Un estudio alerta sobre la venta de productos de herbolario en Internet

Muchos de los supuestos beneficios anunciados en estas páginas nunca han sido comprobados científicamente
Por EROSKI Consumer 22 de septiembre de 2003

La anárquica libertad que forma parte inseparable del fenómeno de Internet puede tener efectos perjudiciales para la salud. Aunque en países como Estados Unidos existe un creciente interés por los remedios de herbolario, con cinco de cada cien norteamericanos consumiéndolos, la dura realidad es que más de la mitad de las páginas que comercializan estos exóticos productos «on line» engaña con bastante descaro a sus clientes sobre la verdadera utilidad medicinal del hipérico o hierba de San Juan, el gingko biloba, la valeriana, la kava kava, la echinacea o el ginseng.

Por lo menos esa es la alarmante conclusión alcanzada por un amplio estudio realizado por dos investigadores de Boston y publicado esta semana por JAMA, la revista de la Asociación Médica Americana. La detectada epidemia de exageraciones sobre la validez de los remedios naturales y su utilidad para tratar determinadas enfermedades ha coincidido con un «boom» de ventas de un sector que opera bajo mínimos de regulaciones pero que empieza a alcanzar un volumen de negocio estimado en 20.000 millones de dólares anuales.

Este marketing sin respaldo científico en Estados Unidos llega hasta la promoción de productos de herbolario para curar la impotencia o erradicar ciertos virus. Reclamos que nunca han sido autorizados por la Administración Federal de Alimentos y Medicamentos (FDA). Para el doctor Charles A. Morris, co-autor de este estudio junto a su colega Jerry Avorn, los consumidores deben tener mucho cuidado porque están tratando con «una industria que no está regulada como el resto de la industria farmacéutica».

En su investigación, estos doctores del reputado Brigham and Women´s Hospital de Boston, han rebuscado en Internet los nombres de los ocho productos de herbolario más populares. De las cuatrocientas páginas de venta analizadas, el 55 por ciento publicitan aplicaciones médicas para tratar o curar enfermedades específicas que nunca han recibido el debido respaldo científico a través de ensayos clínicos. Entre ellos se encuentran productos comercializados como «fórmula cerebral» o «tónico para el corazón».

Entre los ejemplos más descarados se cita el caso de la kava kava, planta del Pacífico Sur comercializada a través de la Red como «un valioso antiséptico urinario con efectos analgésicos y diuréticos beneficiosos para tratar reuma y artritis». Simultáneamente y en marcado contraste, la página oficial de la Administración Federal de Alimentos y Medicamentos advierte «sobre el riesgo potencial de graves daños al hígado asociado con el uso de suplementos que contienen kava kava».

Como era de esperar, el estudio no ha gustado nada a la patronal del sector, la Asociación Americana de Productos de Hierbas. Aunque el grupo entiende la necesidad de luchar contra vendedores sin escrúpulos, los empresarios no comparten la necesidad de contar con datos clínicos para promocionar sus productos. Según ha declarado Susane Shelton, portavoz de la molesta patronal, «es una falacia que el modelo de aprobación de la FDA sea una garantía de nada». A su juicio, la luz verde de la FDA «sólo demuestra que la compañía vendedora ha tenido suficiente dinero para afrontar ese proceso de aprobación».

De acuerdo a los doctores Morris y Avorn, por lo menos en Estados Unidos existe un peligroso vacío legal en esta materia. Una legislación aprobada por el Congreso en 1994 ha limitado el control de la FDA sobre los remedios de herbolario, permitiendo su venta sin requerir los rigurosos ensayos obligatorios en fármacos tradicionales. Para los autores del estudio, las autoridades federales no disponen ni de los recursos ni de las facultades reguladoras necesarias para controlar la proliferación de publicidad médica engañosa.

Al mismo tiempo, Internet se está convirtiendo en una popular fuente de información médica. Según un estudio del grupo Pew publicado este verano, un 80 por ciento de los norteamericanos utilizan la Red para resolver cuestiones de salud. Específicamente, un 28 por ciento navega por la Red para buscar información sobre tratamientos alternativos. Para el doctor Morris, estos números son especialmente preocupantes cuando «la gente intenta educarse sobre productos que se venden al margen de todo proceso regulador».

Ante este panorama de intereses enfrentados, riesgos sanitarios y ventas que se han multiplicado por cinco en la última década, la directora de la revista JAMA ha hecho un llamamiento para un mayor control de la industria de los remedios de herbolario. Según la doctora Catherine DeAngelis, «la mayoría de estos productos tienen o promueven la actividad biológica y por ello deben ser considerados fármacos activos y regulados como tal».

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