Papel de la contaminación en la salud

Altos niveles de contaminación atmosférica aumentan el número de infartos y accidentes cerebrovasculares y descompensan la insuficiencia cardiaca
Por Teresa Romanillos 5 de noviembre de 2007

La Organización Mundial de la Salud advierte de que España, al igual que ocurre con otros países europeos, podría evitar en torno al 14% de las muertes si redujera sus niveles de contaminación atmosférica. Diversos estudios han puesto en evidencia en estos últimos años que existe una clara relación entre el exceso de contaminantes ambientales y la salud cardiovascular. En estas condiciones, señala un estudio reciente, la práctica de ejercicio físico puede ser contraproducente.

Exposición al aire contaminado

Exposición al aire contaminado

El aumento de los niveles de polución se asocia, de un tiempo a esta parte, con un incremento demostrado de enfermedades cardiovasculares y muertes. Aunque pueden ser varias las causas responsables de esta asociación, estudios recientes han evidenciado que uno de los mecanismos implicados podría ser la alteración del tono vascular coronario y la activación de la inflamación sistémica con una acción pro-coagulante. Por otra parte, un estudio en la misma dirección ha puesto de manifiesto que los cardiópatas que practican ejercicio en un ambiente contaminado están expuestos a un riesgo suplementario de padecer complicaciones cardiovasculares.

La práctica regular de ejercicio es beneficiosa aunque se debería precisar ‘siempre que sea en un ambiente no contaminado’

En uno de estos estudios se sometió a un grupo de 20 hombres con antecedentes de infarto a una exposición de partículas en suspensión (las mismas que se generan por la combustión de carburantes fósiles y se encuentran presentes en poblaciones con altos índices de contaminación atmosférica), mientras efectuaban ejercicio físico con una bicicleta estática durante 30 minutos. En los individuos expuestos a las partículas contaminantes se detectaron alteraciones isquémicas en la monitorización electrocardiográfica. Los resultados se compararon con los del grupo control, expuesto a aire filtrado.

Los mecanismos por los que se produce el problema todavía no están claros. Por una parte, una disminución de la oxigenación miocárdica podría estar relacionada con vasoconstricción o con la formación de trombos transitorios. Por otro lado, el mecanismo implicado podría ser la disminución de la capacidad de transporte de oxígeno causada por elevados niveles de monóxido de carbono. Aprovechando la divulgación de este estudio, se ha publicado otra investigación que muestra, en un modelo animal, cómo las partículas contaminantes incrementan el riesgo en los cardiópatas.

Los investigadores concluyen que estas partículas actúan sobre los macrófagos pulmonares provocando la secreción de interleuquina-6, una citoquina con propiedades vasoactivas que dispara la inflamación y que activa el proceso de coagulación. En este trabajo, se comprobó que los niveles de interleuquina-6 se incrementaron en más de 15 veces en ratones expuestos.

Calidad del aire

Calidad del aire

Según la Organización Mundial de la Salud, es posible establecer una relación directa entre el nivel de contaminación y la mortalidad de un país, por lo que la lucha contra la contaminación atmosférica se entiende como una medida esencial para mejorar la salud. Los principales contaminantes son las partículas en suspensión (PM), el ozono (O3), el dióxido de nitrógeno (NO2) y dióxido de azufre (SO2). Las PM son una mezcla de partículas sólidas y líquidas presentes en el aire. Pueden ser tanto orgánicas como inorgánicas y se clasifican según su diámetro en PM10 y PM2,5.

Las PM2,5 son las que entrañan un mayor riesgo por su reducido tamaño ya que, una vez inhaladas, pueden depositarse en las zonas periféricas de los bronquios y alterar el intercambio de gases en los pulmones. Los principales componentes de las PM son sulfatos, nitratos, amoníaco, cloruro sódico, carbón, polvo mineral y agua, todas ellas sustancias altamente utilizadas en procesos industriales. Las PM son el producto de la emisión a la atmósfera de humos derivados de la combustión de combustibles fósiles, o la erosión del asfalto de las carreteras, neumáticos y frenos, entre otros.

A nivel mundial, el índice más bajo de fallecimientos atribuidos a la contaminación lo tiene Islandia, mientras que el peor lo tiene Sierra Leona

La exposición crónica a las PM aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias, así como de cáncer de pulmón. Se calcula que la mortalidad registrada en ciudades con altas concentraciones de PM es un 15% mayor que la de poblaciones relativamente limpias.

El O3 presente en capas bajas de la atmósfera es otro de los principales contaminantes del aire. No debe confundirse con el de la capa de ozono de las zonas altas de la atmósfera, que desempeña un papel esencial para el equilibrio del planeta. Químicamente es el mismo gas (O3) pero según dónde se encuentra es beneficioso (capa de ozono) o contaminante (zonas bajas).

Fuentes de emisión

El ozono se forma por reacción fotoquímica (con luz solar) de moléculas de oxígeno (O2), por lo que las máximas concentraciones de detectan en días intensamente soleados. La inhalación de ozono puede causar problemas respiratorios y desencadenar crisis de asma. En Europa, por su culpa, se calcula que la mortalidad diaria aumenta un 0,3%. El dióxido de nitrógeno (NO2) es un gas perjudicial en concentraciones elevadas que produce una importante irritación de las vías respiratorias. No obstante, no se considera un gas contaminante en bajas concentraciones.

La principal fuente de emisión de NO2 son los aerosoles de nitrato y los procesos de combustión. El SO2 es otro gas también producido por el uso de combustibles fósiles. Afecta al aparato respiratorio produciendo aumento de secreciones, tos y empeoramiento de algunas afecciones respiratorias como asma y bronquitis crónica. Además el SO2 puede sufrir otra oxidación y combinarse con agua, transformándose en ácido sulfúrico, principal componente de la lluvia ácida, causante de la deforestación.

La contaminación atmosférica afecta a toda la población mundial, sea de países desarrollados como en desarrollo. Por este motivo, las nuevas Directrices sobre la calidad del aire (DCA) elaboradas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) pretenden reducir las repercusiones sanitarias de la contaminación. Las directrices publicadas en 1971 y 1997 eran de ámbito europeo, mientras que las actuales establecen nuevos límites de concentración de contaminantes aplicables en todo el mundo.

El mismo organismo ha publicado un informe que analiza el impacto de las condiciones ambientales en la salud en el que se incluyen factores como la contaminación del agua, la polución urbana y la existencia de transmisores de enfermedades como la malaria. A nivel mundial, el índice más bajo de fallecimientos atribuidos a la contaminación lo tiene Islandia, mientras que el peor lo tiene Sierra Leona.

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