El coaching personal

Una nueva disciplina centrada en el logro de las metas personales
Por Benyi Arregocés Carrere 16 de octubre de 2003

Hacer preguntas para ayudar a la persona. Esta es la base del coaching personal, la última moda llegada de Estados Unidos. La figura del coach -entrenador en inglés- aterriza en España con el objetivo de que nos descubramos a nosotros mismos y logremos nuestras metas. Les presentamos las claves y argumentos de esta nueva disciplina -vista con escepticismo desde el campo de la psicología-, con los testimonios de tres coaches que trabajan en España.

Objetivos

“El coach nunca te dice lo que tienes que hacer, te ayuda a descubrir lo que quieres”. Con esta premisa Susana Lemonche, coach para el desarrollo personal y profesional, explica el objetivo de esta novedosa disciplina. Según sus promotores, el coaching parte del mismo concepto que el método socrático. Preguntar, preguntar y preguntar para que la persona por sí misma extraiga sus conclusiones. Lo explica José Luis Menéndez, coach personal profesional y presidente del Instituto Internacional OlaCoach: “Es el arte de hacer que otros saquen lo mejor de sí mismos y que con ello alcancen sus objetivos”.

Hacia finales de los 80 y principios de los 90 empezó a tomar forma el coaching en los Estados Unidos. “Surgió a raíz de que alguien se dio cuenta de que estaba ayudando más a sus clientes a través de preguntas y dejándoles llegar a sus propias conclusiones, que con soluciones, a pesar de que él era un experto”, cuenta Menéndez. A la idea de la mayéutica- método socrático de enseñanza basado en el diálogo entre maestro y discípulo – se le sumó el concepto del entrenador deportivo. En 1992 se formó la primera escuela de esta disciplina. Hoy, según cifras que maneja la Federación Internacional de Coaching, existen más de 6000 coaches en el mundo, repartidos por 30 países. En España, trabajan alrededor de una treintena.

José Luis Catalina, vocal del Colegio de Psicólogos de Madrid, alerta sobre la figura del coach. “Tengo muy serias dudas sobre el coaching personal si no hay algo que lo avale detrás, como puede ser que lo imparta un profesional del consejo, por ejemplo, un psicólogo”. Catalina defiende que esta profesión todavía se encuentra en estadios tan iniciales que no conviene ponerse en manos de un coach a la ligera y sin ninguna garantía. “Es importante informarse muy bien antes de acudir a uno de ellos”, afirma. “Se trata de una ´profesión´ que no está regulada y, por lo tanto, cualquiera puede autotitularse entrenador”. Según la opinión de este psicólogo, “la disciplina que da al consumidor mayores garantías cuando se trata de aconsejar de forma regular acerca de la vida es la psicología, que requiere 4 años de estudios y cuenta con un colegio que vigila la profesión”.

Nos encontramos con dos tipos de coaching: el empresarial y el personal, que sólo se diferencian en su finalidad última. Mientras que el dirigido a empresas se dedica a ayudar a mejorar las habilidades de directivos y empleados en sus respectivos trabajos, el personal intenta que se cumplan las expectativas vitales. En el mundo de los negocios empieza a sonar este concepto, pero todavía es una actividad desconocida para el gran público. En principio, según sus promotores, sirve para todo el que tenga objetivos y metas que cumplir, es decir, para todos.

“En ocasiones nos bloqueamos, no tenemos las metas claras y si las tenemos, no conseguimos llegar a ellas porque no sabemos cómo hacerlo. Para muchos, una vida de éxito consiste en hacer lo que uno quiere, como cambiarse de casa, ganar más dinero en el trabajo o llevarse mejor con los compañeros. En todos estos terrenos es donde entraría el coaching personal”, explica Lemonche.

“El objetivo principal es conseguir que el cliente sea consciente de lo que tiene y no tiene, de lo débil y lo fuerte que es ante el objetivo deseado. En definitiva, de lo que puede hacer. Una vez que haya asumido esto, puede tomar responsabilidades y trabajar de una manera eficaz en lograr sus deseos”, añade Menéndez.

La técnica del coaching

Según cuentan sus creadores, el trabajo de un coach consiste en señalar el camino. “Es el guía, el indicador, el que marca las pautas, porque en esta disciplina el experto es el cliente”, explica Lemonche. Las sesiones, por lo general, son semanales y su duración puede ser de media hora a una hora. Se trata de una técnica adaptada a las nuevas tecnologías, así los encuentros también pueden desarrollarse a través del teléfono o vía Internet. “El 80% de mis clientes son atendidos por teléfono. De esta manera, se centran antes en el fondo del asunto”, opina Menéndez. El proceso de ayuda del coaching suele durar entre 6 y 9 meses. “Los resultados se consiguen enseguida y la persona pronto empieza a descubrir cosas de sí misma”, según Susana Lemoche.

Durante las sesiones, la labor del coach consiste en que el cliente defina sus metas y, después, tratar de que las consiga. “Mediante preguntas, se intenta ayudarle a descubrir lo que quiere. Una vez que identifica el objetivo, se compromete y adquiere la responsabilidad de cumplir una tarea entre sesión y sesión. Así, por ejemplo, si quiere estudiar enfermería, se compromete a buscar escuelas de enfermería y en la siguiente sesión se hablará de los resultados”, detalla Lemonche. “De esta manera, aprende cómo resolver los casos que se le presentan -sostiene Menéndez- lo que le aporta confianza y un sentimiento de crecimiento y avance en la vida”.

Su formación

Explica Lemonche que estos entrenadores suelen parecerse en que les gusta escuchar y también ayudar a los demás. A pesar de que algunos son licenciados en Psicología, los promotores del coaching establecen diferencias entre estas dos disciplinas. “El coach parte del presente para ir hacia el futuro, mientras que los psicólogos parten del pasado hacia el presente. También se distinguen en que el psicólogo ayuda a que la persona resuelva trastornos, mientras que el objetivo del coaching es alcanzar las metas de cada persona”, afirma Viviane Launer, representante de la Federación Internacional de Coaching en España.

Esta organización es una asociación de entrenadores que intenta formalizar su preparación. Cuenta con un código deontológico y ha establecido una graduación de los coaches, según su formación y experiencia en el entrenamiento. El título más elevado es Master Coach Certificado (MCC) y requiere tener como mínimo 2.500 horas de experiencia y 200 horas de formación. Tras éste, se encuentran en orden decreciente el PCC, el CICC y el ACC. Los coaches realizan cursos de formación con una duración de clases presenciales, desde los 2 días en el curso básico, hasta los 9 días en el curso avanzado. Este dato contrasta con la preparación mucho más prolongada que asumen los psicólogos.

Cuando se trata de elegir un entrenador es recomendable, según nos indica Lemonche, buscar dos o tres coaches personales y explicarles lo que se quiere. “Lo importante es que te hagan sentir bien, que la persona se encuentre cómoda y en un ambiente relajado para que se logre una complicidad entre ambos. “explica.

Las sesiones, que en el ámbito empresarial tienen un precio que oscila entre 250 y 500 euros por sesión, cuestan en el coaching personal entre 30 y 150 euros, dependiendo de la formación y experiencia del coaching, indica Launer. Antes de acudir a un coach conviene, según Catalina, informarse muy bien, no sólo de los precios, sino de las garantías de efectividad que ofrecen.

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