El mortero es una mezcla de arena, agua y cemento, aunque este último puede ser sustituido por otros materiales base como son la cal o el yeso o una combinación de éstos.
Cuando se trabaja con mortero puede darse la situación de que se seque demasiado rápido el preparado, algo que puede ser debido a varias causas, desde condiciones ambientales muy secas hasta a un descuido en el control del tiempo de reposo de la mezcla.
Como el mortero seco ya no sirve para realizar la tarea que se debía llevar a cabo se puede combatir la sequedad ambiental recurriendo a dos sencillos trucos. Lo más habitual es rociar periódicamente la mezcla con agua para mantenerla húmeda o bien cubrir el mortero con un nylon que también va a servir para conservar su humedad.
Otra manera más convencional de aumentar el tiempo de fraguado, es recurrir a productos químicos que se encargan de retardar el proceso de solidificación.
