Mejoras en el tratamiento del infarto de miocardio

La aplicación de nuevas técnicas menos agresivas y más eficaces ha mejorado la atención de las enfermedades cardiovasculares
Por Teresa Romanillos 14 de agosto de 2011
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Imagen: mr_dissing

Más de tres de cada diez fallecimientos en España se deben a una enfermedad cardiovascular. Así lo corroboran los datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística, que ponen de manifiesto que las patologías cardiovasculares continúan en el primer lugar como principal causa de muerte en nuestro país. Las enfermedades isquémicas del corazón (infarto de miocardio y angina de pecho) son las responsables de un gran número de pacientes. En la última década, la incorporación de técnicas percutáneas ha mejorado de forma importante la atención de estas dolencias con abordajes menos agresivos y más eficaces.

Hasta hace poco más de una década, la mayoría de los pacientes con problemas coronarios de cierta relevancia debían pasar necesariamente por el quirófano para la realización de un bypass, una intervención a cielo abierto, con apertura de la caja torácica. Hoy, el abordaje de la mayoría de estos problemas es mucho menos agresivo. Gracias a las técnicas percutáneas, a través de la piel y sin apertura del tórax, como la angioplastia con colocación de stent, muchos pacientes ven resueltos sus problemas coronarios sin necesidad de cirugía. Los stents son prótesis (pequeñas mallas metálicas) que se colocan en el interior de las arterias cuando se estrechan o se bloquean (estenosis), como sucede en la cardiopatía coronaria, y reestablecen el flujo sanguíneo.

Reparar arterias sin pasar por quirófano

Las intervenciones coronarias percutáneas aumentan de forma importante. En los últimos diez años se han duplicado y han pasado de 31.920 intervenciones en 2001 a 64.331 en el año 2010. La implantación de stents también ha crecido de forma exponencial, ya que en el pasado año se implantaron más de 100.000. Este tipo de técnica se realiza en los laboratorios de hemodinámica. En primer lugar, se introducen unos catéteres especiales que avanzan hasta el origen de las arterias coronarias.

En los últimos años, el abordaje del infarto es más agresivo y con una eficacia que ronda el 95%

La vía de acceso es a menudo la arteria radial (situada en las muñecas) o bien la arteria femoral (en las ingles). Mediante este catéter, se inyecta un contraste radiológico y se obtienen imágenes de las arterias coronarias en distintas proyecciones. Ello permite la visualización de sus posibles obstrucciones o estrecheces. Una vez localizadas las lesiones, si se considera que deben y pueden repararse, con la ayuda de una guía se atraviesa la lesión de la arteria. El catéter avanza con un globo sobre el que va montada la malla (stent) que se utiliza para dilatar la arteria. Se hincha el balón que, con su presión, comprimirá la obstrucción. En un segundo tiempo se coloca el stent que mantiene la dilatación provocada por el balón.

Angioplastia primaria, cada vez más en el infarto

Tras un infarto el tiempo es oro y es vital actuar de forma precoz para restaurar la circulación coronaria. Este ocurre por la rotura de una placa de ateroesclerosis, con la formación de un trombo que ocluye por completo la luz del vaso. De esta manera, la zona de miocardio que recibe el flujo sanguíneo de este vaso queda sin irrigación (isquemia). Si esta se prolonga durante un tiempo, tiene lugar la muerte del tejido (necrosis). Hasta hace pocos años, la opción habitual era intentar deshacer el coágulo con fármacos, técnica conocida como fibrinólisis, con una eficacia del 60%.

En los últimos años el abordaje es distinto, más agresivo y con una eficacia que ronda el 95%. Se va más allá de deshacer el coágulo y se intenta también reparar el vaso mediante angioplastia y colocación de un stent. Según los datos del registro nacional de actividad en Cardiología Intervencionista, durante el pasado año, su uso en el infarto aumentó un 6,5% respecto a 2009, una cifra que posiciona a esta técnica como la más utilizada, en detrimento de la fibrinólisis.

España es uno de los países donde menos pacientes se benefician de la angioplastia

En España se realizaron durante el pasado año una media de 225 angioplastias primarias por cada millón de habitantes. Navarra y Murcia están a la cabeza de las comunidades donde se ha recurrido más a esta técnica, mientras que la Comunidad Valenciana y La Rioja están en la cola. Estas diferencias se deben a la falta de una estructura que facilite que los pacientes accedan rápidamente a los centros que disponen de laboratorio de hemodinámica adecuados para efectuarla.

Dado que se atiende a muchos pacientes en centros que carecen de esta tecnología, la coordinación para que puedan trasladarse de forma rápida y segura a los centros en que está disponible es de vital importancia. En el momento actual, de las diecisiete comunidades autónomas, solo cinco (Murcia, Navarra, Cataluña, Baleares y Galicia) disponen de programas específicos para facilitar la angioplastia primaria en el infarto.

La Sociedad Europea de Cardiología promueve que la angioplastia sea la opción más utilizada para su abordaje. La iniciativa «Stent For Life», en la que también participa la Sociedad Española de Cardiología, es una apuesta que intenta potenciar este procedimiento, ya que España es uno de los países donde menos pacientes se benefician de esta opción terapéutica.

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