Adictos al café

Las últimas investigaciones sobre el papel de la cafeína en la salud revelan efectos más beneficiosos que perjudiciales
Por Teresa Romanillos 24 de noviembre de 2006

Millones de personas alrededor del mundo disfrutan todas las mañanas al tomar una taza de café para comenzar el día con energía. Ha habido muchas especulaciones sobre los efectos perjudiciales de la cafeína; en general, algunos de los mitos son ciertos pero muchos otros, por suerte, no lo son.

La cafeína es la substancia psicoactiva más consumida en la tierra. La consumen un 90% de los adultos en el mundo occidental pero, a pesar de su popularidad, a menudo ha sido denostada atribuyéndole efectos perjudiciales para la salud. Uno de los ejemplos de la mala publicidad se produjo en 1911, cuando el gobierno de los EEUU denunció a Coca Cola alegando que la cafeína de la bebida era perjudicial para la salud. En 1970, algunas campañas intentaron persuadir a los consumidores de que la cafeína podía provocar enfermedades cardíacas y cáncer de vesícula y en 1980 un estudio efectuado por la Food and Drug Administration, FDA, demostró que la cafeína podía provocar defectos congénitos en ratas, lo que llevó a la recomendación de que las mujeres embarazadas redujeran el consumo de té y café. No obstante, el estudio no fue bien diseñado por lo que cuando se repitió en 1983 no se corroboraron tales hallazgos.

La mala prensa de la cafeína

Clásicamente se ha considerado que la cafeína podía inducir hipertensión y que resultaba perjudicial para aquellos que padecían enfermedades del corazón. La cafeína puede elevar de forma pasajera la tensión arterial en aquellas personas que son sensibles a los efectos de la cafeína experimentando un breve aumento que no dura más de unas horas, sobre todo en aquellos que no son consumidores habituales. Pero no causa hipertensión crónica. Los estudios demuestran que cualquier aumento en la presión sanguínea es moderado y mucho menor que el que se experimenta por ejemplo cuando se suben escaleras. Sin embargo, es aconsejable que las personas hipertensas moderen el consumo.

El Framingham, uno de los mayores estudios epidemiológicos de salud cardiovascular realizados, analizó la relación entre el consumo de café y la incidencia de enfermedades cardiovasculares en un grupo de 2.648 hombres y 3.566 mujeres, llegando a la conclusión de que el consumo de café no produce efectos perjudiciales a nivel cardiovascular. Un reciente estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad John Hopkins, publicado en Archives of Internal Medicine, demostró que beber café está relacionado con pequeños aumentos de la presión arterial aunque parece jugar un papel insignificante en el desarrollo de la hipertensión.

Las investigaciones indican que el consumo moderado de cafeína no provoca efectos adversos en la mujer embarazada

Otro punto de controversia son los posibles efectos perjudiciales de la cafeína sobre la fertilidad y durante el embarazo. A pesar de que algunos estudios han aportado datos confusos, las investigaciones indican que el consumo moderado de cafeína no provoca efectos adversos en la salud de la mujer embarazada y tampoco afecta la fertilidad. A pesar de esto, se recomienda moderar el consumo durante el embarazo. Como novedad, recientemente se ha hablado del papel de la cafeína respecto a su capacidad de elevar los niveles de insulina y, por lo tanto, incrementar la reserva de grasas. Sin embargo, la bibliografía no apoya este punto, hablando incluso de que podría, por el contrario, reducir los niveles de insulina.

La cafeína también puede ser beneficiosa

Un café después de comer facilita la digestión ya que la cafeína estimula la secreción de saliva y de jugos gástricos. Pero hay algo más interesante que esto: parece que el consumo de café reduce considerablemente la aparición de cálculos biliares. De acuerdo con un estudio de la Universidad de Harvard, los adultos que beben dos o tres tazas de café al día tienen un 40 por ciento menos de posibilidades de padecer esa dolencia. Parece ser que la cafeína puede prevenir la cristalización del colesterol, principal componente de los cálculos biliares.

Recientes estudios parecen demostrar que el consumo de cafeína también puede comportar beneficios a otros niveles. Al parecer, los bebedores de café tienen menos probabilidades de padecer enfermedad de Parkinson y Diabetes tipo 2. Asimismo, hay resultados preliminares que hablan del papel de la cafeína en el combate de la enfermedad de Alzheimer y su posible papel minimizando el riesgo de suicidio por sus efectos antidepresivos. Por otra parte, un estudio ha demostrado efectos beneficiosos en la prevención del cáncer colorectal; según refiere Coughlin, autor del estudio, el efecto probablemente es debido al contenido en polifenoles del café.

