Bebidas energéticas: efectos sobre la salud y su relación con el cáncer

Uno de los peligros que conlleva el consumo de estas bebidas es su alta concentración en cafeína y azúcar, y en muchas ocasiones su mezcla con alcohol
Por Asociación Contra el Cáncer – Sede Bizkaia 20 de septiembre de 2025
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Imagen: Valentin
Una alimentación saludable resulta clave en la prevención del cáncer. Como se indica desde el Código Europeo Contra el Cáncer, es posible reducir el riesgo hasta en un 18 % a través de una alimentación sana y el cuidado del peso corporal. Pero en esa dieta no entran las llamadas bebidas energéticas. Este tipo de productos se comercializan, a nivel publicitario, como bebidas estimulantes que ayudan al rendimiento y la concentración, y que gracias a sus componentes pueden proporcionar una gran sensación de bienestar y energía. Sin embargo, su consumo no está exento de riesgos para la salud.

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Aunque la aparición de las bebidas energéticas en el mercado es relativamente nueva, su consumo está muy extendido, especialmente entre el colectivo juvenil. De hecho, un 47,7 % de los estudiantes afirma haber tomado bebidas de este tipo en los últimos 30 días (según ESTUDES 2023), y su ingesta es mayor en los chicos (54,4 %) que en las chicas (40,7 %).

Esto es debido a que el consumo de este tipo de productos se encuentra apoyado por una importante red publicitaria en eventos deportivos, conciertos, redes sociales, etc., lo que hace que su ingesta se banalice. Y es que existe un gran mercado en torno a las bebidas energéticas, respaldado por una potente estrategia de marketing, con diferentes sabores y presentaciones. Y tiene sus efectos: las ventas han aumentado en los últimos años, siendo el 2 % del total de las bebidas refrescantes consumidas en nuestro entorno.

¿A qué nos referimos con bebidas energéticas?

Las bebidas energéticas son productos sin alcohol generalmente gasificados, azucarados o edulcorados, que contienen aditivos como conservadores, colorantes y saborizantes. A estas bebidas se les atribuyen efectos energizantes y revitalizantes, debido a su alto contenido en sustancias estimulantes como la cafeína, taurina, ginseng o guaraná, y algunas de ellas, incluso, con contenidos variables en minerales o vitaminas.

Uno de los peligros que conlleva el consumo de este tipo de bebidas es su altísima concentración en cafeína y azúcar, y en muchas ocasiones, la mezcla de estas bebidas junto con alcohol, que duplica el riesgo de desarrollo de cáncer.

👉 Con alta concentración de cafeína

Se consideran bebidas con alto contenido en cafeína a aquellas que aportan más de 15 mg de cafeína por cada 100 ml. Las bebidas energéticas actualmente comercializadas tienen, de media, unos 32 mg por cada 100 ml, lo que podría equipararse a la ingesta de 2-4 cafés por lata o botella.

Esta concentración siempre debe aparecer visible en el etiquetado expresada en mg/100 ml. Junto con esta información, el etiquetado debe mostrar una mención expresa del alto contenido en cafeína, con el siguiente mensaje: “Contenido elevado de cafeína: No recomendado para niños ni mujeres embarazadas o en período de lactancia” (Reglamento (UE) 1169/2011).

lata bebida energética
Imagen: BrunoWeltmann / iStock

👉 Con alto contenido en azúcares o edulcorantes

Estas bebidas pueden estar edulcoradas o azucaradas. En el caso de las bebidas con azúcar, el contenido de azúcares simples suele situarse entre los 27,5-30 mg/250 ml y 55-60 mg/500 ml. Por tanto, con una sola lata se pueden llegar a exceder las recomendaciones de ingesta de azúcar de la Organización Mundial de la Salud (OMS): un aporte inferior al 10 % del valor calórico del día.

Por otro lado, el consumo de edulcorantes también provoca efectos indeseables sobre la salud a largo plazo, como un mayor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y mortalidad. Muchas de ellas contienen aspartamo, considerado carcinógeno tipo 2B por la OMS.

