Alergia del perro al polen: ¡él también sufre la primavera!

La alergia al polen afecta cada vez a un mayor número de canes, advierten los expertos
Por Eva San Martín 3 de abril de 2013
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Imagen: Caninest

Llega la primavera. El aire se carga de polen. Y nadie, ni personas ni perros, quedan a salvo de sus efectos. La alergia al polen también afecta al perro, recuerdan los veterinarios. Los picores y las rojeces en la piel son señales para reconocer a un can con alergia primaveral. A continuación se explica, además, cómo reducir los efectos de la alergia al polen en los perros en casa.

La alergia al polen también afecta al perro

El calor, las lluvias de estos meses, el aumento de las horas de luz… La primavera irrumpe con fuerza y, con ella, las temidas alergias. Seis millones de españoles sufren alergia al polen, asegura la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica.

Pero los humanos no somos los únicas que sufrimos los efectos de primavera: cada vez más perros y gatos son alérgicos al polen, afirman los expertos.

Uno de cada siete perros padece algún tipo de alergia
«El número de perros alérgicos ha crecido de forma espectacular durante los últimos años», afirma revista digital científica WebMd. Hasta el punto de que casi uno de cada siete perros padece algún tipo de alergia, no solo al polen primaveral sino también a las pulgas, a los alimentos, al polvo e, incluso, a ciertos tejidos, como el nailon.

Al igual que ocurre en las personas, las alergias caninas implican que el sistema inmunológico del perro reacciona de un modo exagerado ante la presencia de ciertas sustancias. En el caso de las alergias al polen en perros, el animal es demasiado sensible (tiene hipersensibilidad) al polvillo cargado de gametos masculinos que liberan los vegetales durante la primavera con el fin de reproducirse.

Reconocer la alergia al polen del perro en casa

Mientras que algunos de nosotros nos armamos con antihistamínicos -y hasta mascarillas- con el fin de no inhalar el polen, para el perro es más complicado esquivar los granos. Por eso, cuando la primavera explota, conviene reconocer al perro alérgico, con el fin de protegerlo de sus adversos efectos.

La primera pauta es vigilar el comportamiento del can. Un perro alérgico se rasca y lame con demasiada frecuencia para frenar el picor. Esta una señal llamativa que puede advertir de que es hora de visitar al veterinario. Un can que se rasca la piel con las patas, e incluso muerde la zona afectada, es difícil de ignorar.

Estos comportamientos compulsivos son señales de que el peludo amigo puede ser alérgico al polen. La picazón (prurito) suele extenderse al hocico y alrededor de los ojos. Además, puede afectar a los ojos, a los oídos -e infectarlos- y también a las axilas, donde piel del perro es más delicada.

Otra señal: piel roja durante la alergia del can

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Imagen: Tobyotter

El perro alérgico se restregará y lamerá con especial ansia durante sus salidas al aire libre. Este comportamiento será aún más frecuente si pasea por zonas con vegetación a la que sea sensible: bien sea el césped u otros tipos de plantas o arbustos.

Un perro alérgico que inhala polen puede sufrir una virulenta reacción en su cuerpo. Un can con alergia al polen presentará rojeces en la piel e, incluso, pérdida de pelo. Como respuesta a las evidentes molestias, el can con alergia lamerá de un modo compulsivo la piel.

El picazón del perro aparece durante la primera, y el perro se muerde, lame o frota con objetos para aliviar las molestias. De hecho, cerca del 70% de las enfermedades de piel en el perro se deben a algún tipo de alergia.

Ante la aparición de cualquiera de estos síntomas, hay que acudir al veterinario. El médico canino podrá tratar al perro y, cuando sea necesario, proporcionarle una medicación adecuada que le proteja del polen.

Reducir en casa el efecto del polen en perros

Las alergias al polen en perros, como ocurre en las personas, no suelen desaparecer. Pero algunas medidas sencillas sí ayudan a minimizar sus efectos.

La primera premisa es alejar el polen (o sustancia alergénica) del can. Un consejo es limpiar con atención las patas y almohadillas del animal tras los paseos.

Retirar el polen de las patas del perro tras los paseos protege a un animal alérgico

El espacio libre entre las almohadillas del can es un escondite perfecto para los granos de polen. Por ello, hay que prestar especial atención a esta parte y eliminar cualquier resto.

Los baños del perro son otra eficaz forma de acabar con los restos vegetales que hayan podido quedar atrapados en el pelaje del amigo de cuatro patas.

Pero todos los habitantes de la casa pueden ayudar a que la vivienda permanezca lo más libre posible de polen. Para lograrlo, es esencial utilizar el felpudo, para arrastrar el polen que haya podido quedar atrapado en las suelas de los zapatos. Y, mejor aún, descalzarse y utilizar un calzado distinto en casa: libre de polen.

Por último, es muy importante no ejercitar a un perro alérgico cerca de la vegetación a la que es vulnerable. Hay que evitar la actividad física del can en una zona de riesgo, ya que la reacción alérgica aún puede ser más intensa.

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