Cinco retos del voluntariado en 2012

Durante este año se quiere potenciar la labor de los voluntarios, aumentar sus recursos y que se cuente con su opinión
Por Azucena García 10 de enero de 2012
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Imagen: Rosie O'Beirne

Los voluntarios son imprescindibles. Conforman un nutrido grupo sin cuya ayuda numerosas ONG tendrían serias dificultades para prestar sus servicios y sacar adelante sus programas. Por ello, se reflexiona sobre su situación y los avances necesarios. Tras conmemorar en 2011 el Año Europeo del Voluntariado, se mantiene la apuesta por difundir “todas las posibilidades que brinda el voluntariado” y facilitar la formación necesaria para impulsar esta labor altruista.

Los voluntarios representan un cúmulo de valores. Son personal imprescindible en las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) porque aportan profesionalidad e ilusión en grandes dosis. Durante todo el año pasado, se difundieron las ventajas de su labor y se sucedieron las acciones para aumentar su número, pero cada año se renuevan los propósitos para los siguientes doce meses y se echa un vistazo a los pendientes.

1. Potenciar otros ámbitos de actuación de los voluntarios

A menudo, al referirse a la labor de los voluntarios, se piensa en ellos como una gran ayuda para las personas más vulnerables. Se les relaciona con ayuda a personas sin hogar, mayores o con discapacidad, o bien con jóvenes y niños en riesgo de exclusión social. Sin embargo, los voluntarios realizan tareas en numerosos ámbitos. La Plataforma del Voluntariado de España se propone para este año promocionar el voluntariado en «nuevos entornos que también favorecen la corrección de las desigualdades», en referencia a la defensa y protección del medio ambiente o el ámbito de la cultura, entre otros.

Aboga por mantener su trayectoria en 2012, pero a partir de las novedades implantadas en 2011, tras años de «dar visibilidad y prestar atención a las necesidades de las personas más vulnerables». En los próximos doce meses, se propone mantener un campo de actuación centrado en «todas aquellas causas que están íntimamente relacionadas con la justicia y la equidad social».

2. Voluntarios, no trabajadores

Los voluntarios aportan voluntad de servicio, su actividad no responde «a las formas y usos del mercado»

En época de crisis, los voluntarios pueden verse como personal no remunerado. Su trabajo corre el riesgo de convertirse en sustituto de personal asalariado. Sin embargo, los expertos recuerdan que «ser voluntario no es trabajar gratis«. Fernando Chacón Fuertes, decano del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, reclama la distinción entre el voluntariado y el trabajo remunerado, en especial, cuando se colabora «en un ámbito que no está relacionado con la profesión«. Cuando suceda lo contrario, si el voluntario desempeña una labor para la que se ha formado, es necesario que la entidad con la que colabore tenga «una norma muy clara respecto al número de horas que se pueden dedicar y una serie de limitaciones a la implicación voluntaria profesional para que no se ‘usurpe’ un puesto de trabajo», agrega Chacón.

Durante la ceremonia de clausura del Congreso Estatal de voluntariado, el pasado 1 de diciembre en A Coruña, el presidente de la Plataforma del Voluntariado de España, Luciano Poyato, indicó que cualquier persona puede ser voluntaria, pero advirtió sobre la necesidad de no confundir voluntariado con mano de obra barata. «Aportamos voluntad de servicio», señaló. «Hacer voluntariado es participar en un mundo en el que la actividad no se mide por las formas y usos del mercado, sino por los dictados del corazón», resaltó.

3. Más recursos económicos y para la formación

Respecto al desarrollo de su actividad, es fundamental que los voluntarios cuenten con recursos para llevar a cabo su labor, tanto económicos como materiales. Los recortes motivados por la crisis hacen peligrar los programas de varias ONG y ponen en duda la puesta en marcha de nuevos proyectos. Por ello, los voluntarios son más necesarios que nunca, si bien la voluntad por sí sola no es válida para sacar adelante a las organizaciones. «Sin recursos se hace imposible nuestro día a día«, subraya Poyato.

La labor altruista de los voluntarios se inicia, cada vez más, con cursos de formación que imparte la propia organización, en especial, cuando se atiende a personas con problemas que requieren una atención concreta o cuando el voluntario carece de los conocimientos oportunos para desempeñar una tarea. Una opción es realizar uno de los cursos gratuitos impartidos por la Escuela Europea de Voluntariado on line, aunque las plazas son limitadas.

Otras veces, su propia acción se apoya en recursos, sin los cuales esta acción es imposible de realizar: reparto de comida, formación en aulas de informática, atención a personas sin hogar en albergues, ayuda a mayores en centros de día, actividades de ocio inclusivo para jóvenes con discapacidad, etc. Si las organizaciones carecen de la ayuda económica necesaria, muchos de estos programas son imposibles de llevar a cabo.

4. Nuevos voluntarios

Aunque algunos voluntarios lo son por muchos años, lo habitual es que esta colaboración altruista se agote entre tres y seis meses después de empezar. «Algunos datos estiman que al año solo el 50% de los voluntarios continúa», añade Fernando Chacón. Por ello, uno de los retos permanentes de las organizaciones es engrosar las listas de voluntarios. Las opciones para ser voluntario son infinitas, pero cada persona ha de conocer la propuesta que más le atrae para decidirse a tomar parte en ella.

La Plataforma del Voluntariado de España reconoce haber realizado un importante esfuerzo de divulgación dirigido a empresas, instituciones y al entorno educativo «con el objetivo de dar a conocer el sentido y la necesidad de la acción voluntaria». Todos los ámbitos son interesantes y válidos para reclutar nuevos voluntarios, que mantengan los programas de las ONG.

5. Contar con su opinión

La importancia de su labor requiere más atención. En 2012, la Plataforma del Voluntariado pide que se cuente con la opinión de los voluntarios cuando se diseñen políticas y se tomen decisiones que afecten al conjunto de la ciudadanía, «porque las organizaciones sociales tenemos mucho que aportar». Los voluntarios son, a menudo, los representantes de los más vulnerables, por lo que su opinión representa con frecuencia la de quienes, de otro modo, nunca podrían mostrarla.

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