¿Qué efectos pueden tener en la salud las bebidas energéticas?

Los efectos originados por el consumo de este tipo de bebidas ya son ampliamente conocidos. Debido a su gran concentración en cafeína, pueden generar efectos negativos a nivel cardiovascular, cerebral y metabólico.

  • A nivel cardiovascular, la cafeína tiene efecto vasoconstrictor y produce un endurecimiento de la pared arterial, lo que puede originar un aumento de la tensión arterial, taquicardias y un mayor riesgo de arritmias cardiacas.
  • El consumo de cafeína también puede producir una hiperexcitabilidad del cerebro. Impacta en su desarrollo e incrementa el número de dolores de cabeza, insomnio y nerviosismo.
  • Otras consecuencias podrían ser la pérdida de masa ósea y osteoporosis, alteraciones en la microbiota e, incluso, podrían llegar a aparecer daños a nivel renal o hepático.

Además, por su alto contenido en azúcares, el consumo de bebidas energéticas está relacionado con mayor número de casos de sobrepeso y obesidad, así como alteraciones en el metabolismo de la glucosa, lo que aumenta el riesgo de tumores por exceso de grasa.

Su ingesta continuada y regular se ha asociado a náuseas, palpitaciones, insomnio, falta de concentración y micción frecuente. Y el consumo de altos contenidos de cafeína (más de 300 mg/día) puede generar síndrome de ansiedad, síndrome hipocondriaco, insomnio, cefalea, síndrome de abstinencia y síntomas depresivos.

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Imagen: Andrea Piacquadio

Por otro lado, en muchas ocasiones son comercializadas como bebidas diseñadas para la rehidratación en la práctica deportiva. Pero esto supone un gran error, ya que este tipo de bebidas no están desarrolladas para suplir el aporte hídrico ni electrolítico del organismo. Incluso en ocasiones podría potenciar la deshidratación, debido a su alto contenido en azúcar y otros compuestos no deseados.

No hay que olvidar que la opción más recomendable para paliar la sensación de sed siempre debe ser el agua, pues ofrece grandes beneficios para la salud, como hidratación, absorción de nutrientes o mejora del riego sanguíneo y la salud renal y digestiva, además de ayudar a eliminar toxinas.

➡️ ¿Qué impacto tienen en los menores?

La Asociación Española de Pediatría (AEP) advierte del riesgo del consumo de este tipo de bebidas, haciendo hincapié en el impacto que pueden ocasionar tanto en el desarrollo cerebral como físico de los más jóvenes.

Por tanto, el consumo de bebidas energéticas no es recomendable, tanto por su composición (alto contenido en calorías, azúcares y aditivos), como por los efectos estimulantes sobre el sistema nervioso de los menores debido a su alto contenido en cafeína.

¿Quién no debe tomar bebidas energéticas?

Se recomienda evitar el consumo de bebidas energéticas en:

  • Niños y adolescentes.
  • Mujeres embarazadas y mujeres en periodo de lactancia.
  • Personas con problemas cardiovasculares e hipertensión.
  • Personas que padecen alteraciones del sueño o cualquier otro tipo de trastorno neurológico que las haga sensibles a la cafeína.

Alternativas a las bebidas energéticas

Y se proponen como alternativas saludables al consumo de estas bebidas:

  • El consumo de agua con frutas y/o hierbas aromáticas: rodajas de limón, pepino, fresas o menta/hierbabuena.
  • Infusiones suaves frías (sin azúcar): rooibos, frutos rojos…
  • Batidos caseros de frutas naturales: con base de agua, leche, bebida vegetal o yogur natural.
  • Batido frío de cacao, canela y leche o bebida vegetal.

Es importante seguir un patrón de alimentación mediterránea, dejando de lado alimentos procesados, llenos de aditivos y ricos en azúcares simples, y, en su lugar, priorizar alimentos saludables y la práctica de actividad física de manera regular.

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