Alfabetización de mujeres adultas

Las mujeres indígenas y de zonas rurales registran las mayores tasas de analfabetismo, lo que dificulta su autonomía personal
Por Azucena García 5 de abril de 2011
Img intered guatemala

Una de cada cuatro mujeres en el mundo es analfabeta. Ellas ostentan un triste récord que ni siquiera son capaces de leer. Las letras escapan a su sabiduría, forjada en años de experiencia, aunque no de escuela. De los números, también es difícil huir. En el mundo hay 759 millones de personas adultas que no saben leer ni escribir, el 66,6% se suman en femenino. Las mujeres indígenas y quienes residen en zonas rurales son las más afectadas, por ello la ayuda y las clases de alfabetización se fijan, por fin, en ellas.

La alfabetización es el primer paso para la autonomía personal, la reducción de la pobreza y el ejercicio de la ciudadanía. Pero por si en algún momento se olvida, la ONG Intered destaca las consecuencias del analfabetismo, así como los programas que lleva a cabo para combatirlo, junto con Aieti y la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID). Gracias a un convenio de educación básica, estas organizaciones han instruido ya a numerosas personas jóvenes y adultas, sobre todo mujeres, en Guatemala -donde el 60% de las mujeres indígenas son analfabetas- y República Dominicana. No obstante, el informe de seguimiento de la UNESCO sobre Educación para Todos, editado en 2010, destaca que más de la mitad de las personas analfabetas viven en cuatro países: Bangladesh (49%), China (71%), India (270%) y Pakistán (47%).

No saber leer ni escribir cierra numerosas puertas y abre una de las menos deseadas: la puerta de la pobreza y la exclusión social. A menudo, ésta se relaciona con menos oportunidades en la vida y un menor acceso a los servicios básicos, por lo que estos programas de alfabetización se implantan en los países menos desarrollados.

Nuevas oportunidades

La alfabetización supone el acceso de la mujer a nuevas oportunidades y dejar atrás la desigualdad social, precisa Intered: «Es un paso necesario para que mujeres y hombres puedan alcanzar calidad de vida y dignidad. Es un factor de primer orden para el desarrollo humano y social». En ocasiones, las propias mujeres pasan de alumnas a profesoras, una vez que adquieren los conocimientos oportunos.

Las mujeres mejoran su autoestima, acceden a mejores empleos, conocen sus derechos y participan en sus comunidades

Es el caso de Mónica Joj, una mujer indígena Maya Kiché que participa en el programa de Intered. En la actualidad, es promotora de alfabetización de su comunidad y ya ha organizado al primer grupo de mujeres que ha aprendido a leer y escribir, un total de 25 que han mostrado un gran empeño por «aprender las letras y ver el cambio en cada una de ellas». «Empezaban a valorarse como mujeres, superarse económicamente con mejores empleos y administrar sus propios negocios», describe Joj.

Una vez que aprenden a leer y escribir, las mujeres mejoran su autoestima, conocen sus derechos, confían en ellas y «establecen relaciones enriquecedoras para ellas y para sus comunidades». Sus conocimientos pueden considerarse básicos, pero son fundamentales y a algunas les han dado la oportunidad de tomar parte en Consejos de Desarrollo y diversos comités. «Esta educación nos ha abierto un camino importante», añade Joj, quien insiste en que las mujeres alfabetizadas promueven transformaciones personales y sociales.

Fundación Madreselva ONGD desarrolla también proyectos de formación y capacitación profesional de mujeres. En El Salvador, Honduras, Guatemala, Nicaragua, Perú y Colombia gestiona, junto con las contrapartes locales, proyectos de integración laboral. Las mujeres acuden a talleres formativos de corte y confección, panadería y repostería, peluquería y madera. En África, las contrapartes son de nuevo una pieza clave «para que las mujeres puedan desarrollarse y conseguir una independencia emocional y económica», mientras que en India, Timor Oriental y Filipinas favorece su acceso a la educación, a una formación laboral y al sistema sanitario.

Desde Ayuda en Acción, se aboga por erardicar los currículos y materiales didácticos «sexistas» y que «rara vez se adecuan a las necesidades educactivas de la niñas y las mujeres» porque así solo se fomenta que ellas crezcan en un ambiente de indiferencia, abandono y malnutrición. «Educadas para que crean que su existencia no cuenta para nada», concluye.

Derecho a la alfabetización bilingüe

Los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU persiguen la reducción o erradicación del analfabetismo para el año 2015. Pretenden el derecho a la enseñanza primaria, gratuita y obligatoria. Por ello, el pasado Día Internacional de la Mujer se centró en el acceso a la educación de ellas.

La educación tiene en cuenta los factores culturales para que las poblaciones indígenas aprendan en su lengua materna y en castellano

Dos días después, Intered y Aieti organizaron en Guatemala la jornada “Ejerciendo el derecho a la educación: Desafío y alternativas para la alfabetización de mujeres”, cuyas conclusiones reconocen que la educación no se limita a aprender a leer y escribir, sino que promueve la tolerancia, la igualdad y la solidaridad, lucha contra las discriminaciones, tiene en cuenta los factores culturales y, de este modo, las poblaciones indígenas pueden aprender en su lengua materna y en castellano.

Este último aspecto es fundamental ya que, de lo contrario, si se desconoce el castellano, es imposible acudir a la escuela y las posibilidades de instruirse se vuelven nulas desde el comienzo. A la vez, se dificulta el aprendizaje de las futuras generaciones (72 millones de niños no reciben educación) o se obliga a romper con las tradiciones, en favor de otra lengua.

Dos factores básicos son la educación inclusiva -de las personas más desfavorecidas- y de las mujeres -sobre todo, indígenas y campesinas-. La pobreza, el idioma o la lejanía de la escuela no pueden ser excusas para perder la oportunidad de aprender.

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