Puertos deportivos

El auge del turismo náutico ha favorecido la multiplicación de los servicios de los puertos deportivos
Por Azucena García 4 de agosto de 2006

En 2004 España disponía de 315 puertos deportivos o dársenas. Una cifra que aumenta cada año y que pone de relieve el auge del turismo náutico y, con él, el del denominado charter o alquiler de embarcaciones. Cada vez son más los turistas que se animan a arrendar un velero o un barco a motor y navegar durante diez días por la costa o las islas. En su periplo, es habitual que recalen en puertos deportivos para hacer la compra de comida, cargar combustible o aprovisionarse de agua potable, por lo que es importante tener en cuenta el coste de estos servicios y saber que algunos puertos pueden llegar a cobrar hasta tres veces más que otros por la misma oferta. La demanda de la zona y la temporada determinan este coste, que es libre y se fija por el propio puerto.

Auge del turismo náutico

Auge del turismo náutico

La industria náutica es un sector en expansión. La práctica de deportes acuáticos es cada vez más popular y el denominado charter o alquiler de embarcaciones está en auge. El presidente de la Federación Española de Asociaciones de Puertos Deportivos y Turísticos (FEAPDT) y Gerente del puerto Marina Port Vell, en Barcelona, Gabriel de Sandoval, así lo confirma y asegura, incluso, “que cada vez más gente opta por la compra de embarcaciones deportivas, aunque el alquiler continúa siendo mayoritario”. Unos datos que han animado a la construcción, en los próximos cinco años, de más de 11.000 amarres en la costa española. Sólo en 2004, se solicitaron 37.880 títulos para el gobierno de embarcaciones de recreo. “Hay un acercamiento de la gente al mar y esto es evidente, se puede constatar en la cantidad de personas que obtienen titulaciones náuticas, cada año más”, corrobora De Sandoval. Por su parte, el presidente de Marinas del Mediterráneo (Asociación de Puertos Deportivos y Turísticos de Andalucía), José Carlos Martín Sánchez, destaca también el “espectacular auge” del turismo náutico, que relaciona con la mejora del nivel de vida. “De ser una actividad reservada a las elites ha pasado a ser algo común y propio de la clase media, no siendo raro, es más, es bastante común que varios amigos sin el suficiente poder adquisitivo como para poseer barco propio individualmente lo puedan adquirir entre dos o tres. Haciendo cuentas, a medio plazo, sale más rentable tener un barco para las vacaciones que la suma de los viajes, alquileres, etc., de varios años”, añade.

El charter o alquiler náutico no es nuevo, sin embargo, en los últimos años se ha puesto tan de moda, que es casi imposible encontrar una embarcación libre para el mes de agosto. Hay que reservar con tiempo, decidir la ruta y saber en qué puerto se va a fondear, porque durante la época estival tampoco es fácil encontrar amarre en determinados puntos de la costa y, sobre todo, de las Islas Baleares. En función de la titulación que posea la tripulación se pueden alquilar diferentes tipos de embarcaciones, a vela o a motor, con diferentes esloras.

En función de la titulación que posea la tripulación se pueden alquilar diferentes tipos de embarcaciones, a vela o a motor, con diferentes esloras

Si se carece de titulación para el gobierno de embarcaciones existe la opción de alquilar un barco con patrón. Sobre las preferencias, Rafael Martínez, director de la empresa de alquiler Ibervela, con amplia experiencia en el sector, describe que existen dos perfiles generales de turistas: “Normalmente, los veleros son alquilados por grupos que comparten gastos, buscando unas vacaciones más económicas y pudiendo llegar a calas que son inaccesibles por tierra. El segundo grupo lo conforman quienes alquilan embarcaciones a motor, bien los que buscan una embarcación pequeña para salir de día y no duermen a bordo, y los que se deciden por barcos grandes, generalmente, personas de mayor edad y poder adquisitivo”.

