La pasionaria, cuyo nombre original es Pasiflora, es una planta trepadora de follaje perenne. En sus hojas cuenta con unos zarcillos espirales que le facilitan la labor de arrimarse a las paredes y trepar, aunque necesite ayudarse de algún tipo de soporte que hemos de proporcionarle.
De entre las más de 300 especies existentes, hay ejemplares con múltiple variedad de hojas, de diferentes formas, pero todas ellas con una característica común, su color verde oscuro. Lo mismo sucede con las flores, que suelen desprender fragancias distintas según el ejemplar que estemos apreciando. Sin embargo, un aspecto común a todas las variedades es su singular grupo de estambres y filamentos centrales.
La pasionaria, perteneciente a la especie de las Pasifloráceas, es oriunda de las regiones tropicales del continente americano, aunque puede desarrollarse sin excesivos problemas en otros lugares del planeta.
Las bajas temperaturas pueden ser el principal enemigo de los ejemplares de pasionaria, que en inviernos duros tal vez necesiten que protejamos la parte en contacto con la tierra, utilizando para ello bien hojas secas, turba, algún plástico o paja. Es necesario abonar anualmente los ejemplares con algún fertilizante de carácter orgánico de lenta asimilación.
Respecto a sus necesidades de riego, hay que hacerlo de manera moderada durante la mayor parte del año, salvo a lo largo del verano, donde requiere una presencia generosa de agua para poder desarrollarse y subsistir si las temperaturas son excesivamente altas.
Esta trepadora agradece los lugares soleados, en los que los rayos del sol incidan directamente sobre ella, debido a que en su lugar de origen recibía numerosas horas de sol y de manera intensa.
