Realidad virtual para tratar problemas psicológicos

Permite detectar, evaluar y tratar las reacciones emocionales en trastornos alimentarios, ansiedad o fobias
Por José Andrés Rodríguez 27 de febrero de 2011
Img realidad virtual
Imagen: Anders Sandberg

Ratas para los fóbicos a estos roedores. Asomarse desde una ventana del séptimo piso para quien tiene miedo a las alturas. Dirigirse a un auditorio con doscientas personas para quien tiene pánico a hablar en público. Las nuevas tecnologías se abren camino en el mundo de la psicología. La realidad virtual ya ha entrado en las consultas de los psicólogos. En lugar de cerrar los ojos, mirar al terapeuta u observar el techo mientras está tumbado en el diván, el paciente verá imágenes en tres dimensiones generadas por un ordenador y relacionadas con el problema que quiere resolver.

Imagen: Anders Sandberg

En la terapia de realidad virtual, el paciente se introduce en un mundo en tres dimensiones generado por un ordenador. Experimenta algo similar a una película de cine en 3D, pero en la consulta del psicólogo. Recibe estímulos por diferentes vías -visual, auditiva, táctil e, incluso, olfativa- y, para introducirle en el mundo virtual, se emplean en general cascos y guantes especiales, pantallas de proyección, etc. Todo está pensado para lograr el máximo realismo posible en un entorno controlado y con la presencia de un especialista.

Ivan Alsina, psicólogo y experto en innovación tecnológica y desarrollo de sistemas de realidad virtual, señala que lo fundamental es que, al utilizar un equipo de estas características, el paciente no es un espectador pasivo, «sino que tiene la oportunidad de interactuar en tiempo real con el mundo en 3D». Se genera una ilusión, como si se estuviera físicamente en el mundo virtual. «La principal consecuencia será que el paciente podrá experimentar en este mundo las mismas sensaciones y reacciones que experimentaría en una situación real: un paciente con aracnofobia sentirá el mismo miedo frente a una araña virtual que frente a una de verdad», explica.

Un entorno virtual a medida

Durante el tratamiento, se crea un entorno relacionado con el problema psicológico que sufre la persona. De este modo, el paciente se puede enfrentar a sus miedos de forma segura. Para alguien con pánico a hablar en público, se puede generar un entorno virtual con un auditorio formado por varias personas. El paciente habla ante ellos y aprende a manejar su ansiedad de forma gradual y progresiva. Primero se enfrentará a una concurrencia poco numerosa y, a medida que gane confianza, hablará ante más individuos.

El terapeuta puede ayudar a cambiar los pensamientos negativos («estoy haciendo el ridículo», «se van a reír de mi», etc.) por otros positivos y realistas. Además, tiene un control completo sobre toda la sesión de exposición. «Podemos hacer que en la audiencia virtual haya más o menos público o controlar las reacciones del mismo. Ello significa que podemos adaptar el nivel de dificultad al ritmo del propio paciente», destaca Alsina.

Adecuada para diversos problemas

Un entorno virtual relacionado con el problema psicológico que sufre la persona permite enfrentarse a sus miedos de forma segura

Esta terapia virtual se emplea, sobre todo, para el tratamiento de las fobias, aunque cada vez se utiliza para más problemas psicológicos. Como señala el experto, «hay más evidencia empírica sobre su eficacia en el campo del tratamiento de los trastornos de ansiedad», ya sean fobias específicas (a las arañas, los espacios cerrados, las alturas, conducir, etc.), sociales, agorafobia, trastorno por estrés postraumático, ansiedad generalizada, etc. A pesar de ello, también ha mostrado su eficacia en situaciones tan complejas como los trastornos de la alimentación, las adicciones e, incluso, las disfunciones sexuales.

Un estudio realizado por el Instituto Fisiológico Italiano afirmaba que la comida que se presenta a un paciente en un ambiente de realidad virtual provoca la misma respuesta emocional que la comida real. Alessandra Gorini, bióloga del citado instituto, explica que se podría utilizar como una herramienta «para detectar, evaluar y tratar las reacciones emocionales provocadas por estímulos específicos en pacientes afectados por diferentes trastornos psicológicos».

