Entrevista

Ángela López Berrocal. Asociación Española para la Protección de las Plantas (AEPLA)

Los productos químicos fitosanitarios protegen la biodiversidad y la sostenibilidad
Por Alex Fernández Muerza 11 de octubre de 2006
Img angelaaepla

La Asociación Española para la Protección de las Plantas (AEPLA) representa en su mayor parte al sector de los fabricantes de productos fitosanitarios, que incluyen herbicidas, fungicidas, insecticidas, fitorreguladores, etc., cuyo objetivo es luchar contra todos los organismos nocivos que afectan a las plantas. En la actualidad, AEPLA cuenta con 26 empresas asociadas que emplean directamente a más de 1.500 profesionales en España, en donde este sector factura más de 600 millones de euros. La responsable de comunicación de esta asociación, Ángela López Berrocal (Barcelona, 1960), considera fundamental que los consumidores conozcan el verdadero valor de los productos químicos, porque de lo contrario no los rechazarían.

¿Qué tipo de productos fitosanitarios hay en el mercado?

Nuestras empresas incluso hacen productos “naturales”, biológicos, porque la sociedad demanda eso
Las plantas sufren de muchas cosas: plagas, enfermedades, hongos, bacterias, etc, de ahí que se utilice el término fitosanitario, que abarca todo esto, y no sólo el de pesticidas, que por otra parte es un anglicismo mal utilizado. Hay una gran variedad de fitosanitarios, que tratan de proteger a los cultivos de por ejemplo las 30.000 especies de malas hierbas, las 3.000 de gusanos y las 10.000 de insectos perjudiciales. Requieren de una gran inversión de I+D y a veces son más sofisticados que los medicamentos para humanos. Hay algunos insecticidas diseñados para que sólo ataquen al insecto o animal que se come el fruto y la planta, o el uso de trampas sexuales para combatir a los insectos. Nuestras empresas incluso hacen productos “naturales”, biológicos, porque la sociedad demanda eso. El futuro va por desarrollar productos que hagan lo mismo pero sin causar daño a nada.

¿En qué beneficia a los consumidores el uso de productos fitosanitarios?

Protegen a los cultivos de plagas y enfermedades dañinas, ayudan a que los alimentos resulten más asequibles para los consumidores y protegen a la biodiversidad. Por tanto, no es verdad que el agricultor es el único al que favorecen: Para que te comas una naranja dos días después de comprarla tiene que llevar un producto post-cosecha; sino le sale moho en horas.

¿Protegen a la biodiversidad?

La industria fitosanitaria contribuye a la biodiversidad promoviendo el uso sostenible de sus productos en la agricultura integrada. Con ello, no sólo se minimiza el impacto de los productos fitosanitarios en el entorno y en la vida salvaje; también se preservan y mejoran los hábitat rurales.

También ha utilizado la palabra “sostenible”

La agricultura en general está modificándose: Hay muchos modelos, pero todos tienen que ser sostenibles. Se trata es de sacar el máximo rendimiento a las tierras ya cultivadas, para no tener que roturar más terrenos, dejando el resto de los terrenos libres, beneficiando al medio ambiente. En cambio, en el cultivo puramente ecológico sólo hay una manera de generar la misma productividad: utilizar tres veces más extensión de terreno.

Sin embargo, el abuso de estos productos fitosanitarios está dañando al medio ambiente

El agricultor tiene que ser un profesional y no debe utilizar productos fitosanitarios sin control
El agricultor tiene que ser un profesional y no debe utilizar productos fitosanitarios sin control, de la misma manera que no deberíamos tomar un antibiótico sin la prescripción médica. Hay muchas medidas de prevención que evitan el uso de productos químicos, y siempre que se pueda, hay que utilizarlas.

¿Y cómo se puede evitar el abuso de estos productos?

Al final hacen falta medidas coercitivas. Reeducar a la sociedad es un proceso lento y en el que hay que invertir tiempo y dinero. La Administración debería hacer más.

¿Está la industria fitosanitaria suficientemente controlada?

No hay un producto en la Tierra tan estudiado y controlado como el fitosanitario
La gente cree que las empresas, según fabrican algo, lo venden y ya está. Sin embargo, no hay un producto en la Tierra tan estudiado y controlado como el fitosanitario. Toda una serie de organismos públicos, universidades, centros de investigación, etc., independientes, controlan sus efectos sobre la salud y el medio ambiente.

¿De qué manera se realizan esos controles?

Desde que se empieza a investigar un producto fitosanitario hasta que se pone en el mercado pueden pasar de 9 a 15 años. Empieza en la UE y acaba en los estados miembros; es un proceso largo y muy costoso. Su evaluación debe cubrirlo todo: desde sus propiedades fisicoquímicas en relación con el entorno hasta su toxicidad, ecotoxicidad y residuos. Un amplio cuerpo legal garantiza que se lleven a cabo las pruebas apropiadas, que los datos tengan el máximo nivel científico y que se tengan en cuenta las condiciones locales. Antes de que pueda registrarse un fitosanitario en Europa deben llevarse a cabo más de mil pruebas específicas, que tardan en promedio nueve años en realizarse y cuestan 200 millones de euros.

