Introducción a la robótica

Pese a que pueda sonar a ciencia ficción, lo cierto es que la robótica es ya una industria establecida y los robots nos rodean por doquier. El problema es que no son los simpáticos humanoides que nos ha mostrado el cine, sino eficaces máquinas carentes de personalidad.
Por EROSKI Consumer 20 de enero de 2005

El ser humano lleva siglos soñando con la creación de máquinas autónomas y obedientes, capaces de llevar a cabo los trabajos más duros. A finales del siglo XX ese sueño comenzó a ser real. Los robots ya han demostrado ser excelentes sustitutos de los humanos para llevar a cabo tareas repetitivas que no requieran capacidad de improvisación. Ya hay numerosos robots trabajando en minas y excavaciones petrolíferas, fabricando bienes de consumo en cadenas de montaje, explorando el espacio y combatiendo en guerras.

Las empresas representadas por la Robotic Industries Association (RIA), que suponen el 90% de la industria robótica de Estados Unidos, vendieron un total de 11.384 robots por un valor de 745,1 millones de dólares durante los primeros nueve meses de 2004, un 13% más que el año anterior.

Según un estudio de CEE-ONU, a principios de los noventa apenas había en España ocho robots industriales por cada 10.000 empleados en la industria manufacturera. A finales de 2002 ya había 66. La media de la UE ese año era de más de 80 unidades por cada 10.000 empleados, con Alemania ostentando del récord de casi 140 unidades. En la industria del automóvil la media era de 760 robots por cada 10.000 empleados.

¿Qué es un robot?

Según el Instituto Norteamericano de Robótica es «un manipulador multifuncional y reprogramable, diseñado para mover materiales, piezas, herramientas o dispositivos especiales, mediante movimientos programados y variables que permiten llevar a cabo diversas tareas».

Aunque hay tal variedad de robots que es muy difícil concretar unos elementos comunes a todos, lo cierto es que la mayoría dispone de un esqueleto o chasis, que puede ser interno o externo, motores, piezas que permiten su movilidad, sistemas de agarre y manipulación y una fuente de alimentación, normalmente eléctrica.

La palabra robot viene de ‘robotnik’ o ‘robota’, que se podría traducir como ‘trabajo tedioso’ en checo. Lo empleó por vez primera, en 1917, el dramaturgo checoslovaco Karel Capek en su obra Opilek. Pero fue el escritor Isaac Asimov quien popularizó el concepto con sus muchos relatos de ciencia ficción, dotándolo de un componente romántico del que en realidad carecen estos artefactos.

¿Y qué es la robótica? Sencillamente, la ciencia que estudia el diseño y la fabricación de robots, así como las piezas que los conforman: motores, brazos especializados o sensores, por ejemplo.

Para estudiar robótica en España lo más aconsejable es estudiar ingeniería industrial, electrónica, informática o telecomunicaciones, en universidades como las politécnicas de Madrid y Barcelona, la de Valencia o la de Alcalá de Henares. Fuera de nuestras fronteras las centros más conocidos son la Universidad Carnegie Mellon y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). Los cursos y masters de robótica más prestigiosos se imparten en Estados Unidos y en Japón.

Dos grandes familias de robots

Robots industriales. Los hay de varios tipos según su utilidad:

  • Manipuladores. Aquellos que sueldan, pintan, taladran, trabajan con productos peligrosos… El 54% de los robots españoles se dedican a la soldadura.
  • De control remoto. Se utilizan para localizar gente sepultada, desactivar explosivos o minas antipersona, tender cables en el fondo del mar, tomar muestras de minerales en la luna… Los hay terrestres, submarinos, aéreos y espaciales.
  • Prótesis y asistentes. Aquellos que sustituyen miembros humanos (manos, piernas, brazos…) y los que prestan asistencia a personas con minusvalías.
  • De uso doméstico. En constante aumento. Son los que ayudan en tareas domésticas, como aspirando el polvo o cortando el césped.

Robots experimentales. Desarrollados normalmente por universidades, empresas e instituciones con el propósito de investigar campos concretos de la robótica. Estas dos últimas divisiones tienden a solaparse en ocasiones. Algunos han llegado a popularizarse, como Asimo de Honda, e incluso se venden al público, como los perritos Aibo de Sony.

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La robótica como pasatiempo

Cada vez son más las personas que tienen como afición la robótica. Crean sus robots, partiendo de diseños propios, y en muchos casos acaban participando en competiciones cada vez más populares, cuyo número aumenta año tras año. Existen de todo tipo, pero las dos principales consisten en la lucha entre robots y carreras de coches autónomos. También se organizan campeonatos nacionales y mundiales de fútbol protagonizados por robots. Una buena manera de iniciarse en la robótica son los ladrillos inteligentes Lego Mindstorms.

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