Entrevista

Joan Seoane, Oncología Médica del Instituto de Investigación del Hospital Universitario de la Vall d´Hebrón, Barcelona

«Terapias inhibidoras de la hormona TGF-beta podrían ser efectivas contra determinados tumores cerebrales»
Por Clara Bassi 12 de marzo de 2007
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Imagen: CSIC

Un grupo de investigación liderado por Joan Seoane ha identificado un mecanismo, la hormona TGF-beta, implicado en la progresión del glioma, uno de los tumores cerebrales más frecuentes y agresivos. Este hallazgo no tendrá una aplicación inmediata, pero lo cierto es que ya se están probando compuestos contra esa hormona dentro de ensayos clínicos. Joan Seoane, profesor de investigación ICREA pertenece al Programa de Investigación en Oncología Médica del Instituto de Investigación del Hospital Universitario de la Vall d´Hebrón, de Barcelona. El hallazgo identificado por su grupo se ha publicado recientemente en Cancer Cell. En esta entrevista, nos relata sus claves.

¿Qué es un glioma?

Es el tumor cerebral más frecuente y es básicamente la transformación maligna de las células del cerebro.

¿A cuántas personas afecta?

Afecta entre cinco y seis personas por cada 100.000 habitantes de la Europa occidental.

¿Cuántas personas habría, pues, afectadas en España?

Según estos cálculos, en España habría unas 2.000 personas afectadas.

¿Tiene tratamiento este tumor?

Sí, tiene un tratamiento que consiste en cirugía, radioterapia y quimioterapia.

¿Cuál es la esperanza de vida actual de los pacientes con este tumor?

El glioma se divide en cuatro grandes tipos o cuatro grados. Dentro de éstos, el glioblastoma es el tumor de más alto grado y el más agresivo.

¿Qué ha descubierto sobre la función de la hormona TGF-beta en este tumor?

Hemos descubierto el proceso a través del cual esta hormona actúa de manera maligna en ciertos tumores de glioma y potencia la agresividad del tumor.

¿Cuál ha sido la metodología del trabajo que ha utilizado para demostrarlo?

La metodología del trabajo han sido, en realidad, dos. Una, el trabajo con muestras de pacientes y la otra con células en cultivo.

Sí, pero, ¿cómo se ha efectuado exactamente?

Hemos obtenido las muestras de 52 pacientes y las hemos analizado. Y también hemos puesto en cultivo células de los tumores de los pacientes y las hemos estudiado.

¿Cuáles son las aplicaciones que tendrá en humanos este hallazgo?

Las aplicaciones son tres. La primera es que la actividad aumentada de TGF-beta es un indicador de mal pronóstico y, por lo tanto, puede servir como un factor predictor de la progresión tumoral. La segunda es que, debido a ello, esto implica que terapias contra TGF-beta podrían ser efectivas contra el glioma, el tumor cerebral más frecuente y agresivo, como he dicho. Estas terapias se están probando en ensayos clínicos y serían inhibidores del TGF-beta, que podrían ser utilizados frente al glioma. Y la tercera es que, debido a que hemos entendido este mecanismo, hemos descubierto marcadores que nos permitirán seleccionar a los pacientes que sean los mejores candidatos a tratarse con cada terapia.

Es decir, se podría individualizar la terapia.

¡Exacto! Ése sería el tercer punto.

Pero, este hallazgo ¿tiene una aplicación inmediata?

«La actividad aumentada de TGF-beta es un indicador de mal pronóstico y, por lo tanto, puede servir como un factor predictor de la progresión tumoral»

No, el ensayo clínico que se está llevando a cabo con inhibidores de TGF-beta se halla en fase I y para aplicarse en la clínica tiene que llegar hasta la fase IV, lo que tarda años. Muchos productos que se ensayan fallan por miles de motivos, porque una droga o uno de sus componentes resulta tóxico; y en algún caso porque no es bien admitido por el paciente que no lo puede asimilar bien. Hay que decir que se está probando y que se está lejos de su aplicación terapéutica. Antes tenemos que investigar más.

¿Dónde se está llevando a cabo este ensayo clínico?

Es un ensayo en fase I para testar la seguridad y toxicidad de la droga. Lo dirige Emiliano Calvo, que forma parte del Servicio de Oncología Médica que dirige Josep Baselga, en el Hospital del Vall d´Hebrón de Barcelona.

Pero cree que en el futuro este hallazgo tendrá una aplicación.

Hay alguna posibilidad…

¿Hay muchos grupos trabajando en su misma línea de investigación?

Todo es relativo. Hay pocos, pero hay algunos. Quizás lo que nos distinga y nos hace únicos es que hacemos investigación traslacional, es decir, que hacemos investigación básica sobre los mecanismos moleculares de estos tumores cerebrales y, en paralelo e interaccionando con ésta, hacemos investigación clínica. Esto significa que en el mismo centro hacemos estudios moleculares y un ensayo clínico. Así la información sobre estudios moleculares revierte en un ensayo clínico y viceversa.

Puede este mecanismo identificado, el TGF-beta, estar implicado en otros tumores.

Sí, en mama, en pulmón, en próstata y otros.

¿Le gustaría destacar algún otro aspecto de su investigación?

Sí, que esta investigación ha sido financiada en parte, aunque no en su totalidad, por la Asociación Española Contra el Cáncer, que realiza un importante trabajo en filantropía. Su contribución ha permitido contratar a Alejandra Bruna, la primera firmante del artículo publicado en Cancer Cell.

¿Cuál es su siguiente objetivo tras los resultados de esta investigación?

Seguimos investigando nuevas dianas terapéuticas en gliomas y queremos ver si se pueden extrapolar los resultados a otros tipos tumorales. Con un poco de suerte, tal vez en un año podamos aportar más resultados.

TGF-BETA

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TGF-beta es una hormona o factor que frena la división celular en células normales, es decir, controla que la proliferación de las células se haga de forma ordenada y coordinada. Pero en las células tumorales, TGF-beta deja de funcionar de este modo. Su mecanismo de acción se maligniza, de modo que pierde su capacidad de frenar la división celular. Es más, promueve la división celular descontrolada y, de este modo, induce la formación de tumores.

Estudios anteriores ya habían demostrado que este factor tiene un papel importante en el cáncer, pero se sabía muy poco acerca de los mecanismos responsables de por qué TGF-beta se transforma y se convierte en un factor maligno en cáncer. Los nuevos estudios llevados a cabo en el laboratorio de Joan Seoane en el Instituto de Investigación del Hospital Vall d´Hebrón han arrojado luz respecto a qué procesos hacen que TGF-beta se convierta en un factor oncogénico en glioma.

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