para ello se insiste en la sensibilización del alumnado, mediante la transmisión de información referida a temas tan actuales como la pobreza o la desigualdad de género.

Premio nacional de educación para el desarrollo

Para valorar el esfuerzo de los colegios en este ámbito, en 2009 se creó el Premio nacional de educación para el desarrollo «Vicente Ferrer», que falleció ese mismo año. Este galardón «pone en valor la labor desempeñada por el profesorado como agente transformador», se explica, y pretende fomentar los valores que el propio Ferrer promovía. El premio es la pieza clave del programa «Docentes para el desarrollo», orientado a la formación del profesorado y que se implantó en 2010.

Este galardón carece de dotación económica, pero consiste en la participación en un seminario formativo, la posibilidad de visitar proyectos impulsados en los países donde se celebran estos seminarios, la publicación de las buenas prácticas premiadas y, sobre todo, el reconocimiento público a las acciones implantadas.

Todos los centros españoles sostenidos con fondos públicos pueden optar a este premio. En cada edición se galardona a 15 escuelas, a las cuales se reconoce como agentes estratégicos para sentar las bases de una generación comprometida. «Nuestros niños y niñas, nuestra juventud de hoy, serán la sociedad del mañana», se argumenta.

Buenas prácticas en educación para el desarrollo

Los padres y centros educativos interesados en conocer más sobre los proyectos premiados hasta ahora pueden consultar las publicaciones de las cuatro ediciones celebradas. Cada una de ellas recoge los centros educativos y las prácticas galardonadas, algunas de las cuales se detallan en el siguiente listado:

  • “Mi clase, un Mundo”. El centro Arturo Kanpion de Pamplona (Navarra) fue premiado por un proyecto de fomento de actitudes de tolerancia, solidaridad, respeto hacia la diferencia y aprecio de los derechos humanos. En 2007, una profesora del centro viajó a Addis Abeba (Etiopía) y, a partir de ahí, se iniciaron varias actividades con los alumnos de Infantil y Primaria, que fueron reconocidas en 2009. Se organizó una exposición de trabajos realizados por los niños etíopes y los de Pamplona, se intercambiaron autorretratos dibujados por los pequeños de ambos países, se elaboró un calendario con fotografías de los estudiantes etíopes, un mural sobre la importancia del agua y un mercadillo solidario, entre otras actividades, en el que los alumnos vendieron libros que trajeron de sus casas y cuya recaudación se envió a la escuela en África para reformar las instalaciones.
  • “Amigos de Colores”. El Colegio Público San Miguel, en Molina de Segura (Murcia), desarrolló este proyecto en Infantil y Primaria para, entre otras cuestiones, favorecer la integración y la convivencia entre culturas y, a raíz del terremoto de Haití, documentarse sobre sus consecuencias y la labor de las ONGD, así como diseñar campañas de apoyo.
  • “Compartir.con”. El Instituto de Educación Secundaria “Ramiro II” de La Robla (León) llevó a cabo este proyecto entre los estudiantes de ESO y Bachillerato para fomentar la convivencia en el centro, la tolerancia y la solidaridad con las personas más desfavorecidas, mediante un compromiso “con la población de Tami, en Togo, donde participa en la creación y financiación de un centro social”. Hasta allí viajó en 2009 un grupo de profesores para colaborar durante el verano en la mejora de las instalaciones. Durante la estancia, contactaron con un grupo de profesores y padres de alumnos que solicitaron ayuda para la construcción de un edificio de usos múltiples, en cuya financiación participaron los alumnos con la venta de camisetas y mercadillos, entre otras acciones.
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