Muchas de las infecciones víricas que sufren los niños en sus primeros 4 años de vida podrían evitarse

Que tanto los niños como los adultos que los cuidan se laven las manos con frecuencia previene contagios
Por EROSKI Consumer 4 de octubre de 2003

Antonio Jurado, jefe del servicio de pediatría del Hospital Materno Infantil de Málaga, asegura que durante los cuatro primeros años de vida, los niños sufren un centenar de cuadros infecciosos banales. Éstas se curan con facilidad e incluso son buenas para los pequeños, ya que les ofrecen inmunidad para enfermedades futuras.

Según el doctor Jurado, la mejor forma de prevenir los contagios es que los niños y, especialmente, los adultos que les cuidan se laven con frecuencia las manos para no transmitir los gérmenes. Sobre todo hay que extremar esa higiene cuando se va a dar el pecho o el biberón al bebé. Además es conveniente que los menores no estén demasiado cerca (a menos de un metro) de otras personas que ya sufren una infección. Tampoco es recomendable fumar delante de los pequeños, porque el humo favorece el contagio.

La aparición de un centenar de cuadros víricos a lo largo de los cuatro primeros años de vida se relaciona con el hecho de que hasta esa edad los pequeños no desarrollan anticuerpos específicos contra la inmunodeficiencias fisiológicas. Ese hecho hace que los virus tengan el campo libre para extenderse sin problemas. La mayoría de estas enfermedades son respiratorias y se localizan en las vías aéreas superiores (nariz, oídos, faringe y laringe). Hay unos 200 serotipos de diferentes virus capaces de provocar infecciones respiratorias en los menores. En algunos casos, los virus afectan a las vías aéreas inferiores (bronquios y tráquea) y provocan una bronquitis.

Uno de los asuntos de mayor importancia para que los niños estén sanos y de mayores no contraigan enfermedades es alimentarse correctamente. En los últimos 25 años ha habido un cambio importante en los hábitos alimenticios en España. Los pequeños cada vez toman más comida rica en grasas saturadas, colesterol y sal. Este hecho favorece la aparición de la obesidad infantil y supone un caldo de cultivo para que en la edad adulta surjan enfermedades cardiovasculares, diabetes o hipertensión arterial. Y es que la mala alimentación repercute directamente en la salud. De todas formas, el jefe del servicio de pediatría del Materno subrayó que lo mejor para los bebés es la lactancia materna, sobre todo hasta los seis meses, porque contiene todos los micronutrientes que necesitan los pequeños para un correcto crecimiento. De todas formas también señaló, que no es necesario que los bebés se alimenten de la leche materna, ya que hoy en día existen alimentos preparados y suficientemente buenos para que los niños se críen perfectamente.

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