El consumo medio de sal en España es de 9,7 g por persona al día, casi el doble de la cantidad aconsejada por la Organización Mundial de la Salud (menos de 5 g por persona al día), y se calcula que más del 80% de la población consume más sal de la recomendada. Ésta es una de las conclusiones recogidas en dos estudios sobre la ingesta de sal encargados por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) a la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y a la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
Las investigaciones forman parte de las iniciativas tomadas dentro del Plan de Reducción del Consumo de Sal, puesta en marcha en marzo con el objetivo de acercar a los españoles lo más posible a la ingesta de sal diaria recomendada por la OMS. La UCM se encargó de analizar el consumo y la OCU de estudiar el contenido en sal en productos que componen la dieta habitual de los españoles. Con los resultados de ambas investigaciones la AESAN dispone ahora de los datos necesarios para cumplir los objetivos de reducir la ingesta de sal de forma significativa. Previamente la Agencia había impulsado la reducción paulatina del contenido de sal en el pan en un 26,4%, lo que ha convertido al pan que se vende en España en uno de los menos «salados» de la Unión Europea.
El presidente de la AESAN, Roberto Sabrido, recordó que en España, en el año 2004, «se produjeron 123.867 muertes debidas a enfermedades cardiovasculares, 56.359 en hombres y 67.508 en mujeres», lo que supone el 33,3% de la mortalidad total. El 5% de las defunciones por enfermedades cardiovasculares «fueron provocadas directamente por patología hipertensiva», afirmó Sabrido.
La OMS estima que aproximadamente el 62% de las enfermedades cerebro-vasculares y el 49% de la enfermedad isquémica cardiaca es atribuible a la presión arterial elevada (definida por cifras de presión arterial superiores a 140/90 mmHg). En España, la prevalencia de hipertensión arterial, en el año 2002, se estimó en torno a un 35%, aunque llegaba al 40% en edades medias y al 68% en mayores de 65 años, y afecta a unos 10 millones de personas.
Sabrido afirmó que «la reducción del consumo de sal es una de las formas más sencillas, eficaces y coste-efectivas de reducir la prevalencia actual de las enfermedades cardiovasculares y, por esta razón, se ha convertido en una prioridad para las autoridades de salud pública».
Sal oculta
El trabajo de la OCU reflejó que los grupos de alimentos que más sal aportan a la dieta de los españoles son los embutidos (26%), el pan (19% y los panes especiales, los lácteos y derivados (7%) y los platos preparados. Además, el Ministerio de Sanidad destacó que gracias a este estudio se sabe que aproximadamente el 70-75% de la sal consumida procede de alimentos procesados y consumidos fuera del hogar. Se conoce como «sal oculta» en los alimentos, ya que el comensal desconoce cuánta sal ingiere en estos casos, por lo menos en lo que se refiere a productos no procesados.
Por ello, los expertos de la AESAN comenzarán a trabajar ahora, junto a otros cinco países y con los empresarios, para consensuar medidas para reducir el contenido en sal de los alimentos procesados, como se hizo con el pan de panadería.