Sin embargo, no están libres de errores, y en el pasado cercano se han producido casos muy negativos

Antes de que pueda registrarse un fitosanitario en Europa deben llevarse a cabo más de mil pruebas específicas, que tardan en promedio nueve años en realizarse y cuestan 200 millones de euros
La sociedad ha cambiado mucho en los últimos años. En los años 50 había unas necesidades de incrementar la producción agrícola que llevó a utilizar los productos de otra manera. Ahora, lo primero que se exige es el control. En los últimos 30 años se han retirado productos del mercado porque se consideran demasiado dañinos, pero en su momento fueron muy útiles para la humanidad. Tampoco se puede ser cínico y olvidarse de eso. El DDT se ha retirado, pero desde que no se utiliza, la malaria ha vuelto con saña a ciertos lugares del mundo.

Los productos químicos no tienen muy buena prensa, de ahí que cada vez más personas defiendan lo “natural”, lo “ecológico”

Ni todo lo natural es bueno, ni todo lo artificial es malo; hay un gran prejuicio en la sociedad por cualquier cosa hecha por el ser humano, y de hecho, hay una quimiofobia injustificada. Pensar que todo lo natural es bueno prueba que se desconocen los procesos naturales: Todo en la naturaleza es química. Las plantas, para defenderse, sean salvajes o de cultivo, generan también productos químicos fitosanitarios de forma natural. Muchos restos de pesticidas son naturales, producidos por las propias plantas. Es como cuando la gente dice: yo no quiero comida con genes. ¡Pero si todo tiene genes! Además, la naturaleza es capaz de hacer cosas tremendamente nocivas, y tiene también muchos errores imprevistos. Precisamente, el ser humano intenta controlar esos errores. Gracias a la química y al desarrollo humano, se ha duplicado en los últimos años la expectativa de vida, por lo menos en el mundo desarrollado.

¿Qué le diría a quien afirma que antes todo era mejor, más “natural”, más “ecológico”?

Todos tendemos a idealizar el pasado. De pequeña me acuerdo de los maravillosos melocotones de nuestra huerta: Eran exquisitos. Lo malo es que el árbol solo daba un melocotón al año, y de cada dos uno llevaba gusano. Hace 50 años, la gente no tenía a su disposición frutas y verduras todo el año como ahora; había productos que sólo se podían encontrar en determinado momento del año y sólo uno.

¿Qué opinan sobre los productos con etiqueta ecológica?

Algunos estudios, como los realizados por Consumer o la OCU, han confirmado residuos en estos productos ecológicos
El producto ecológico cuesta más producirlo y por tanto es más caro. Además, el producto ecológico a veces ha dado sorpresas: Algunos estudios, como los realizados por Consumer o la OCU, han confirmado residuos en estos productos. En cambio, la producción “normal” está muy controlada: Los productos vegetales se revisan tanto en el campo como en todo su proceso de mercado para asegurar que no superan los límites mínimos de residuos. Además, también hay un gran negocio detrás de lo ecológico, y también hay intereses.

No obstante, cada vez hay más consumidores dispuestos a pagar más por productos ecológicos

Un estudio de la Fundación BBVA venía a decir que los españoles somos ecologistas si no nos tocan el bolsillo. La gente no quiere pagar más por una mejor gestión del agua, pero no le importa pagar tres veces más por unos tomates ecológicos, porque su percepción de los beneficios que cree que le supone es más directa. Cuando la gente percibe un beneficio directo, rápido, acepta cualquier riesgo, pero cuando no se perciben los beneficios, no lo consiente.

¿Su sector está en contra de la agricultura ecológica?

Nosotros no decimos que la agricultura ecológica es mala; lo que pasa es que no es viable para alimentar a toda la población todo el año a precios razonables
Nosotros no decimos que la agricultura ecológica es mala; lo que pasa es que no es viable para alimentar a toda la población todo el año a precios razonables. Se calcula que la cantidad de alimentos que habrá que producir en los próximos 25 años será el doble de la que se ha producido en los últimos 10.000. El tema de los productos ecológicos responde más a un estilo de vida que a una auténtica demostración de que son mejores. Cada uno es muy libre de hacer lo que quiera, pero seamos serios: No es cuestión de dejar de lado el avance científico, ni tampoco volver a la época de las cavernas.

¿No es cierto que los productos ecológicos son más sabrosos?

Eso también habría que verlo, porque es una cuestión subjetiva. Lógicamente, en los productos de un pequeño huerto que produce muy poquito, el sabor está más concentrado, pero de lo que se trata es de producir de manera asequible para todos los habitantes del planeta.

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