La cafeína es un diurético suave pero, a menudo, se han exagerado sus efectos. Las investigaciones recientes demuestran que su efecto es pequeño concluyendo que no comprometen el estado de hidratación general del organismo. Dependiendo de la cantidad consumida, la cafeína puede ser un estimulante leve del sistema nervioso central y del sistema cardiovascular. La cafeína no se acumula en el cuerpo con el paso del tiempo ya que, por lo general, se metaboliza y elimina algunas horas después de su consumo. Por consiguiente, los efectos farmacológicos de la cafeína son breves y se disipan a las pocas horas. La sensibilidad de las personas con respecto a la cafeína varía en gran medida y puede incluso ir modificándose con la edad.

Con el consumo regular, se desarrolla una tolerancia a muchos de los efectos de la cafeína. Por ejemplo, un consumidor habitual, puede beber varias tazas de café en unas pocas horas y no notar ningún efecto mientras que una persona que no bebe café regularmente puede llegar a sentir un efecto estimulante después de la primera taza. Incluso algunas personas pueden sentirse nerviosas si consumen más cafeína de la que su cuerpo está acostumbrado a tolerar. Cuando se suprime de forma brusca el consumo de cafeína se puede experimentar síntomas tales como dolores de cabeza, fatiga o letargo. Por lo general, estos efectos son temporales, sólo duran unos pocos días y se pueden evitar si la disminución de la cafeína se realiza en forma gradual.

Cada individuo tiene sus propio nivel de tolerancia pero se considera que un consumo moderado de cafeína es de aproximadamente 300 mg, que equivale a aproximadamente 3 tazas de café. En términos generales, los individuos tienden a hallar sus propios niveles aceptables de cafeína. Quienes experimentan efectos no deseados, tales como el insomnio y nerviosismo, tratan de disminuir el consumo de cafeína. En caso de que los efectos aún así continúen, se deberá consultar a un profesional de salud. Pese a que siempre se ha relacionado a la cafeína con el insomnio, en la práctica, la persona que experimenta efectos tales como falta de sueño aprenden a no consumir cafeína antes de ir a dormir.

EL 90% DE LOS ESPAÑOLES CONSUME CAFEÍNA

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Estos son los resultados de un estudio efectuado por la Organización de Consumidores y Usuarios, OCU, en colaboración con otras organizaciones de consumidores europeas y grupos de investigación de varias universidades. La intención ha sido impulsar una investigación a gran escala acerca de la cafeína y sus repercusiones sobre la salud, ya que los efectos a largo plazo del consumo habitual de esta sustancia no son suficientemente conocidos. Se trata de un estudio independiente, al margen de los fabricantes de productos con cafeína, que ha contado con el apoyo económico de la Comisión Europea. En el marco de este proyecto se ha realizado una encuesta a los consumidores para conocer el consumo de cafeína (la cantidad y en que forma) e interrogarles sobre los efectos que les produce.

En España, un 66% de encuestados toma café mientras que en Bélgica, Francia o Italia este porcentaje ronda el 80%. Nuestro país es el menos cafetero de los participantes y también el que consume menos té; en cambio, los españoles somos más aficionados a las bebidas de cola (48%) que los italianos (35%) o los portugueses (39%). El consumo de bebidas energéticas tipo Red Bull o Dinamite es modesto en términos generales, entre un 4% y un 7% de los encuestados las toman, aunque es posible que esta cifra vaya en ascenso ya que está los que consumen este tipo de bebida son los más jóvenes.

En cuanto a la cantidad, el consumo de café puede considerarse moderado: un 20% de los que beben café no lo toma todos los días, un 26% sólo toma una taza al día y un 31% afirma que consume 2 tazas diarias. Por último, otro 26% toma tres tazas o más. El 30% de los consumidores declara que lo necesita para funcionar, lo que demuestra un cierto grado de adicción. Más del 40% de los encuestados considera que el café les hace sentir más despiertos y con más energía. Estos efectos también son muy notorios con las bebidas energéticas, ya que el 46% de los encuestados declaran que se sienten más despiertos y el 67% con más energía.

A pesar de que el café tiene la reputación de que quita el sueño, sólo un 28% de los consumidores de esta bebida tiene dificultades para dormir cuando lo toman mientras que el té crea problemas en el 32% de sus consumidores. Contradictoriamente a este último dato, también el 32% de los que consumen té de forma habitual lo hacen porque se sienten más relajados. El consumo de cafeína produce cierta adicción; según los encuestados, al dejar de tomar café se sienten con más sueño y con menos energía, aunque también hay un 15% de encuestados que afirma sentirse menos relajado.

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