2ª Jornada Mundial por la Prevención de las Úlceras por Presión

Las úlceras por presión son, todavía hoy, un efecto adverso de la asistencia sanitaria que es prevenible en un 95%
Por Montse Arboix 21 de noviembre de 2013
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Imagen: GNEAUPP

En España hay alrededor de 100.000 afectados por, al menos, una úlcera por presión, y el 85% de ellos tiene más de 65 años. Sin embargo, se estima que más del 95% de las heridas crónicas son evitables si se utilizan los recursos adecuados. Para hacer visible este gran problema de salud pública y sensibilizar de él tanto a profesionales como a la sociedad en general, la Sociedad Iberolatinoamericana sobre Úlceras y Heridas (SILAUHE), numerosos países latinoamericanos y europeos establecieron conmemorar una vez al año una Jornada Mundial por la Prevención de las Úlceras por Presión. El artículo describe qué supone sufrir una úlcera por presión y cuáles son las recomendaciones de los expertos para los cuidadores de personas dependientes en riesgo a sufrirlas.

Las úlceras por presión son, todavía hoy en pleno siglo XXI, un problema de salud pública de envergadura, si se tiene en cuenta que la mayoría son evitables (los estudios señalan que más del 95%).

Las úlceras por presión aumentan el riesgo de fallecimiento hasta en seis veces con respecto a quien no las sufre

Aunque podrían considerarse un mal menor, en realidad devalúan mucho la calidad de vida de los afectados (son un motivo de sufrimiento), incrementan las estancias hospitalarias y aumentan el riesgo de fallecimiento hasta en seis veces con respecto a quien no las sufre. De la misma manera, en términos económicos, elevan el gasto sanitario, ya que estas heridas suponen al Sistema Nacional de Salud más de 1.687 millones de euros anuales, frente a los solo 100.000 euros que se destinan a su prevención.

Por todo ello, desde el año pasado, muchos países latinoamericanos y europeos celebraron la primera Jornada Mundial por la Prevención de Úlceras por Presión, auspiciada por la Sociedad Iberolatinoamericana sobre Úlceras y Heridas (SILAUHE) que, engloba a su vez, numerosas asociaciones y organismos de diferentes naciones. Los objetivos de esta Jornada es concienciar a la población, y también a los profesionales de la salud, sobre la repercusión que tienen las heridas crónicas y sobre la importancia de los programas preventivos.

Cómo cuidar la piel: recomendaciones para el cuidador

El Grupo Seguridad del Paciente, del Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento en Úlceras por Presión y Heridas Crónicas (GNEAUPP), señala unas recomendaciones para los cuidadores de personas en riesgo de sufrir una herida de esta tipología, como son quienes están encamados. Además de indicar para el paciente una dieta equilibrada que aporte todos los nutrientes necesarios y un aporte de líquidos correcto, es preciso:

  1. Asegurarse de que la ropa de la cama esté lisa, seca y sin arrugas.
  2. Fomentar y mejorar la movilización del enfermo con los cambios de postura, sin arrastrarlo por la cama.
  3. Utilizar productos específicos para proteger la piel de la acción de la orina y las heces.
  4. Si se usan pañales, cambiarlos cada vez que estén mojados.
  5. Proteger las zonas de apoyo que coinciden con las prominencias óseas, como talones o codos, entre otras. Y es que es en ellas donde, por acción de la presión, se desarrollan las úlceras.
  6. Emplear aceites especiales (ácidos grasos hiperoxigenados) en las áreas de riesgo.
  7. Usar superficies especiales para el manejo de la presión (colchones y cojines) diseñadas de forma específica para ello. Sin embargo, es importante asegurarse de las indicaciones de utilización, a qué tipo de paciente y con qué nivel de riesgo va dirigida y, también, qué parámetros de efectividad logra en cuanto a la relación de reducción o alivio de la presión.

Acciones desaconsejadas en el cuidado de la piel

Algunas acciones que se realizan de manera habitual pueden lesionar más la piel y los tejidos susceptibles de desarrollar una úlcera por presión. Por eso, es conveniente:

  • No masajear las zonas de prominencias óseas.
  • No utilizar alcohol, colonia y talco en la piel.
  • Evitar la humedad en los pliegues de la piel.
  • No usar flotadores o cojines tipo donut.
  • No levantar el cabezal de la cama más de 30º de forma permanente.

De todos modos, ante cualquier duda, el personal de enfermería del centro de salud primaria correspondiente podrá responder y aconsejar sobre cualquier cuestión relacionada.

La figura del cuidador

Los expertos, además, insisten en la necesidad de programas formativos y de soporte para cuidadores y pacientes, con el objetivo de que puedan adquirir conocimientos prácticos; mejorar la comunicación entre ambos; ayudar a resolver situaciones difíciles que se presenten en las actividades diarias; y conocer los recursos que hay en su comunidad y dónde hay que acudir para pedir ayuda si lo necesitan.

Asimismo, teniendo en cuenta que la figura del cuidador es clave en el cuidado del paciente, recomiendan poner atención en la salud de uno cuando ha adoptado este papel. La responsabilidad de cuidar a una persona en situación de dependencia implica requerimientos que pueden afectar a la salud física y/o mental e, incluso, pueden ocasionar agotamiento físico y emocional.

A menudo, en la labor diaria de velar por la salud de otra persona descuidan la suya propia. Por eso, los especialistas recomiendan seguir unos hábitos de vida saludables (hacer ejercicio de manera regular, dormir las horas suficientes, evitar el aislamiento social, mantener aficiones, organizarse el tiempo…), con el fin de tener unas condiciones físicas y psicológicas adecuadas para cuidar tanto del paciente/familiar como de sí mismos.

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