Controlar las náuseas y los vómitos en la quimioterapia

Sin tratamiento preventivo, estos dos síntomas afectan al 90% de pacientes sometidos a terapia con fármacos citotóxicos
Por Clara Bassi 6 de febrero de 2011
Img quimioterapia
Imagen: Stephen Dickter

Para muchos pacientes, las náuseas y los vómitos son los efectos secundarios más temidos de la quimioterapia y, hasta hace unos años, el motivo de abandono de muchos tratamientos. Sin embargo, ya no hay razón para este recelo, puesto que en la mayoría de los casos se pueden controlar si se adoptan una serie de medidas y se administran distintos medicamentos.

El síndrome de náuseas y vómitos inducido por la quimioterapia puede afectar de distinta forma a los pacientes. Se han clasificado como «altamente emetógeno» (o capacidad de provocar vómitos), «moderadamente emetógeno» y de «bajo nivel de emetogenicidad». Estos niveles dependen tanto del tipo de tratamiento que se aplica como de las características de cada persona, puesto que algunas son más propensas a sufrir náuseas y vómitos, según Ana Casas, oncóloga médica del Hospital Virgen del Rocío, de Sevilla.

Los pacientes más vulnerables son las mujeres, más que los hombres, sobre todo quienes durante el embarazo han tenido más náuseas y vómitos; los jóvenes, más que las personas mayores; y quienes tienen historias de mareos previos o se marean con facilidad en los viajes. En cambio, las personas con una mayor tolerancia al alcohol sufren menos.

Al combinar estas características de los pacientes con el potencial emetógeno de los citotóxicos (fármacos de la quimioterapia), se sabe que, en ausencia de tratamiento preventivo, el 90% de los pacientes que se someten a terapia lo padecen. Cuando se administran medicamentos para combatirlos, este porcentaje decrece hasta el 50% o el 60% de las personas. Si la terapia es de bajo potencial emetógeno, afecta a entre un 10% y un 20% de los pacientes.

Agudos y tardíos

A menudo, los propios pacientes subestiman la importancia de controlar las náuseas y los vómitos

Años atrás, las náuseas y los vómitos eran los efectos más temidos de los citotóxicos. Cuando sobrevienen justo en el momento que se recibe el tratamiento se denominan agudos y, en la actualidad, se controlan muy bien. En cambio, otro tipo de náuseas y vómitos se denominan tardíos, ya que se sienten días después de haber recibido quimioterapia y su control es susceptible de mejorar bastante, según Casas. A menudo, «los profesionales no percibimos que los pacientes sufren estos síntomas, cuando esta emetogenicidad tardía sí que importa», explica la especialista.

En su opinión, cuando el paciente que acude a la consulta ha pasado un segundo ciclo de tratamiento -de 6 a 8 días-, los síntomas se le olvidan, no los comenta y, por lo tanto, «no recibe una atención tan adecuada como debería, al no contar al médico cómo ha estado esos días».

Medidas en manos del paciente

Para evitar estos olvidos y mejorar el control de los vómitos y las náuseas, la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) acaba de preparar un diario de salud para que los pacientes apunten cómo se encuentran después de cada ciclo de quimioterapia. La importancia de este diario de salud radica en que, incluso después de un año, le puede comentar al médico lo que ha escrito. «Funciona y es importante que el paciente se olvide de los mitos relacionados con las náuseas y los vómitos que, a menudo, se basan en creencias mal fundadas que se transmiten, como que se debe acudir en ayunas a la quimioterapia o que tomar ciertas hierbas es bueno», comenta Casas.

Frente a estos mitos, los profesionales aconsejan a los pacientes que acudan a recibir el tratamiento con el estómago «lleno», aunque no es recomendable ingerir antes una comida copiosa ni fuerte, sino ligera. También deben comer varias veces durante el día, pero pocas cantidades, evitar el picante y la grasa, así como los olores que les hacen sentirse mal y pueden provocarles náuseas y vómitos, como les sucede a las embarazadas.