Gabriel de Sandoval explica que la mayoría de las personas que se decantan por el turismo náutico son familias, aunque señala que cada vez se registra más un incremento de grupos de amigos. “Es un complemento ideal al turismo tradicional de hotel y playa o también la mejor opción para pasar unos días recorriendo las islas o la costa, y desconectar de todo”, subraya. A su juicio, el charter náutico tiene la ventaja de ser más barato que la compra de una embarcación, que obliga a mantenerla durante todo el año y buscar un amarre donde aparcarla. En este sentido, reconoce que en la actualidad hay una escasez de amarres en determinadas épocas y que, “sobre todo en verano, se tiene la sensación de que no existen amarres disponibles, si bien el resto de año, excepto en zonas concretas, se puede disponer de amarres sin problema”. Según Martín Sánchez, la clase media y media-baja representa entre el 70% y el 90% de los clientes del alquiler náutico, “aunque en algunos puertos llega al 100% y en otros, especializados en grandes esloras y embarcaciones, son los menos”. Y es que los precios de amarre varían mucho en función del tipo de barco, la temporada, la antigüedad del barco o el equipamiento de éste. Por temporadas, Rafael Martínez remarca que en agosto “el precio se puede hasta triplicar”, por lo que anima a echarse a la mar durante el resto del año porque, precisa, “España tiene mucha costa y permite navegar sin problemas desde marzo a octubre”.

Utilidades de los puertos deportivos

Utilidades de los puertos deportivos

Decidirse por unas vacaciones en barco suele implicar la necesidad de fondear en un puerto. Lo habitual es que quienes están a bordo pongan un fondo común para la compra de comida y cada cuatro o cinco días atraquen para adquirir comida fresca (también se pueden comprar suficientes alimentos como para varios días y pasar todo el tiempo en el mar). Por ello, es importante elegir la ruta y tener en cuenta este aspecto, si bien pueden darse contratiempos y, como recuerda Rafael Martínez, “al final, quien manda es la cuestión meteorológica”. Los puertos deportivos no sólo permiten a los propietarios de las embarcaciones de recreo disponer de zonas de atraque, sino que también ofrecen una amplia gama de servicios, desde las actividades estrictamente marítimas a las de carácter comercial y de animación social y cultural. “Quien alquila una embarcación, normalmente sólo recala en puertos deportivos para pernoctar, ducharse en condiciones, y comprar comida y combustible”, apunta Gabriel de Sandoval.

No obstante, estas instalaciones ofrecen muchas más posibilidades:

Agua, luz en amarre, hielo, conexión a Internet, muelle de espera, duchas y WC, vigilancia, teléfono público, radiotelefonía VHF, servicio mecánico, reparación de motores y embarcaciones, tratamientos en el casco, tratamiento de osmosis en fibra y en madera, recogida de basuras, información meteorológica, alquiler de vehículos, escuela de vela, venta de combustible, servicio de catering, parking de vehículos y recogida de aceites usados.

“De ser meros aparcamientos para barcos, y debido a la mayor demanda de calidad de los clientes, al respeto por el medio ambiente y a la competencia, los puertos han ido incrementando sus servicios y la calidad de los mismos. No ya los específicos y propios del mantenimiento de las embarcaciones, sino los dirigidos a los usuarios y clientes. Indiscutiblemente, la iniciativa privada ha sido el motor de esta revolución en paralelo a la experimentada por el turismo en general”, confirma José Carlos Martín Sánchez, quien destaca que el cliente busca “calidad y diferenciación, además de nuevas fórmulas de satisfacción”. “Servicios totalmente ajenos, hasta hace poco, a los portuarios, se incorporan como un atractivo más. Desde reservas de restaurantes o visitas turísticas, hasta alquiler de vehículos. El puerto es ahora uno de los mayores promotores de la zona donde se ubica”, agrega.