También hay estudios en marcha sobre su aplicación en pacientes con fibromialgia. Investigadores del Grupo LabHuman, de la Universidad Politécnica de Valencia, y de Labpsitec, de la Universitat Jaume I de Castellón y de la Universitat de València, han desarrollado una nueva terapia de realidad virtual para el tratamiento psicológico de este trastorno, cuyos principales síntomas son: dolor muscular, fatiga, depresión e insomnio. En este caso, está enfocada a que los pacientes desarrollen estrategias cognitivas para manejar el dolor.

Introvertidos con buena inteligencia espacial

La terapia de realidad virtual se empezó a desarrollar a mediados de la década de 1990 en EE.UU. En el año 2000, durante la reunión anual de la Asociación Americana de Psicólogos, celebrada en Washington, se hizo público un experimento realizado en el hospital del ejército Walter Reed de la misma ciudad. Un grupo de personas con miedo a volar recibió un tratamiento convencional, que consistía en llevarles a un aeropuerto y subir a un avión para aprender a manejar la ansiedad. Otro grupo no recibió ningún tratamiento y un tercer grupo se sometió a un tratamiento con realidad virtual. Tanto las personas que recibieron el tratamiento convencional como las del grupo virtual afirmaron que su ansiedad se había reducido.

Alsina explica que ya se dispone de numerosos estudios que avalan su eficacia, tanto dirigidos a la evaluación como al tratamiento de diversos trastornos psicológicos. Este especialista explica que en una investigación se crearon ambientes virtuales dirigidos a tratar la ansiedad en estudiantes universitarios ante los exámenes. Se comprobó que los alumnos atendidos en ambientes virtuales eran capaces de reducir sus niveles de ansiedad y, más importante aún, que al reducir su miedo pudieron aumentar de forma muy significativa el rendimiento académico.

En diferentes investigaciones para detectar qué pacientes se pueden beneficiar en mayor medida, indica Alsina, «hemos observado que las personas más introvertidas y quienes tienen una mayor inteligencia espacial responden mejor a esta nueva forma de tratamiento», puntualiza.

Al alcance de todos

Según el psicólogo, la terapia de realidad virtual no es un tratamiento caro, a pesar de que sea necesario el uso de nuevas tecnologías. «Hoy en día, en cualquier consulta pueden tener su propio equipo de bajo coste. Lo más complicado para el psicoterapeuta es adquirir los diferentes ambientes virtuales con que tratar a sus pacientes», precisa. Algunas empresas venden ambientes virtuales destinados al campo de la salud mental, pero su precio todavía es demasiado elevado.

Alsina argumenta que, por este motivo, desde la Universitat de Girona organizan un curso para que los alumnos aprendan a desarrollar sus propios entornos virtuales dirigidos a la evaluación o el tratamiento psicológico. Para el paciente, los costes son similares a los tratamientos tradicionales e, incluso, podrían ser inferiores. «Estudios controlados realizados con pacientes con agorafobia muestran que si se utiliza la realidad virtual, se pueden necesitar un 33% menos de sesiones en comparación a las tradicionales para conseguir los mismos resultados terapéuticos», añade.

LA REALIDAD AUMENTADA

Iván Alsina se muestra convencido de que en los próximos años la realidad virtual se integrará en la práctica clínica habitual de muchos psicoterapeutas. “Sin duda, a medida que los costes bajen y las prestaciones aumenten, la realidad virtual, en particular, y las tecnologías de la información y la comunicación, en general, serán cada vez más relevantes para nuestra profesión”, indica. Estima que cada vez habrá más trastornos psicológicos, y más complejos, que se evalúen, traten o estudien con tecnologías relacionadas.

En los últimos años se ha comenzado a desarrollar un tipo de terapia similar, basada en la denominada “realidad aumentada“, que introduce elementos virtuales en el mundo real. De este modo, la persona puede visualizar imágenes de elementos virtuales superpuestos a una situación real. “En psicología, su utilización aún está en una fase muy inicial, pero ya se ha utilizado para el tratamiento de la fobia a las cucarachas”, concluye Alsina.

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