Otra consideración importante es que tomen agua en abundancia, entre 1,5 y 2 litros al día es suficiente para mantener una buena hidratación. No es necesario sobrepasar estas cantidades. Por último, desde el punto de vista psicológico, deben intentar relajarse y librarse de la ansiedad, no deben asociar las náuseas y vómitos al hecho de que la quimioterapia funcione o no. «No tiene nada que ver», precisa Casas.

Fármacos para combatirlos

No hay razón para que los pacientes sufran náuseas y vómitos, que influyen en su calidad de vida, «sino que deben comunicárselo al médico para que les pueda recetar algún fármaco», destaca Casas. Hay distintos tipos de medicamentos: unos se administran justo antes de los citotóxicos, o dos y tres días antes, y otros después. Estos fármacos se pueden administrar por vía oral o endovenosa. En este último caso, puesto que la quimioterapia casi siempre se aplica por vía endovenosa, se aprovecha para administrar el medicamento antiemético. Una familia de fármacos, los etrones, desarrollados a finales de los ochenta, funcionan muy bien para controlar estos síntomas.

Para la emesis tardía, hasta ahora se han utilizado esteroides a dosis altas, aunque estaban contraindicados en algunos pacientes. También se han desarrollado inhibidores de la neuroquinina, muy potentes frente a la emesis retardada, puesto que actúan en el sistema nervioso central, pero que sirven para situaciones agudas (se pueden administrar un día antes de la sesión). Por último, figuran los dopaminérgicos, los antihistamínicos e, incluso, los ansiolíticos.

Con todos ellos, hoy en día es posible reducir la cifra de pacientes que padecen náuseas y vómitos relacionados con los citotóxicos hasta el 10% o 20%. Pero a pesar de disponer de estas herramientas terapéuticas, todavía en algunos casos no se consigue un buen control porque «los pacientes no explican sus síntomas al médico o no toman bien la medicación», insiste la oncóloga.

IMPORTANCIA DEL CONTROL DE LOS SÍNTOMAS

La SEOM y la Federación Española de Cáncer de Mama (FECMA), con la colaboración de MSD, han impulsado la campaña de comunicación y sensibilización pública “Siéntete bien”, sobre los problemas que tienen las mujeres con cáncer. Esta acción comprende la edición de dos manuales de ayuda. Uno de ellos es “Siéntete bien: Náuseas y vómitos bajo control”, que recoge preguntas y respuestas sobre los efectos secundarios provocados por el tratamiento oncológico, comentado por tres oncólogas de prestigio.

El otro es “Mitos y realidades de la quimioterapia. Náuseas y vómitos tras la quimioterapia”, escrito por una superviviente de cáncer y adaptado al castellano por las doctoras Ana Casas y Yolanda Escobar. “El mensaje principal que queremos lanzar es que, hoy en día, no hay razón para tener estos síntomas”, subraya Casas. No controlarlos puede tener consecuencias para el paciente, ya que puede sufrir aversión a la quimioterapia y tener náuseas y vómitos de manera anticipada, una situación que es más difícil de tratar y puede provocar ansiedad antes de cada ciclo de tratamiento.

Sin embargo, muchas personas no son conscientes de la importancia que tiene este control de los síntomas. “Muchas veces se debe a que los propios enfermos subestiman la importancia de controlarlos”, porque piensan que “si los comentan van a distraer la atención del médico del proceso del cáncer”. Los profesionales están inmersos en la búsqueda de la solución más idónea posible -para el paciente y en la respuesta del tumor- y pueden caer en el olvido de otros síntomas. No obstante, hay que tender hacia una combinación de ambos aspectos y el único modo de hacerlo es a través de una buena comunicación entre ambos, “para que el paciente pueda expresar cómo se siente y el médico, aconsejarle los remedios que necesita”.

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