Tasas y tarifas

Tasas y tarifas

Respecto al coste de los servicios que ofrecen los puertos deportivos, hay que tener especial cuidado porque varían mucho de unos puertos a otros. Por ello, Gabriel de Sandoval recomienda que los interesados “se dirijan directamente al puerto y pidan ofertas antes de embarcarse”. “En principio -continúa-, las tarifas de los diferentes servicios son libres y, en verano, suelen ser más caras, dependiendo de la zona y la demanda que haya”. Los puertos más caros son los más demandados, que se localizan en Islas Baleares, seguidos de los de la Costa Brava. Por el contrario, los más baratos se ubican en el norte de España, donde también la climatología es más inestable y el buen tiempo no siempre está garantizado. Además, según explica Martín Sánchez, en el precio de las tarifas influye también el de las tasas y el gravamen impositivo que deben abonar los puertos, “que es el más alto de los países de nuestro entorno, por no decir mundial”. “Es el caballo de batalla de la Náutica Española con mayúsculas -asevera-. En los demás países de la Unión Europea, la náutica es una actividad que se fomenta desde las administraciones. Sin embargo, en España, entre los impuestos estatales de los barcos y los cánones y tasas que algunas autonomías aplican a los puertos deportivos, van a matar a lo que podría convertirse en uno de los nuevos huevos de oro del turismo. De hecho, los países cercanos como Portugal, Marruecos, Túnez, Francia, o el mismo Gibraltar, se están aprovechando de esta circunstancia y vemos cómo parte de nuestra flota emigra a esos puertos”.

Para hacerse una idea, la siguiente tabla muestra el coste del alquiler mensual de amarres (para alquilar por días hay que preguntar directamente en el puerto en el que se está interesado) según las diferentes zonas de la costa y las islas.

En cuanto al coste del resto de servicios (agua, combustible?), explica José Carlos Martín Sánchez que la estadía, “que es lo mismo que decir estancia aunque en lenguaje marinero”, es la primera circunstancia que condiciona el precio que se cobra por cada servicio. “Normalmente, en embarcaciones de medianas y pequeñas esloras, tanto el agua potable como la electricidad están incluidas en el precio de la estadía,

“Normalmente, en embarcaciones de medianas y pequeñas esloras, tanto el agua potable como la electricidad están incluidas en el precio de la estadía”

pero depende del puerto. También es una costumbre extendida que el enlace inalámbrico (wii-fi) con Internet se ofrezca gratuitamente”, señala. En función de la calidad y posibilidades del puerto, por los servicios de marinería, meteorología y vigilancia 24 horas tampoco se cobra una tarifa adicional, y el parking de vehículos puede estar añadido como servicio básico de la estadía, sobre todo, para los barcos que tienen base en el puerto que presta el servicio y en función de la disponibilidad para los transeúntes. “Para hacerse una idea, la estadía de un barco de mediana eslora, unos ocho metros, es más barata que lo que se paga por el parking de un automóvil. Ese barco que tiene unos 24 metros cuadrados de superficie de ocupación, en temporada alta, pagará entre 9 y 12 euros diarios, mientras que un coche de 5 metros, lo que supone 12,5 metros cuadrados, paga entre 10 y 18 euros diarios por su plaza de aparcamiento. Tener un barco en puerto supone, más o menos, la cuarta parte del coste de tener un coche en el aparcamiento”, precisa.

Otros de los servicios que no suelen aparejar un pago extra son los de recogida de aceites, aguas de sentina y aguas sanitarias. Respecto a la gasolina, el gas y el teléfono, son suministros prestados por concesionarios y están sujetos a los precios de mercado. Finalmente, los servicios de mecánica, electrónica, carpintería, fibra y pintura son servicios especializados, así como las varadas y botaduras, por lo que algunos puertos los prestan directamente y otros lo hacen mediante empresas que se dedican a esos trabajos. “Pero son extras, al igual que en tierra cualquier usuario tiene su plaza de aparcamiento, tiene que ir al mecánico o al chapista”, matiza Martín Sánchez. Por último, hay puertos que ofrecen paquetes que pueden incluir, en la estadía, una o varias botaduras para revisión, así como una limpieza básica periódica. Otros, con el fin de abaratar los gastos de sus clientes, amplían los servicios de estos paquetes y los cobran con tarifas reducidas. “Es cuestión de preguntar en el puerto en el que se esté interesado y que cada uno saque sus cuentas”, concluye De Sandoval.

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