El exceso de higiene favorece la aparición de atopia en los niños

Dermatitis, rinitis y asma son las manifestaciones más frecuentes de esta enfermedad
Por EROSKI Consumer 13 de octubre de 2006

El exceso de higiene y el escaso contacto de los bebés con los gérmenes son algunos de los factores que pueden favorecer la aparición de la enfermedad atópica, una afección crónica que padece el 10% de la población infantil y se manifiesta con eccemas, picor y sequedad en la piel (dermatitis atópica), pero también con rinitis, asma, conjuntivitis o urticaria. Aunque tiene una base genética, la atopia se ve favorecida por factores ambientales, desde la contaminación hasta la presencia de conservantes y aditivos en los alimentos.

Especialistas presentaron ayer los resultados de una encuesta sobre dermatitis atópica en el marco del XX Congreso Nacional de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria, que reúne hasta el domingo en Granada a 1.200 pediatras.

La enfermedad atópica es mucho más frecuente en los países occidentales debido a factores ambientales y sociales

La encuesta pone de manifiesto la importancia de ofrecer una buena información escrita a los padres de los niños atópicos. En la mayoría de las ocasiones esta dermatitis aparece antes de los dos años, con lesiones en la piel, casi siempre a la altura de las articulaciones, en concreto en la parte interna del codo y en las corvas. Los eccemas suelen tratarse con corticoides, que tienen efectos secundarios.

Demasiada limpieza

Aunque el baño diario es necesario para eliminar la suciedad del bebé, los expertos desaconsejaron los productos demasiado agresivos y la fricción fuerte de la piel: el agua y un poco de jabón son suficientes. «Los niños tienen que estar limpios, no estériles». Así lo aseguró ayer Leonor Prieto, directora científica de los laboratorios La Roche-Posay. Además, hay toda una gama de cosméticos específicos para limpiar e hidratar la piel atópica.

Los expertos señalaron que la enfermedad atópica es mucho más frecuente en los países occidentales debido a factores ambientales, pero también sociales. Por ejemplo, la sobreprotección que los padres actuales brindan a sus hijos parece ser uno de los motivos del incremento de la incidencia de esta afección: los niños de los países ricos tienen menos contacto con los gérmenes -y por tanto menos defensas frente a ellos-, a causa de los hábitos higiénicos y de las nuevas costumbres, como la sustitución del juego callejero por el ocio intramuros en un entorno «desinfectado». «Si al niño se le cae al suelo el chupete, no hace falta correr para hervirlo -resaltó Salvio Serrano, profesor de la UGR y jefe de la sección de Dermatología en el Hospital Clínico de Granada-. No es que haya que ensuciar al niño, pero sí favorecer su contacto con la naturaleza».

La enfermedad puede desaparecer espontáneamente a medida que el niño crece, pero también es frecuente que las manifestaciones cutáneas se vean sustituidas en la pubertad por problemas respiratorios, como la rinitis o el asma.

La lactancia materna, como mínimo hasta los seis meses, es la mejor forma de prevenir la dermatitis atópica, según dijeron los especialistas. No obstante, aconsejaron a embarazadas y lactantes evitar alimentos susceptibles de causar alergias, como el huevo, la leche de vaca o los cacahuetes.

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