Cómo prevenir la diabetes tipo 2

La intervención temprana es esencial para prevenir esta enfermedad que en España afecta ya a 3,5 millones de personas
Por Núria Llavina Rubio 30 de marzo de 2009
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Imagen: Jan Tik

Según la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), la diabetes tiene características epidémicas: se estima que en 2030 habrá en el mundo 366 millones de personas con la enfermedad, de las que cerca del 90% corresponderán a la de tipo 2. Tal es la dimensión que está tomando esta variedad de diabetes que son varias las instituciones y centros de investigación que han puesto en marcha programas de prevención centrados en el cambio de estilo de vida a través de la actividad física y la alimentación. Diversos estudios corroboran ya con resultados la eficacia de este tipo de intervención. La SEMG considera imprescindible, por su parte, el desarrollo de una estrategia nacional de salud en diabetes.

Más de la mitad de la población europea sufrirá niveles excesivos de azúcar en sangre (hiperglucemia) o diabetes de tipo 2 durante su vida. Los factores de riesgo para padecer estas dolencias, en su mayor parte evitables, son bien conocidos: obesidad, grasa abdominal, inactividad física e ingesta excesiva de calorías. El pronóstico y la evolución de la diabetes tipo 2 se caracterizan por el crecimiento continuado de complicaciones que acaban por aumentar de forma importante el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, enfermedad vascular periférica (obstrucción en los vasos sanguíneos más alejados del corazón), enfermedad renal y muchos problemas oculares, neurológicos y mentales.

Aunque gran parte de las personas creen que el mayor peligro de esta enfermedad es la alteración de la glucemia, lo cierto es que entre el 65% y el 80% de los pacientes diabéticos tipo 2 muere por enfermedades cardiovasculares. Debido a todas estas características, ésta es, en la actualidad, gran causa de morbilidad en la población general, y el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas contribuye a aumentar las muertes prematuras.

En numerosas ocasiones se ha hecho referencia a esta enfermedad como el «asesino silencioso» por su desconocimiento entre quienes la sufren. La American Diabetes Association declaraba recientemente que el 25% de las personas que padecen diabetes tipo 2 no lo saben. Por tanto, la mejor manera de controlar la enfermedad y sus complicaciones es prevenirla antes de que aparezca. Y la intervención en el estilo de vida de las personas con alto riesgo es un paso imprescindible. Varias investigaciones lo corroboran.

La intervención funciona

Las previsiones mundiales sobre el avance de la enfermedad se han sobrepasado con creces y se ha llegado a la incidencia prevista para 2011

Un estudio finlandés bajo el nombre «Prevention using lifestyle, physical activity and nutritional intervention (DE-PLAN) project», publicado a finales de 2008, así como otro trabajo estadounidense de la misma naturaleza, han constatado que la intervención en el estilo de vida, así como su modificación, puede reducir de manera significativa la aparición de esta diabetes en un 58% de las personas con alto riesgo. Con la intención de llevar a cabo este tipo de intervenciones, la SEMG ha decidido potenciar su Grupo de Diabetes, que llevaba años trabajando como sección específica dentro del Grupo de Cardiovascular.

Carlos Miranda, coordinador del grupo, asegura que la formación específica en este ámbito es una de las más demandadas por los profesionales de atención primaria, que tienen también presente su importancia. El conocimiento de la enfermedad por parte de los profesionales de la salud es básico para una buena intervención, ya que el control integral del diabético tipo 2 es clave en la evolución, pronóstico y costes económicos de la enfermedad. No sólo se trata de vigilar los niveles de glucosa en sangre, sino también de mantener unas cifras adecuadas de presión arterial y colesterol, deshabituar a los fumadores, potenciar el ejercicio físico, fomentar una dieta adecuada y estar alerta ante la aparición de posibles complicaciones.

«De no hacerse así, las posibilidades de un infarto de miocardio o cerebral se duplican respecto a la población no diabética», explica el experto. «Los conocimientos del profesional han de estar en permanente actualización», añade. El papel de estos profesionales debe centrarse también en vigilar que los pacientes cumplan con el tratamiento. Según Miranda, «el incumplimiento terapéutico es un hándicap en estos pacientes que, en muchos casos, deben tomarse hasta ocho pastillas al día».

Según la SEMG, un 70% de los más de 3,5 millones de españoles que padecen diabetes tipo 2 no tienen un control óptimo de su enfermedad, tanto en los niveles de azúcar como en los de hemoglobina. Y aunque el trabajo de los profesionales de la salud es esencial, el esfuerzo del paciente es imprescindible. «El enfermo debe ser responsable de su enfermedad y asumir los cambios necesarios a fin de evitar un empeoramiento», insisten desde esta Sociedad.

Previsiones desbordadas

Teniendo en cuenta que las previsiones mundiales sobre el avance de esta diabetes se han sobrepasado con creces en la actualidad, y que ya se ha llegado a la incidencia del 10% prevista para 2011, desde la SEMG apuestan por acelerar el desarrollo de la Estrategia Nacional de Salud en Diabetes del Sistema Nacional de Salud (SNS). Con ella se podría mejorar el abordaje de cinco líneas básicas: promoción de estilos de vida saludables y prevención primaria; diagnóstico precoz; tratamiento y seguimiento; abordaje de complicaciones y situaciones especiales; y formación, investigación e innovación.

La actividad física, un peso adecuado y detectar fases previas de la diabetes puede contribuir a retrasar e, incluso evitar la aparición de la diabetes tipo 2, convertido ya en un problema de salud pública de primera magnitud. No debe olvidarse que «de cada 100 euros de gasto sanitario, 15 corresponden a la diabetes», declaraba Alfonso López Alba, endocrinólogo del Hospital Universitario de Canarias y organizador del próximo XX Congreso de la Sociedad Española de Diabetes.

NUEVAS COMPLICACIONES

ImgImagen: Jeremy Doorten

A sus complicaciones asociadas habituales (afecciones cerebrovasculares, oculares o renales, entre otras) deben añadirse ahora nuevas posibles enfermedades derivadas que inciden aún más en la importancia de detener a la diabetes de tipo 2 que, por cifras, tiene ya características epidémicas. Son varios los estudios que han relacionado el exceso de azúcar en la sangre o de insulina con el daño cerebral que puede derivar en el desarrollo de enfermedad de Alzheimer. Esto puede producirse de varias maneras.

En primer lugar, la diabetes aumenta el riesgo de derrame cerebral que daña los vasos sanguíneos del cerebro y, por tanto, puede contribuir al desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. El cerebro depende también de diferentes sustancias químicas que pueden perder su balance debido al exceso de insulina; algunos de estos cambios pueden provocar el inicio de esta enfermedad neurodegenerativa. Por último, un alto nivel de azúcar en la sangre produce inflamación, la cual puede también dañar las células del cerebro y contribuir a su desarrollo.

Varias investigaciones han señalado también a la diabetes de tipo 2 como factor de riesgo para desarrollar tuberculosis pulmonar. En un estudio en el Hospital de Bombay (India), la tuberculosis resultó ser la complicación más grave (5,9%) en una cohorte de 8.000 pacientes con diabetes de tipo 2.

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