Cómo cuidar bien un Ficus lyrata

Una vez al mes habrá que limpiar sus hojas
Por EROSKI Consumer 7 de septiembre de 2007

El Ficus lyrata o pendurata es un ejemplar arbóreo de lento pero vigoroso crecimiento, aunque no suele llegar a superar los ocho metros de altura. No obstante en las regiones del África tropical, de donde es originario, puede llegar a alcanzar los 25 metros de altura.

Mientras su tamaño no sea excesivo y podamos mover el tiesto en el que se desarrolle, su ubicación más adecuada será una habitación grande en la que pueda lucir sus enormes hojas talladas. Asimismo deberá ubicar este ficus en un lugar luminoso, pero donde no reciba directamente los rayos del sol, sobre todo a lo largo del verano. Puede desarrollarse también en exterior si se le proporciona una ubicación protegida.

Su tronco es corto y de color gris; su copa es redondeada y alta; sus hojas suelen medir entre los 12 y los 20 centímetros y son alternas, de color verde oscuro en su revés y más claro en su envés.

Requiere de un alto grado de humedad, por lo que en verano convendrá realizar pulverizaciones diarias si el calor es muy intenso. Se deberá regar esta planta cada quince días, pero solamente si, tras comprobar con la palma de la mano, se observa que el sustrato está seco, periodicidad que se reducirá en invierno.

Es un ejemplar bastante resistente al que no suelen atacar en exceso las plagas, y si lo hacen son bastante fáciles de detectar. El único cuidado extra que deberá aportar al Ficus lyrata, aparte del riego, será el de limpiarle una vez al mes las hojas.

Si desea multiplicar el ejemplar podrá realizarlo por esquejes. Lo más común es tratarlo como un ejemplar de interior, cultivándolo en una maceta que limite su tamaño en lugar de hacerlo en el exterior.

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